Por vergonzoso que suene para alguien que se considera un otaku, apenas he leído nada de Tezuka. Hace algunos años leí "Adolf", y me encantó, pero no me había animado a leer nada más del autor quizás por su grafismo, la densidad de su obra o que sencillamente me daba pereza leer los tomos que había en la biblioteca de mi ciudad. Ha sido un grave error.
Comencé a leer esta "MW" con algunas reticencias, pero una vez que terminé el primero de sus casi treinta capítulos no pude parar hasta que, unas seiscientas páginas después, terminé la lectura.
Y habida cuenta de su temática, Tezuka no se corta a la hora de mostrarnos auténticas salvajadas... porque en las últimas páginas le vuelan la cabeza a un pobre cura viejecito, y lo vemos en un primer plano, directamente... pero verdaderamente, cuando has visto pilas de muertos, descuartizamientos, violaciones homosexuales entre niños y cosas así... ya nada te sorprende. Y dejando a un lado lo explicito de todo, y que con ello la obra ya impacta visualmente, Tezuka también mete alguna que otra fantasía visual, y la maquetación se marca alguna que otra filigrana que ayuda a mejorar el ritmo como la inclusión de miniviñetas con rostros entre los bocadillos de otra viñeta.
Sobra decir que estamos hablando de un manga de mediados de los 70, y que por tanto se sale bastante de los gustos comunes hoy en día... pero esta "MW" me atrapó desde la primera página y me la tuve que leer de un tirón. Es quizás el manga más salvajemente transgresor que he tenido el placer de leer, y no puedo hacer otra cosa que recomendarlo encarecidamente.
Alabaster
Supongo que no debería extrañarme que Alabaster me haya parecido una obra decepcionante, quizás iba con unas expectativas demasiado altas y no debería olvidar que se dibujó a principios de los 70 por un hombre que produjo una cantidad ingente de páginas de manga. Eran otros tiempos narrativamente, y el propio Tezuka era uno de esos hombres que cambiaba la forma de contar las historias, principalmente por experimentos como esta Alabaster.
Es una historia corta que no llega a 500 páginas, y en ellas el desarrollo de los personajes es quizás demasiado errático. La personalidad del villano protagonista queda perfectamente definida en unas pocas páginas iniciales por medio de un magistral flashback, pero después el resto de personajes que aparecen en la obra me parecen relativamente planos y sencillos, salvo una Ami que precisamente destacaría por lo contrario, protagonizando algunos cambios de personalidad demasiado excesivos.
La historia como tal es demasiado simple; Tezuka no nos da detalles de los planes del protagonista ni de sus ejecuciones, pues sería demasiado complejo y no es su interés en la historia. El mangaka está aquí interesado en el concepto de belleza y en la hipocresía que rodea a esta normalmente. La idea como tal de la historia me gusta, pero me parece que peca demasiado de maniquea, le falta la profundidad y las dobles lecturas que tienen algunas otras lecturas de este autor (no es que los buenos sean demasiado buenos, pues apenas hay buenos, es que los malos son demasiado malos y apenas vemos grises en ellos).
Lo más interesante de este manga estaría en lo visual. El estilo de Tezuka no deja de sorprenderme. Refuerza la narración con composiciones bastante potentes y se vale de encuadres muy simbólicos y cinematográficos que quedan reforzados por unos fondos muy detallados. Quizás sus diseños sean muy característicos y muy heredados de la escuela Disney, pero consigue que cada personaje parezca diferente e incluso aquellos que tienen un diseño muy cómico o exagerado se integran bien en las páginas. Y en este manga en concreto, enfocado hacia la belleza, explora el horror y la fealdad, y para ello el autor recurre a criaturas horribles y grotescas, imposibles, a las que les falta la piel o en las que vemos algunos de sus órganos al descubierto –o en ocasiones vemos la ausencia de estos-.
Visualmente esta exploración del horror y la belleza muestra imágenes increíbles y muy potentes, se nota que el interés de Tezuka en esta obra es meramente formal, estando la historia –muy flojita- completamente supeditada a la imagienería visual.
El libro de los insectos humanos
Esta historia corta de apenas 350 páginas nos traslada a la vida de Tomura Toshiko, una mujer que vive a base de absorver a todos aquellos que la rodean. La premisa es algo extraña de primeras, y verdaderamente llegado un punto Tezuka se va por las ramas con una subtrama de corrupción política que no importa demasiado, pero el manga me ha parecido una pequeña joya.
