K-on ha supuesto, sin duda, una de las mayores decepciones de la temporada, pero ha sido el suyo un caso muy extraño. Kyoto animatión no se encuentra en sus mejores momentos y lejos parecen los tiempos en los que nos regaló esas dos obras maestras llamadas "Full Metal Panic: second raid" y "Suzumiya Haruhi no yuutsu". La compañía se había anclado en las, digamos eficaces, adaptaciones de Visual Key que han sido "Kanon" y "Clannad", y había abordado el género de los 4-koma con ese quiero y no puedo que resultó ser "Lucky Star". No había grandes espectativas sobre este anime, por eso mismo ha sido tan decepcionante. Decepcionante porque en sus primeros episodios es modélico, agradable, divertido y con un funcionamiento tan preciso como el de un reloj suizo. La serie es en esos primeros momentos un perfecto "slice of life" que perfecciona el estilo visual de "Manabi Straight!" y le impregna una locura y cotidianidad digna de "Azumanga Daioh", todo ello aderezado con unos toques musicales elegantes con reminiscencias a la mismísima "Beck" y, en sus momentos más alocados, a la gran "Detroit Metal City".
El problema es que la serie reune demasiados elementos y sólo los maneja bien durante los primeros cinco episodios. En esos episodios la serie narra la amistad de cuatro jóvenes unidas por la música, y las vamos conociendo a todas ellas mientras la importancia de la música es cuasi tangencial. Y aquí la serie funciona a la perfección. Quiera llamarse "moe" o "kawai", o como sea, es bonito ver a estas jovenes hacerse amigas y gastarse bromas mientras se conocen. Aquí la serie es un "slice of life" puro y duro. Una serie divertida que tiene su punto álgido en el quinto episodio con la irrupción de la profesora. Desde ese momento la serie va cuesta abajo. Va cuesta abajo porque cualquiera que haya visto Haruhi recuerda el "God knews" y la impecable animación de esa escena, y aquí, en un anime completamente focalizado en la música, no tenemos nada parecido en ningún momento. Y el problema es que cuando la serie comienza a enfocarse algo más hacia la música tampoco lo hace de una forma apropiada, pues el tratamiento que hace de ella es todavía más ligero que el de los primeros episodios y uno se pregunta para que demonios sirve verdaderamente el club y para que quieren tocar en él. No le pedía a la serie la seriedad de una "Beck", pero es que la trama durante la segunda mitad de la serie se limita a sacar escenas de tipo "moe" y después a repetirlas hasta la saciedad.
Una pena, pues este anime muestra en sus primeros episodios un potencial gigantesco que después se diluyendo sin que sepamos muy bien el porque.
El problema es que la serie reune demasiados elementos y sólo los maneja bien durante los primeros cinco episodios. En esos episodios la serie narra la amistad de cuatro jóvenes unidas por la música, y las vamos conociendo a todas ellas mientras la importancia de la música es cuasi tangencial. Y aquí la serie funciona a la perfección. Quiera llamarse "moe" o "kawai", o como sea, es bonito ver a estas jovenes hacerse amigas y gastarse bromas mientras se conocen. Aquí la serie es un "slice of life" puro y duro. Una serie divertida que tiene su punto álgido en el quinto episodio con la irrupción de la profesora. Desde ese momento la serie va cuesta abajo. Va cuesta abajo porque cualquiera que haya visto Haruhi recuerda el "God knews" y la impecable animación de esa escena, y aquí, en un anime completamente focalizado en la música, no tenemos nada parecido en ningún momento. Y el problema es que cuando la serie comienza a enfocarse algo más hacia la música tampoco lo hace de una forma apropiada, pues el tratamiento que hace de ella es todavía más ligero que el de los primeros episodios y uno se pregunta para que demonios sirve verdaderamente el club y para que quieren tocar en él. No le pedía a la serie la seriedad de una "Beck", pero es que la trama durante la segunda mitad de la serie se limita a sacar escenas de tipo "moe" y después a repetirlas hasta la saciedad.
Una pena, pues este anime muestra en sus primeros episodios un potencial gigantesco que después se diluyendo sin que sepamos muy bien el porque.
Pues esta va a ser otra de esas contadas ocasiones en las que no estoy de acuerdo contigo...
ResponderEliminarYa sabes que a mi sí me gustó Lucky Star. Bastante. Y con K-On! me pasa igual, de hecho la encuentro la mejor serie de la temporada pasada y con diferencia.
No creo que su objetivo sea ser una serie centrada en la música, sino centrarse en el slice-of-life con la música como fondo para que sirva como un pequeño motor, y creo que lo hace bastante bien.
No quería que se centrara en la música ni que fuera un cruce entre Beck y Azumanga, es sólo que, para mi gusto, avanzan muy poco en ella. Ni siquiera practican, se limitan a "pasar el rato".
ResponderEliminarMe habría gustado ver un poco más de afán de superación en ellas y un poco más de música.
Además, y esto es lo más importante, me parece que repiten demasiado la fórmula del kawaismo, que si Azu-nya, que si Mio asustada, que si Yui y Ui, que si los cosplays de la profesora... para mi gusto al final se centraban demasiado en la nada y les faltaba un poco de rumbo.
Se que es dificil en una serie de estas características y que no iban a convertirla en un drama... pero no sé, para mi gusto la serie se repetía mucho en su segunda mitad.