Corría el año 1996, el mundo de los videojuegos avanzaba como era costumbre en él, haciendo más grande y más bonito lo que ya conocía. Y entonces apareció un joystick analógico en el centro de un extraño mando con forma de tridente. Y al encender la consola vimos a un Mario cuyo rostro podiamos deformar. Y emprendimos el enésimo rescate de la princesa del reino de los champiñones... y los videojuegos cambiaron.
Mundo 1: El primer mundo. Aquella campiña que parecía inmensa y el ascenso hasta la cima de la montaña para batirte en duelo con la bomba gigante.
Mundo 2: En esta fortaleza -genialmente remakeada en Galaxy 2-, en la que aparecía el peligro de caer al vacio. Fallar los saltos era equivalente a morir.
Mundo 3: Primera inmersión submarina en compañía de una ángila gigantesca.
Mundo 4: Aquellos descensos por toboganes en compañía de pingüinos.
Mundo 5: Los saltos daban paso a una jugabilidad más enfocada a la exploración y los puzles.
Mundo 6: Un extraño mundo, oscuro y agobiante que parecía desentonar con los tonos alegres del juego, pero aquel laberinto era inconfundiblemente una puesta al día de los castillos y alcantarillas que tan clásicos en la saga.
Mundo 7: Lava y volcanes. Ese rodillo, ese puzle de Bowser... y esa lava que lo rodeaba todo con aviesas intenciones para con el trasero de Mario.
Mundo 8: Pirámides y desierto, otro de los grandes clásicos de la serie. Ese interior de pirámide majestuoso era quizás uno de los momentos más potentes visualmente del juego. Y luego además estaba ese buitre que te quitaba la gorra XD.
Mundo 9: El submarino. ¿La única pantalla decepcionante del juego?
Mundo 10: Otro mundo de hielo, quizás no tan impactante y alegre como el primero... aunque la escalada al muñeco gigante era muy divertida y suponía un contrapunto al descenso del mundo 4.
Mundo 11: ¿Que sería de un Mario sin setas?
Mundo 12: ¿Un anticipo del templo del agua del Ocarina?
Mundo 13: Gigante y pequeño al mismo tiempo. Y una infernal carrera contra una tortuga.
Mundo 14: Llegar hasta la cima del reloj.
Mundo 15: Conseguir las 100 monedas.
No me quedaré con ninguno de estos quince mundos, ni con los minimundos, ni con las batallas contra Bowser y las grandiosas fases puramente de saltos que las preceden. Me centrare en un escenario relativamente poco importante del juego (buscando imágenes he descubierto que hay toda una leyenda urbana en torno a la inscripción del monumento): la estatua de piedra.
Corrian los primeros meses del año 1998. Mi n64 llevaba ya muchas horas encima gracias a Mario Kart 64 y a aquel magistral Fifa 98 en cuya portada aparecía Raúl. Sin embargo no sería hasta que metiera el tercer juego que compre para la consola que descubriría para que había sido diseñada aquella consola.
Comencé la aventura. Me movía por torpeza por aquel prado, llevando de un lado a otro el stick con brusquedad y maréandome con la cámara. Experimentaba los mil y un movimientos que Mario era capaz de hacer con sólo tres botones. Me estrellaba contra los árboles, me caía al agual... en una palabra: jugaba. Y entré en el castillo. Y supongo que jugaría las primeras estrellas de una forma bastante patética (no me acuerdo ahora mismo si el juego permitia acceder desde el principio al patio trasero), y al final acabé llegando al patio en cuyo corazón había una estatua de piedra. Y durante 5 o 10 minutos, puede que más, me dedique a lanzarme contra la estatua y a golpearla de todas las formas posibles esperando conseguir la estrella. Miré la estatua, miré el patio. Exploré todos los movimientos de Mario -a buen seguro con torpeza-. Hice mil y una cosas antes de rendirme y volver al interior del castillo. Naturalmente en aquellos momentos fue una retirada estratégica, por supuesto pensaba volver a por esa estrella misteriosa cuando supiera jugar mejor.
Naturalmente aquella estrella no se podía conseguir, pero todavía recuerdo con una sonrisa en la boca aquellos momentos que pase intentándolo. Fue un videojuego repleto de grandes momentos, de grandes ideas que cambiaron para siempre el mundillo... pero para mi toda la grandeza del juego se concentra en la diversión en su forma más pura que me proporcionó durante momentos como aquel.
El próximo momento mítico mostrara lo triste, hermosa, meláncolica e importante que pueden ser la mañana de una partida.
Mundo 1: El primer mundo. Aquella campiña que parecía inmensa y el ascenso hasta la cima de la montaña para batirte en duelo con la bomba gigante.
