Detective Conan
A grandes rasgos, todos los episodios de Conan son iguales. Conan -en compañía unos días de Ran y Kogoro, o de los niños de la Liga Infantil de Detectives- llega a un sitio, y casualidades de la vida alguién muere. Pronto veremos que hay 3 sospechosos (si hay más es porque aún falta alguien por morir) y Conan analizará cada detalle del escenario y cada frase para descubrir al culpable en un puzle muy entretenido de ver y de intentar resolver por uno mismo. La mayoría de las veces hay cianuro de por medio, y en los primeros cientos de episodios de la serie también era muy frecuente el hilo de pesca, y la mayoría de las veces la causa del asesinato será un asesinato previo de hace varios años o un suicidio inducido por la víctima para que al final haya algo de drama fácil con el culpable arrepintiéndose de su crimen... aunque a veces las víctimas eran auténticos despojos humanos, y también de vez en cuando vemos una variante muy agradecida en la que solo hay un sospechoso -que es obviamente el asesino- pero tiene una coartada perfecta que Conan ha de desmontar.
Eso es Conan, básicamente. Más de 1000 capítulos ya en manga a razón de un asesinato por cada 3 o 4, y una métrica parecida en el anime con unos 400 episodios de relleno que no se notan demasiado porque hay una trama principal con los Hombres de Negro, sí, pero avanza a una velocidad lentísima porque cuando Conan está investigándolos siempre se muere alguien a su alrededor y hay que pausarlo todo.
Aoyama lleva más de un cuarto de siglo haciendo una serie que comenzó sin smartphones, sin móviles, sin internet incluso, y con recursos narrativos tan noventeros como el dardo con el que duerme a Kogoro para que la gente crea que él resuelve los casos, o ese cinturón que escupe balones que golpea con una precisión absurda y una fuerza inhumana gracias a unas zapatillas cuasi mágicas. Todo lo relacionado con los inventos de Agasa es ridículo, completamente inverosimil, y hay una extraña dicotomía narrativa entre unos crímenes muy serios y horribles y una serie de niños resolviéndolos con gadgets dignos de la animación infantil más clásica. Es extraño, pero funciona bien.
Funciona bien porque los casos son interesantes. No todos, claro. Algunos son normalitos, y algunos directamente son imposibles de entender para un occidental al incluir juegos de palabras y códigos en alguno de los diversos modos de escritura japonesa. Pero, en general, sus casos funcionan.
Y luego sencillamente sus personajes son absurdamente carismáticos, y la narración de Aoyama es tan desquiciante en el sentido de que alterna tanto a sus secundarios que puedes conocer a algunos desde hace más de 20 años y descubrir que nunca han interactuado entre ellos, y en el siguiente caso siempre habrá una mezcla rara en la que veamos que un caso normal con Heiji de repente cambia porque aparecen tanto la madre de Ran como la del propio Heiji, y ya tienes algo que hace especial a ese caso.
El carisma de sus personajes hace que todos te caigan bien -yo solo tengo problemas con Kaito Kid-, porque Heiji es un rival pero ante todo un amigo y en todo momento la serie deja claro que es igual de listo que Shinichi, porque los niños pueden parecer cargantes al principio pero evolucionan a unos personajes mucho más listos de lo que a Conan le gustaría hacia el final, porque Sera no tiene malicia pero siempre ves que está intentando jugar varias partidas al mismo tiempo, porque Sonoko sería insoportable en la vida real pero en la ficción quieres que se junte con Yumi-chan y puteen a todo el mundo, porque la trama de los Hombres de Negro era un poco sosa al principio pero Vermouth llega al rescate con el carisma brutal de una villana que tiene su propia agenda, porque los policías no resuelven un caso pero tampoco son idiotas y en todo momento la serie los dignifica, porque Ran o Kogoro podrían ser cargantes pero caen bien y en concreto la serie te rompe el corazón con lo que esta pasando Ran de vez en cuando... y ya de la decantación de carisma puro comprimido en un metro de retaca cabezona que es Haibara mejor no hablar. El aprecio de la serie por sus personajes es brutal hasta el punto de que llegado un momento comienzan a aparecer parejitas por todas partes, y no tiene mucho sentido, pero da igual, porque Shiratori es mucho mejor como pareja de la señorita Kobayashi que como obstáculo en la pareja Sato-Takagi.
Hay 20.000 cosas sin sentido en la serie. Literalmente ya no caben en un año todos los muertos que Conan ha ido encontrado a su paso (y la mayoría de ellos además gastan sus últimos alientos en dejar mensajes absurdamente enrevesados), y el calendario en si de la serie no tiene sentido tampoco (creo que Aoyama cuida de no repetir fechas muy marcadas como Halloween o San Valentin, pero ha habido varios inviernos y veranos en la serie con distintos personajes). Hay secundarios que han caído un poco en desuso como la señorita Jodie, o que directamente han desaparecido como Araide o Hondou. La trama principal si te pones a pensarlo no se sostiene, y los Hombres de Negro son malísimos pero la mitad de ellos son infiltrados y la otra mitad no han confirmado una muerte. Y luego las vueltas que la serie sobre algunos reescribiendo algunos personajes es épica porque la madre de Elena y Mary no sabía lo que iban a dar de si las familias de sus hijas.
Defectos la serie tiene muchos, pero es absolutamente recomendable ponerse con ella incluso hoy con la carga episodios o capítulos que ello supone, porque incluso el anime es bueno, con una animación más que solvente y una banda sonora destacable (además de pasar esa cosa extraña de que el autor "canoniza" relleno del anime con son por ejemplo muchos de los oficiales de policía).
No contemplaba ver esta serie por su absurda extensión, pero poco a poco me fue entrando el gusanillo y casi comencé a verla por mera curiosidad cuando la pusieron en Amazon -con doblaje en castellano incluso-, y un año después puedo afirmar sin miedo a equivocarme que fue una decisión tan loca pero afortunada como la de ponerme a ver en su día Star Trek o Doctor Who, quizás incluso mejor habida cuenta de la irregularidad de estas dos franquicias.
Absolutamente recomendable.