Es para mi un motivo de orgullo y satisfacción...

El discurso del rey

Hacía meses que no iba al cine, y me gusta ir al cine. Me gusta meterme en una habitación oscura y -en silencio, como debe ser- ver como me cuentan una buena historia. Mitad vagancia, mitad películas que no me llamaban en absoluto; llevaba bastante tiempo sin ir. Me he animado a ver esta triunfadora de los Oscar... y me he encontrado con una gran película.
No hay explosiones, y hay mucho menos humor del que esperaba encontrar; hay simplemente un buen par de personajes y una buena trama e historia que se desarrolla en torno a ellos. Es cine británico en el más puro sentido de la palabra: elegante, serio, formal, metódico. Y funciona, funciona a la perfección.
La historia, es sabido, gira en torno a la figura histórica de Jorge VI y sus problemas para hablar en público. Hay por medio una abdicación y una guerra mundial, pero no importa. La película se centra en los problemas para hablar del rey y nos presenta un retrato íntimo de él y de como se enfrentaba a este problema. Licencias haberlas haylas, seguro; pero no importa. La película trata de un hombre que tiene que hacer algo que, sencillamente, no puede hacer, y de como se enfrenta a ese desafio.
Un ritmo lento con largas pausas en la que la labor de los actores y el director luce, y desarrollo tranquilo con un guión que sabe hacer crecer la amistad de los dos personajes al mismo tiempo que a estos en si son las mejores bazas de una película que recuerda la mejor tradición del cine británico (me recuerda en cuanto estilo a "Un hombre para la eternidad"). Película clasica, muy clásica, con un guión plagado de grandes momentos pero que no alardea de ellos y una pareja de protagonistas bien definidos a la par que enfrentados y hermanados encarnados por un Colin Firth y un Geoffrey Rush en estado de gracia.
Muy recomendable. Cine de la más alta clase.