Mundo 2: En esta fortaleza -genialmente remakeada en Galaxy 2-, en la que aparecía el peligro de caer al vacio. Fallar los saltos era equivalente a morir.
Mundo 3: Primera inmersión submarina en compañía de una ángila gigantesca.
Mundo 4: Aquellos descensos por toboganes en compañía de pingüinos.
Mundo 5: Los saltos daban paso a una jugabilidad más enfocada a la exploración y los puzles.
Mundo 6: Un extraño mundo, oscuro y agobiante que parecía desentonar con los tonos alegres del juego, pero aquel laberinto era inconfundiblemente una puesta al día de los castillos y alcantarillas que tan clásicos en la saga.
Mundo 7: Lava y volcanes. Ese rodillo, ese puzle de Bowser... y esa lava que lo rodeaba todo con aviesas intenciones para con el trasero de Mario.
Mundo 8: Pirámides y desierto, otro de los grandes clásicos de la serie. Ese interior de pirámide majestuoso era quizás uno de los momentos más potentes visualmente del juego. Y luego además estaba ese buitre que te quitaba la gorra XD.
Mundo 9: El submarino. ¿La única pantalla decepcionante del juego?
Mundo 10: Otro mundo de hielo, quizás no tan impactante y alegre como el primero... aunque la escalada al muñeco gigante era muy divertida y suponía un contrapunto al descenso del mundo 4.
Mundo 11: ¿Que sería de un Mario sin setas?
Mundo 12: ¿Un anticipo del templo del agua del Ocarina?
Mundo 13: Gigante y pequeño al mismo tiempo. Y una infernal carrera contra una tortuga.
Mundo 14: Llegar hasta la cima del reloj.
Mundo 15: Conseguir las 100 monedas.
No me quedaré con ninguno de estos quince mundos, ni con los minimundos, ni con las batallas contra Bowser y las grandiosas fases puramente de saltos que las preceden. Me centrare en un escenario relativamente poco importante del juego (buscando imágenes he descubierto que hay toda una leyenda urbana en torno a la inscripción del monumento): la estatua de piedra.
Corrian los primeros meses del año 1998. Mi n64 llevaba ya muchas horas encima gracias a Mario Kart 64 y a aquel magistral Fifa 98 en cuya portada aparecía Raúl. Sin embargo no sería hasta que metiera el tercer juego que compre para la consola que descubriría para que había sido diseñada aquella consola.
Comencé la aventura. Me movía por torpeza por aquel prado, llevando de un lado a otro el stick con brusquedad y maréandome con la cámara. Experimentaba los mil y un movimientos que Mario era capaz de hacer con sólo tres botones. Me estrellaba contra los árboles, me caía al agual... en una palabra: jugaba. Y entré en el castillo. Y supongo que jugaría las primeras estrellas de una forma bastante patética (no me acuerdo ahora mismo si el juego permitia acceder desde el principio al patio trasero), y al final acabé llegando al patio en cuyo corazón había una estatua de piedra. Y durante 5 o 10 minutos, puede que más, me dedique a lanzarme contra la estatua y a golpearla de todas las formas posibles esperando conseguir la estrella. Miré la estatua, miré el patio. Exploré todos los movimientos de Mario -a buen seguro con torpeza-. Hice mil y una cosas antes de rendirme y volver al interior del castillo. Naturalmente en aquellos momentos fue una retirada estratégica, por supuesto pensaba volver a por esa estrella misteriosa cuando supiera jugar mejor.
Naturalmente aquella estrella no se podía conseguir, pero todavía recuerdo con una sonrisa en la boca aquellos momentos que pase intentándolo. Fue un videojuego repleto de grandes momentos, de grandes ideas que cambiaron para siempre el mundillo... pero para mi toda la grandeza del juego se concentra en la diversión en su forma más pura que me proporcionó durante momentos como aquel.
El próximo momento mítico mostrara lo triste, hermosa, meláncolica e importante que pueden ser la mañana de una partida.
Grande, inmenso, inolvidable, uno de los juegos de mi niñez, y uno de los grandes. Chapeau.
ResponderEliminarPD: Agregado a mi blogroll^^
ResponderEliminarJ*der qué gran juego...!
ResponderEliminarUno de los juegos que marcó mi infancia. Éso sí que eran 3D y no las de algunos juegos de ahora: sentías la sensación de libertad; anda que no habré echado horas paseando por el castillo...
ResponderEliminarMe ha encantado la reseña. Sobre todo la parte de cuando te obcecas con esa estatua, me ha recordado a muchos momentos de otros juegos. No hace muchos años conseguí la preciada estrella 120, 100 monedas en el mundo 15 xDD.