La estrella del manga es, por supuesto, la protagonista. Hay una especie de interés romántico y una especie de adversario, pero los varones son personajes muy menores en esta obra, donde la protagonista -y otra secundaria- acaparan todos los focos con una historia enfocada hacia el machismo de la sociedad japonesa y las terribles condiciones en las que han de subsistir sus mujeres. El terrible monstruo que tenemos por protagonista de esta historia, con una maldad ya sin posibilidad de redención, surge como respuesta a esta sociedad; Toshiko Tomura toma todo aquello que la rodea, lo aprende, y lo usa en su beneficio contra sus enemigos. Es un monstruo, pero es imposible no empatizar en parte con ella.
Y luego, para rematar la faena, está el dibujo de Tezuka. Se pueden decir muchas cosas de su estilo, pero recursos conocía para aburrir, y aquí vemos como las caras de deforman simulando todo tipo de efectos para representar los estados de los protagonistas, vemos un uso brutal del entintado en algunos momentos, el dibujo se vuelve realista en ocasiones (sobre todo cuando se usan objetos o escenarios para conseguir todo tipo de simbolismo), hay composiciones de viñetas muy agresivas para reflejar movimiento y dinamismo, e incluso hay fundidos con fondos para obtener resultados muy líricos. La cantidad de recursos gráficos que Tezuka usa en este libro para reforzar su narración es, sencillamente, increíble.
Como he dicho, la historia verdaderamente no es nada del otro mundo, y todo se sucede con la velocidad de los mangas antiguos (esta obra es del 70). El desarrollo de los acontecimientos es siempre muy rápido y ya depende de cada lector el valorar si prefiere estos ritmos tan altos o le gustan las historias que se recrean un poco más en sus personajes. Pero es una historia corta y no se le puede exigir una gran profundidad en ese sentido más allá de ese gran personaje que tiene como protagonista y el mostrar ese retrato tan cruel de la misógina sociedad japonesa, y eso lo hace de maravilla.
Oda a Kirihito
Anterior a la célebre "Black Jack", esta historia corta de dos tomos me ha parecido otra auténtica joya. Partiendo del punto de partida de una extraña enfermeda con tintes de porfiria, licantropismo y varias más que convierte a las personajes en casi perros, Tezuka elabora una crítica brutal sobre el racismo (a varios niveles pues, además de la obvia con respecto a los enfermos, vemos también racismo entre las distintas razas humanas) y luego carga contra el sistema médico japonés, así como contra el autoritarismo tan imperante en esta cultura.
Tenemos una historia adulta y oscura, y Tezuka se muestra más que de sobra a la altura, ofreciendo una galería de personajes memorables; no hay ni buenos ni malos (de hecho es muy difícil empatizar con algunos de los protagonistas por sus acciones), pero esa ausencia de maniqueísmo se agradece. Y si en los personajes tenemos muchos grises (con la única salvedad quizás de la prometida inicial -blanco absoluto- y el médico malo -obviamente malo-), la historia no les anda a la zaga y se desarrolla con un realismo cruel y aplastante, y el hecho de que la historia pase de Japón al sudeste asiático y a Oriente no ayuda; somos testigos de mil y un horrores.
La historia y el mensaje de este manga son muy recomendables, y además están enmarcados por un arte excepcional. Tezuka recrea con gran realismo escenarios y "perros", pero al margen de esto y de las habitual comedia visual heredada de la escuela americana, tenemos unas composiciones brutales y escenas completamente surreales y oníricas. La pluma esta al servicio de la historia y Tezuka hace gala de una cantidad de recursos visuales francamente impresionantes. Naturalmente visualmente no nos encontramos ante una obra tan espectacular como las de hoy en día, y los recursos visuales no están tan detallados, pero que estos no ocupen varias páginas no es problema, la imagen evocadora ya se instaura en la mente del lector y la siguiente viñeta ya usa para seguir avanzando en la historia y conferir a esta un ritmo increíblemente elevado.
Barbara
Con este relato corto de unas 400 páginas he de confesar que me he llevado una desilusión. Es extremadamente extraño y onírico (juega incluso con la idea de que todo sea un sueño), pero sencillamente a partir de la mitad adquiere un rumbo extraño y me parece que incoherente hasta cierto punto. La obra tiene como protagonista a un novelista que se encuentra a una joven harapienta en la calle y, sin saber muy bien porque, acaba llevándola a vivir con él a pesar de que esta chica lo único que hace es robarle para emborracharse.
