La más mítica serie

MOMENTO MÍTICO 9 - Me llamo Timmy O´toole...

Este momento mítico me lleva de vuelta a Una tarde cualquiera a principios de los 90. Por aquel entonces Dapena 3 no había llevado el concepto de sobrexplotación televisiva hasta límites insospechados y "los Simpsons" eran aquello que nacieron siendo: una serie de culto. "LA 2" comenzó a emitirlos un día de la semana -no recuerdo cual- a las 11 de la noche. No vi entonces ninguno, pero fue una serie que me llamó la atención. Para el niño que yo era entonces, aquella parecía una serie de dibujos para adultos... un concepto que no terminaba de comprender. Y entonces cambiaron su horario de emisión, y pasaron a darlos por las tardes. Y así, una tarde como cualquier otra vi como un niño con peinado de cepillo que ya comenzaba a ser mundialmente famoso arrojaba un radio-transmisor al fondo de un pozo y comenzaba a fingir una historia. Aquel fue el primer episodio de los Simpsons que vi, y creo que ejemplifica a la perfección la genialidad de esta serie en sus años dorados.
Es un episodio que se divide en tres partes, perfectamente diferenciadas pero también perfectamente cohesionadas. En una primera parte vemos que llega el cumpleaños de Bart y asistimos tanto a la fiesta como a la entrega de cumpleaños, aquí la serie parodia todas esos absurdos "acontecimientos" en los que se transforman los cumpleaños en muchas otras series y películas. Después llegamos a la parte de los regalos, por una parte la maquina etiquetadora con la que Bart graba su nombre en multitud de lugares que van desde su perro hasta la cerveza de Homer, y por otra la radio, cuando Bart la usa para hacer el ganso y vemos como sus bromas van cobrando fuerza y fuerza hasta derivar en Timmy O´toole. Aquí ya los Simpsons muestran todo su potencial y vemos secuencias tan logradas como los diversos planes para sacar al niño o la feria en la que se convierte el pozo (genial todo el espectaculo que se monta en torno a una tragedia y como el capitalismo lo convierte en una máquina de hacer dinero, y genial la conversación en la que Lisa le pregunta a Homer porque Timmy, por caerse a un pozo, es un héroe). Luego ya pasamos a la tercera, donde el cuento del lobo se hace realidad y es Bart el que cae a un pozo. Y aquí ya la serie se desboca en un arrebato de surrealismo desde ese grandísimo "Ahi te pudras, niño" del alcalde. La serie se rebela aquí contra la hipocresia de la sociedad y el como los esfuerzos que estamos dispuestos a realizar cambian dependiendo de quien vaya a realizarlos. Un prodigio de episodio que acaba con esa magnífica escena donde Willy coloca un cartel de "Danger" frente al pozo y todos quedan contentos porque con eso ya han evitado el problema.
Eran muy grandes los Simpsons en esta época, un universo entero que parodiaba y ridiculizaba la falsa moral americana. Eran entonces una serie viva y no un cadaver al que no dejan morir porque hace mucho dinero. Era una serie donde todo se basaba en un guión con una mala leche increible pero escrito con una inteligencia aún mayor. La serie ha cambiado mucho con los años, y entiendo que por ejemplo Troy McClare y sus hilarantes presentaciones hayan tenido que desaparecer (creo que murio el actor de doblaje), pero no hay motivos para que Lionel Hutz haya desaparecido, para que Mod Flandders muriera, o para todo lo que le hicieron a algunos personajes secundarios para a partir de ellos explotar algún hilo argumental que pudiera estar de moda. Lo grande de estas primeras temporadas de los Simpsons era precisamente su atemporalidad. Sus guiones rebosaban ingenio y agudeza, y no se plegaban a la moda del momento para conseguir un poco más de miserable audiencia. La serie tiene más de 300 capítulos, pero esto no es una excusa para la baja calidad de ella; sencillamente la serie debía de haber muerto hace mucho. Mejor ofrecer un pequeño e ingenioso cameo a Sting en un capítulo como el que he reseñado que hacer que Homer se vaya a un campamento de rock para mostrar a los rolling o que se construya una pista de tenis para dar un cameo a cuento de nada a Agassi y las hermanas Williams. Antes Homer era un tontorron simpático, un hombre normal que tenía algo de mala suerte y no muchas luces pero que trataba de sacar adelante su familia con sinceridad, ahora es sencillamente un idiota que se dedica a hacer lo más extravagante que se le ocurra. Antes la serie se basaba en el día a día y presentaba ocasionalmente extravagancias superlativas, ahora es una sucesión de gags inconexos que en el mejor de los casos serán algo coherentes entre ellos. Antes esta era una serie que para ser disfrutada necesitaba una cultura general de historia, sociologia y artes increibles, ahora es una serie que se dedica a contar chistes malos y a explicarlos para aquel lector que no haya podido entenderlos por ser demasiados "complejos". Antes era una serie que no se atrevia a decir "culo" (episodio de Homer acosando a una canguro), ahora es una serie que no para de usar palabras como esta para ocultar que no tiene nada más que decir. Antes era una serie para adultos muy adultos, ahora es una serie para adolescentes. Triste, muy triste.
En fin, no pensemos en lo que son ahora, pues la serie no hace otra cosa que automutilarse una vez tras otra. Pensemos en lo que fue esta serie en sus orígenes, en lo que fueron sus primeros ¿10? años. Porque aquellos episodios son una muestra de lo mejor que unos guionistas con mucho talento y muy pocas cadenas pueden hacer.

El siguiente momento mítico me llevará a las más altas cumbres de los Alpes, donde el cielo es más azul y el aire más puro, donde las cabras pastan y donde los niños son libres para jugar.