Torbellino de surrealismo

One Piece 496

Esta reseña abarcará no sólo el capítulo de esta semana, si no también los dos de las semanas anteriores. La saga de Duval ha finalizado y todas las hipótesis que una vez formulemos han resultado no valer para nada, aquel hombre no era cosa que un idiota con la cara de Sanji del cartel. Una mini-saga cuasi de relleno que nos ha servido para presentarnos a Camie y su estrella, para reincorporar a Hatchin y para presentarnos un poco las características de la raza de las sirenas y los tritones. Sin embargo, esta minisaga de transición que tanto agradeceran los animadores de la Toei es una definición clara del torbellino que es One Piece. Moria parece muy lejano, y más aún Ennies Lobby, este pequeño inciso ayuda a separar tiempos y prepara la historia para narrar ahora una saga que presuponemos será más larga y ambiciosa. Duval, como Franky al principio o villanos menores como Foxxy o Bellamy ha sido una saga para descargar un poco la épica de la serie. Y lo ha sido como pocas. Los personajes se sumergieron de lleno en una batalla campal completamente surrealista con peces voladores, vimos luchar a Brook, vimos al Sunny mostrar algunos de los recursos que todavía escondía e incluso vimos una pequeña escena en la que Luffy comenzaba a hacer gala del "espíritu" que tanto vemos en Shanks y en otros grandes piratas. Batalla simple que sirve para mostrar que ya, definitivamente, los piratas menores estan muy lejos del nivel de la banda pero que, con un arpón envenenado, cualquiera puede plantar cara a todo un emperador y tener una -aunque sea mínima- posibilidad de derrotarle. Pero fue sobre todo una saga cómica con un enemigo más idiota que la misma tripulación misma, con unos motivos y unos razonamientos absolutamente ilógicos y con un desenlace sencillamente delirante (a la par que inevitable). Este desmadre relajante, esta oda al absurdo, es una de las cosas que hace grande a esta serie. Cuando la historia se encuentra en un momento tan álgido y el autor es capaz de salirse de la historia principal para narrar semejante chorrada y el lector la ve completamente natural y lógica y disfruta con ella, significa que la serie goza de una salud espléndida.
Pero la historia avanza y, dejando ya atrás la surreal tragedia de Duval, afrontamos un nuevo mundo. Todavía no es la isla submarina, estamos a las puertas de ella y antes se debe convertir el barco en algo parecido a una burbuja gigante. Oda nos deparará una sorpresa cuando llegemos a ella, pero su imaginación no para y el puerto a esa isla no podía ser un puerto normal. Un archipielago de arboles gigantes cuya resina se convierte en burbujas. Esta entrada enlaza con la del episodio 443 de la serie, como entonces, Oda es capaz de definir todo un mundo con un simple dibujo. Oda siempre ha vendido muy caras sus páginas dobles -incluso las simples-, pero siempre se reserva una para presentar sus mundos, para mostrar al lector un mundo de fantasía impesable para él hasta ese momento. La fantasía, el romanticismo y la aventura son el corazón de esta serie; y no hay momento más mágico para una banda de intrépidos piratas que el descubrir una nueva isla, el ver un nuevo horizonte hasta entonces desconocido para ellos e imaginar las aventuras que les esperan allí.
No obstante, entre tanto surrealismo, humor y magia, se entrevee algo de tragedia. Ya se nos ha dicho en muchas ocasiones que los tritones son muy fuertes pero que viven casi como esclavos, en estos últimos capítulos hemos visto incluso que se trafica con ellos. El estar justo debajo del gobierno mundial y la mención de Hatchin a unos nobles con derechos casi divinos no hace si no reafirmar esta teoría. Luffy y cia, eso es evidentente, no se van a quedar cruzados mientras ven como un anciano tritón es pisoteado por un miembro corrupto del gobierno mundial. Como siempre, la llegada de la banda será la caída de un guijarro que provocará la avalancha. A pesar de que Oda siempre me sorprende -para bien- aún guardo la esperanza de que la rebelión de Dragon llegue a la isla por acción de Luffy. Y los cuarteles generales de la Marina -con quizás Ace- están justo encima. Aún queda mucho para entrar en el Nuevo Mundo.