Estos últimos años he tenido la suerte de superar los miedos que me inspiraba el gran volumen de libros que componen la saga fundacional y adentrarme en el mundo de Isaac Asimov, y me he encontrado con un autor que ha superado en cada libro mis expectativas. Tolkien, Martin, Orwell, García Márquez... del 1900 al 2000 se escribieron grandes libros, pero lo grande de Asimov es que de todos ellos, él escribio dos centenares. Tolkien tiene su magna Tierra Media, Orwell la literatura sociopolítica más inteligente que he leído, Martin tiene el folletín más espectacular jamás creado... Asimov tiene demasiadas grandes historias como para enumerarlas.
Los "viudos negros" es una colección de relatos cortos donde media docena de caballeros ingleses (son americanos, pero su corazón es el de unos "gentlemen" que se reunen en un salón de té y van a jugar al criquet) que, con la inestimable colaboración de su caballero (un mayordomo en el sentido más tradicional de la palabra) se dedican a resolver pequeños misterios que unos invitados a su selecto club les plantean de una forma u otra. No son grandes casos de asesinatos o robos -normalmente-, pero eso resulta indiferente, la literatura plantea siempre un juego de complicidad entre el escritor y el lector, y ese juego es más intenso y puro en las novelas policiacas o de detectives. Y los "Viudos negros" nos muestran al Asimov de Baley y Daneel, al Baley que convierte la ciencia ficción en una historia de Hércules Poirot. Nos encontramos ante una colección de relatos que no son otra cosa que la hábil sucesión de una serie de pistas entre la formulación de un problema y su solución, y aquí Asimov juega con nosotros y se rie a nuestra costa cuando hemos llegado a los últimos párrafos y anuncia una solución que el lector aún no ha descubierto.
Son cuentos más o menos ingeniosos, pero todos ellos son una pequeña gozada como lectura. Asimov recurre a un ambiente terriblemente elitista y "kitch", pero no es otra cosa que una recreación del ambiente de las novelas de Agatha Christhie o Arthur Conan Doyle. Un grupo de siete detectives con cuya educación, pequeñas puyas y desmesurada erudición disfrutamos como niños.
Los "viudos negros" es una colección de relatos cortos donde media docena de caballeros ingleses (son americanos, pero su corazón es el de unos "gentlemen" que se reunen en un salón de té y van a jugar al criquet) que, con la inestimable colaboración de su caballero (un mayordomo en el sentido más tradicional de la palabra) se dedican a resolver pequeños misterios que unos invitados a su selecto club les plantean de una forma u otra. No son grandes casos de asesinatos o robos -normalmente-, pero eso resulta indiferente, la literatura plantea siempre un juego de complicidad entre el escritor y el lector, y ese juego es más intenso y puro en las novelas policiacas o de detectives. Y los "Viudos negros" nos muestran al Asimov de Baley y Daneel, al Baley que convierte la ciencia ficción en una historia de Hércules Poirot. Nos encontramos ante una colección de relatos que no son otra cosa que la hábil sucesión de una serie de pistas entre la formulación de un problema y su solución, y aquí Asimov juega con nosotros y se rie a nuestra costa cuando hemos llegado a los últimos párrafos y anuncia una solución que el lector aún no ha descubierto.
Son cuentos más o menos ingeniosos, pero todos ellos son una pequeña gozada como lectura. Asimov recurre a un ambiente terriblemente elitista y "kitch", pero no es otra cosa que una recreación del ambiente de las novelas de Agatha Christhie o Arthur Conan Doyle. Un grupo de siete detectives con cuya educación, pequeñas puyas y desmesurada erudición disfrutamos como niños.
Disfruté un montón con Asimov, y guardo grandes recuerdos de sus novelas. Al fin y al cabo, con él descubrí la ciencia ficción. Pero no comparto el título del artículo. Hace poco hice una relectura de la saga de la Fundación, y, bueno, me encantó volver a Trantor, o a Términus, o ver al Imperio derrotado por la mano muerta, pero al final me dejó una sensación extraña... y es que me había gustado, sí, pero por nostalgia. La sensación de que si hubiera sido la primera lectura, no hubiera cogido siquiera Fundación e Imperio. Asimov sabe contar grandes historias, e incluso, hacer grande una historia pequeña, pero escribiendo es bastante limitado. No sé, no veía con los mismos ojos a sus personajes, los que antes me habían fascinado, los veía planos, como de cartón :( En ese sentido, no hay color en la comparación con Martin, por ejemplo. Aunque Martin debería aprender, y mucho, sobre el perdido arte de no tener que escribir cuatrocientas páginas para contar algo que se puede contar en cinco.
ResponderEliminarEntiendo lo que me quieres decir, pero no iban por ahí los tiros. Asimov, como escritor, es limitado, eso es indudable. Pero en su caso es casi más una virtud que un defecto, el sabe que no es un gran escritor... asi que en lugar de esto es un narrador.
ResponderEliminarTiene un estilo sencillo y claro, sin demasiadas complicaciones y con unas claras reminiscencias a la literatura más "simple" de la primera mitad de siglo. No se complica la vida y se vale de bastante trampas (además de que, si exceptuamos a Susan Calvin, el papel de las mujeres en su obra es más que discutible), pero eso no le frenaba.
Escribia y escribia relatos con una frecuencia digna del mejor Quevedo. Un relato tras otro, todos con una calidad notable y algunos sencillamente sobresalientes (las del segundo acto de "Los propios Dioses" me parecen quizás las páginas más inspiradas que he leído en ciencia-ficcion-fantasía).
Es evidente que Asimov no ha creado los mundos de Tolkien o Martin, o que no tiene la calidad de GArcía Marquez... pero el volumen de obras que tiene en comparación con estos es escalofriante.
El verdadero amor de Asimov! El lo que quería escribir eran novelas de estas, pero acabó teniendo éxito en otra área!
ResponderEliminarBaley y Daneel eran novelas de misterio, con crímenes de novelas de misterio.
ResponderEliminarSe hace raro leerlas teniendo en cuenta lo que son los canones de la ciencia-ficción y que la propia tecnología ha avanzado en la dirección de la información más que en ninguna otra. Pero son novelas entretenidas.
Y aquí, verdaderamente, se ve a Asimov disfrutando, con debates sobre química, sobre religión, sobre poesía, sobre "Alicia"...
No me parece el mejor libro de Asimov, pero estoy seguro que los viudos negros son una de sus creaciones favoritas.
Comentais que el estilo de Asimov es sencillo y al no haber leído de él demasiado (Asesinato en la convención) no lo puedo creer.....
ResponderEliminarAl ver esa montaña de libros que este hombre ha creado con titulos de ciencia ficcion cada vez mas sofisticados, me daba la impresión que seria un escritor tremendamente profundo y complicado que exigiría mucho de mi como lector....
Tal vez por eso, retrazaba inevitablemente la lectura de sus libros, pero ahora por vuestros comentarios tratare de armarme de valor y leerle.
Asimov... no escribia verdadera ciencia-ficción (y cuando trata de profundizar en aspecto técnicos tampoco se siente muy cómico), escribia relatos de suspense en escenarios futuristas.
ResponderEliminarLa suya es una prosa muy sencilla y directa. Sabía que no era un gran escritos, así que no se complicaba demasiado la cabeza con el continente y se centraba en el contenido.