ResponderEliminarPD: Fifa 98... el único juego de fútbol que he quemado de verdad. Y con campo de fútbol sala xDD
Hola, llevo mucho tiempo siguiendo tu blog, mayormente debido a los excelentes análisis de los capis de One Piece, pero esta entrada me ha tocado la fibra sensible hasta el punto que me he decidido a comentar.
ResponderEliminarEl Mario64 fue el primer videojuego que tuve y nunca he encontrado otro que me haya gustado tanto. Creo que todo se debe a la libertad de movimiento, de explorar los escenarios, de buscar secretos ocultos... En los Mario Galaxy el camino está más o menos bien definido, no hay tanto margen para maniobrar, y eso para mi le hace perder gran parte del encanto. Son anecdotas como esa que cuentas de empecinarse en descubrir un secreto que en realidad no existe los que hacen grande al Mario64. La sensación de que por mucho que exploraras un mundo, había algo que se escapaba (con esa edad, me parecía que nunca se acababan). Incluso a veces soñaba que encontraba la manera de llegar a un sitio de difícil acceso que me tenía amargada días y días hasta que daba con la solución (o no porque era imposible XD). Ni que decir tiene que me pillé el de la DS desde que pude^^
Bueno, no quiero enrollarme más, pero me gustaría compartir una anecdota de esos tiempos: un amigo, que sabía un poco más que yo de ese juego, había escuchado en algún sitio que el nombre del dinosaurio malo era "Cupa" (XD Bowser, coopas... por ahí iban los tiros). Pues bien, cuando por fin le vencí en la primera mazmorra escribí en mi diario: "y por fin le "e" ganado a Cupa en el "Supermario". La gracia es que en el diario escribía una vez al año (coincidió con ese día) y solo ponía las cosas que me parecían de verdadera importancia XD.
Bueno, pues saludos y espero volver a comentar pronto^^
Yer_Soul, jugar este juego en su día es un pequeño orgullo de todos los que ya tenemos unos añitos XD
ResponderEliminarMuramasa, lo mejor de todo es que, con todo, seguía siendo ante todo un juego.
cid, ¿conseguiste llegar hasta Yoshi? costaba, pero anda que no molaba ni nada.
Mini-Link, las 100 monedas en el mundo 15 eran un glorioso infierno, había que echarle un rato muy largo y el juego no te perdonaba ni un error. Aunque a mi la más complicada me parecía la de la carrera contra la tortuga en el mundo grande-pequeño.
FIFA 98... palabras mayores, increible como ignoraron grandísimos avances como las convocatorias o el control total sobre las estrategias. Y el futbol sala era una gozada brutal.
Isis, bueno, lo primero es lo primero, saludarte e invitarte a comentar siempre que quieras en el blog.
Es cierto que en los Galaxy todo esta más prefijado. Es algo así como un juego de desarrollo 2D en 3D, mucho más directo. En Sunshine la exploración era quizás excesiva... pero en Mario 64 el equilibrio era poco menos que perfecto. Y a todo ello se le une lo revolucionario y sorprendente que era en su momento (lo cual, tampoco nos engañemos, nos lleva a mitificarlo algo).
A mi particularmente me han maravillado los dos Galaxy, pero este 64 sigue pareciéndome una gozada, con un diseño de escenarios y una variedad de situaciones sorprendente. La cantidad de detalles que tenía era brutal.
Además, en cierta manera era algo mítico al pasar los personajes "de dibujos" a polígonos. Ciertamente el "Cupa" (cuando comenzamos a jugar a Super Mario creo que a todos nos importaba más bien poco la corrección gramatical de los nombres) en este juego era imponente como él solo (luego han podido hacerlo más detallado, pero lo cierto es que -sea por limitaciones- el Bowser de esta entrega impone bastante), las batallas eran muy grandes (más aún tras las gloriosas fases que las precedían)
A día de hoy el control es algo ortopédico, pero este juego es uno de los más importantes de este arte de los videojuegos.
ResponderEliminarYo me aprendí movimientos exactos, me sabía todos los atajos, sabía cuando debía hacer una ''caída de culo'' o ''lanzarme en plancha'' para hacerme con estrellas de forma poco convencional (como una estrella en el primer mundo de hielo, con saltar desde el principio del nivel y calcular un poco, se podrían atajar más de 5 minutos de nivel.
Mi mundo favorito es el de la fortaleza, increíble. Y a día de hoy todavía me angustia esa morena del mundo de agua.
A mí ni se me pasó por la cabeza intentar conseguir esa estrella xD.
ResponderEliminarMe compre la consola por el Zelda, aun así no jugar al Mario 64 es una espina en mi Nintendo 64. Y la verdad es no se porque lo deje pasar. Quizás algún día me la quite, aunque el momento de vivir algo completamente nuevo ya no pueda recuperarlo.
