martes, febrero 27, 2018

Hemos de recordar la España a olvidar

Los santos inocentes

En su día no me entusiasmo precisamente "El camino" (ver reseña), sin embargo decidí darle otra oportunidad a Delibes con esta otra obra mítica suya, e inicialmente tengo que decir que tampoco me gusto, pero a partir de cierto momento en mi cabeza se hizo un "click" y comenzó a encantarme.

La historia es relativamente conocida, se trata de un relato del tremendismo, con esa España anclada en las costumbres más arcanas donde los señoritos podían hacer lo que querían ante unos campesinos analfabetos que poco podían hacer más allá de ser sumisos y ampararse en la esperanza de la religión. Pero Delibes no es Cela y añade a ese relato de despotismo, machismo y todos los demás "ismos" despreciables cierto toque de realismo mágico merced a un retrasado y su particular y lírica visión del mundo. No obstante, no es una novela bonita o alegre de leer, el poso de la lectura es claramente amargo; se trata de un retrato de unos tiempos duros terribles de vivir donde la esperanza era poco menos que una ilusión permitida por los poderosos. 
Es una obra corta de poco más de 150 páginas (con letra gorda), no obstante el estilo es algo extraño, sin guiones y con un tono narrativo demasiado hablado, en ocasiones el cambio entre personajes o narrador se me hacía demasiado confuso y he de admitir que es un recurso que no me ha gustado especialmente y que creo que dificulta su lectura.
Es un retrato de la España más arcaica, esa España profunda que al menos un servidor puede reconocer como perfectamente real gracias al haber nacido en un pueblecito de Murcia. Esa España a la que no hemos de volver y que hace que estas lecturas sean no recomendables si no sumamente formativas (este, o alguno de sus equivalentes,debería ser un libro de obligada lectura en colegios). 

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