El personaje de Barbara sorprende por lo descarnado del tratamiento de sus vicios, y el protagonista no está mucho mejor de la cabeza, con lo que uno pronto imagina que vamos a ver al Tezuka más duro (los primeros capítulos tratan temás muy poco comerciales, por decirlo de alguna forma). El problema es que llegado un punto Tezuka comienza a jugar con temas esotéricos, y creo que le queda una historia extraña que avanza demasiado a marchas forzadas, con unos personajes que avanzan de una forma demasiado impulsiva y en los que se producen algunos cambios de actitud de una viñeta a otra.
El estilo visual tampoco ayuda, hay algunas viñetas muy potentes que muestran al mejor Tezuka -sobre todo a nivel de dibujo realista-, pero estás son pocas, y en general el dibujo no es muy detallado ni las composiciones están trabajadas (con unos fondos a veces ausentes y unos encuadres practicamente inexistentes).
Creo que es una historia menor del mangaka. Un experimento para el tratamiento de algunos temas que, además, creo que corrigió sobre la marcha cambiando bastante el tono final de la obra con respecto al de los primeros capítulos.
La canción de Apolo
Este manga sería en verdad una colección de cinco relatos cortos en los que el autor explora diversas naturalezas del amor, representando este en escenarios trágicos que el protagonista ha de explorar para superar su odio hacia este sentimiento. Apenas supera las 500 páginas, con lo que puede considerarse una lectura rápida y es un nuevo ejemplo de la demencial capacidad de este hombre para escribir un relato detrás de otro.
Dejando a un lado su alto contenido sexual -metafórico y explícito, algo habitual en muchos relatos del autor-, es un manga algo extraño. Los relatos son muy distintos y muy potentes, presentando situaciones límite y muy interesantes, pero aquí la narración se resiente por la estructura ya que apenas hay personajes y el desarrollo de estos me parece algo atropellado. Tezuka expone sus historias, pero el desarrollo a partir de ellas del protagonista me parece algo forzado y gratuito, como si del "Cuento de Navidad" de Dickens se tratase.
Como he comentado, las historias individuales son muy potentes, algunas tienen además un marcado componente de fantasía y eso le da al autor para algunas muy buenas e interesantes composiciones visuales ya que cada una de ellas es completamente distinta y le da margen para un estilo visual distinto (pareciéndome especialmente sugerente en este sentido la historia futurista o la de los animales).
Es un manga curioso, pero no me parece el más recomendable del autor. El ritmo siempre elevado del autor creo que juega algo en su contra y se fuerzan demasiado algunos puntos de la historia real (aunque creo que esta no deja de ser un vehículo para las subhistorias).
Devorar la Tierra
Este es un manga extraño. Se escribió en el 68, y entiendo que Tezuka aún se encontraba muy anclado a su fase de mangas más infantiles o juveniles. El mayor problema que le veo a esta obra es su protagonista, un alegre borrachin forzudo que se lo toma todo a la ligera y que es muy bueno. Es un personaje caricaturesco, que se vale de una violencia muy caricaturesca y en torno al cual la trama se desdibuja para ser muy simple o ligera. El dibujo y la recreación de la acción por parte de Tezuka en este comic son muy infantiles en ocasiones.
Lo curioso de este manga es que, cuando nos salimos de todo lo que rodea al protagonista, es una joya. Los temas que trata van del feminismo al capitalismo más brutal, de la venganza al amor y del racismo al propio existencialismo. Tezuka trata temas universales, y lo hace muy bien cuando no hay comedia chorra de por medio, con una ambición brutal que lleva a sus personajes a querer cambiar el mundo y que denuncia las miserias de este en el que nos encontramos. Y dentro de esta parte del manga hay pequeñas historias, subcapítulos para ilustrar estos mensajes que poco o nada tienen que ver con el protagonista, y estos segmentos que en ocasiones apenas alcanzan las treinta páginas son lo mejor de la obra, auténticas "novelas ejemplares" que dan rienda suelta a toda la creatividad del maestro y que funcionan increiblemente bien expandiendo el pequeño mundo que el mangaka ha creado para esta obra y que a partir de secundarios anónimos le permiten exponer situaciones límites que el devenir de la historia no permitiría afrontar a los protagonistas. La historia del protagonista no es nada del otro mundo, pero estos pequeños pasajes son oro puro, de lo mejor que le he visto a Tezuka.
A nivel artístico no puedo ensalzar demasiado la obra. Los personajes son bastante simples, así como los encuadres, y como he comentado el enfoque de la acción y la violencia es bastante simple y primitivo. Si es bastante bueno el tratamiento del sexo, y Tezuka de vez en cuando se vale de algunas composiciones rompedoras, pero no es una obra que me parezca que destaque demasiado en este sentido.