ResponderEliminarJu*N, ha envejecido, eso es indudable (un amigo mio lo rejugó este verano pasado y me lo comentaba), es un juego que todos tenemos tan encumbrado en nuestra memoria y fue tan sorprendente en su momento que creo que es inevitable (aparte de que las 3D me parece que envejecen mucho peor que las 2D)
ResponderEliminar¿Has jugado a Galaxy 2? Hay un glorioso remake de la fortaleza del 64.
Battosai, pero hombre, para un par de retos verdaderos que proponia el juego XD
Smith - Corona, pues no, no debe ser lo mismo. Este es un juego con el que hay que estrenar la tercera dimensión... si no... ha sido tan copiado y homenajeado que se desvirtua mucho.
Es una maravilla atemporal y un boom inenarrable dentro del mundo de los videojuegos. Era el primer mario que saltaba a las 3 dimensiones y lo hizo de una manera exquisita conquistando a todo el que lo probaba. Según ibas comentando los mundos me iba acordando de detalles míticos xD Menuda época la de N64, menudas glorias soltó la Nintendo de la época.
ResponderEliminarPD: Yo también pillé el homenaje del Galaxy 2 a Mario 64. Se me puso una sonrisa de oreja a oreja.
Pues llegué hasta Yoshi pero relativamente poco. El caso es que tenía la 64 guardada en el salón y me dio por rejugarlo. Esta vez ya no se me podía escapar ni una estrella. Tras unas cuantas tardes al fin lo conseguí. A ver si me pongo otro día cuando acabe los exámenes y me termino el Majora´s que me da casi hasta vergüenza admitir que no llegué hasta el final.
ResponderEliminarEste es una cuenta pendiente que tengo, en su dia no tuve la N64 y no pude probarlo, algun dia me lo bajare a la consola virtual
ResponderEliminarproject 64 (emulador)
ResponderEliminarEste juego marcó un antes y un después en la historia del videojuego. Mérito enorme teniendo en cuenta la existencia del nuevo montruo de entonces llamado Play Station.
ResponderEliminarXesu, la Nintendo de N64 era impresionante. Mario, Zelda y Starfox me parecen impresionantes, y luego además había alguna que otra joyita de Rare y de Acclaim. Una consola que sufrio mucho por los cartuchos y el poderio de Playstation... pero lo que yo he disfrutado con esa consola no lo he hecho con otra.
ResponderEliminarcid, Majora es sorprendentemente complicado para lo que uno espera de él (sobre todo si piensas que es un Ocarina con cuatro mazmorras).
En fin, animo. A mi fue un juego que me encantó... y me gustaría mucho que el próximo Zelda siguiera su estela en lugar de la del Ocarina.
Anónimo, lo malo de este juego es que en ese sentido pide y requiere el mando de la N64. Diseñaron ese mando con este juego en mente... es raro jugarlo con otro tipo de control (con el de la DS me senti muy raro)
Anónimo, me acabo de acordar de un episodio de Big-bang theory XD
Bassdrum D. Txema, gran generación aquella, las joyas que se marcó Nintendo y las que aparecieron en la consola de Sony... lastima que ahora los videojuegos hayan abrazado tanto el estilo "pcero"
Acabo de ver este vídeo que puede que te interese, hablan sobre la leyenda urbana de la placa de la estrella:
ResponderEliminarhttp://www.gametrailers.com/video/episode-12-pop-fiction/714021
Cuando hice la reseña ya vi estas cosas, es flipante... toda una leyenda urbana de los videojuegos XD
ResponderEliminarSeguro que no hubo pocos que recolectaron las monedas.
Al final era una textura extandar rara de Nintendo o algo así, por eso tambien aparece en el Zelda 64... cuyo motor es una versión pulida del de Mario.
a mi lo que me gusta es que -revistas al margen- yo ni de coña atino a leer lo que pone en la placa XD
Yo siempre he pensado que los juegos con gráficos poligonales que mejor envejecen son los de la N64. Los Zelda y Mario de aquella gloriosa generación son obras maestras. Creo que no se hizo justicia en España con la N64 frente a la PSOne... aunque, claro, la de SONY tenía "el chip pirata" del que tanto se quejaban pero hizo que todo el mundo comprara la Play Station.
ResponderEliminarTengo que discrepar en lo del envejecimiento... los juegos de n64 se ven muy mal ahora con esos pedazo de picos y angulos rectos (de los de psx ya ni hablo con esas texturas que se gastaban). Creo que a partir de la Dreamcast esas diferencias luego ya si son muy irrelevantes... hace un par de años estaba jugando juegos de ps2 que se veían de fábula.
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