Canción de una isla de Hielo y Fuego: Una danza con dragones

One Piece 655 - Punk Hazard

Resumiría la importancia de este capítulo con dos palabras: Big Mom. Hace 4 capítulos Luffy le declaró la guerra... y ahora sencillamente no creo que le importe a nadie. Esa es la gran virtud de esta serie, dentro de su particular lógica es completamente imprevisible. Oda incluso juega con ello con Raijin, la isla de Uroge y la vendedora de sombrillas, la isla de la que Nami se había informado en la Whateria, la isla de las lluvias de rayos que parecía volver loco al triple log pose y que constituía por tanto un objetivo obvio para Luffy como ese gran enemigo íntimo que es Smoker había dedudido. Todo parecía apuntar a esa isla... y Oda sencillamente se rie en nuestra cara y nos lleva a una isla de Hielo y Fuego. Una Islandia con samurais y dragones que es tan peligrosa o tan extraña que ni siquiera es apuntada por las brújulas (miedo da imaginar lo que va a ser Raftel si esta isla ya es así, aunque supongo que lo que sucedera es que los logs no apuntan a ella desde la isla submarina pero si desde otras).
La libertad es la gran virtud de este manga. Hay una historia principal de rebeliones, conquistas, siglos ocultos y decenas y decenas de personajes. Pero lo principal, lo esencial, son 9 personajes viajando a lo largo del mar... en espera de lo que aparezca ante ellos.
¿Qué Smoker aparecerá? Seguro, como también lo hará Aokiji, Akainu o Cobby.
¿Qué Luffy se enfrentará a Big Mom? Y a Kaidoh. Y a Teach. Y se encontrara con Shanks y con Marco, y con los supernovas y con más y más piratas.
¿Qué algún dia aparecerá Dragon? Sí, pero quizás prefiera dar de comer a Luffy que descubrir los secretos del siglo olvidado.
Hay tramas para aburrir en esta serie. Tramas que han condicionado los últimos 200 capitulos desde que Cobby anunciara el nombre de este mar con todo lo el final de la primera parte y el comienzo de la segunda. Esas tramas siguen existiendo, pero ya no atan a Oda. Oda vuelve a ser libre. Y la libertad es el corazón de este manga.

El pasado sigue existiendo y Oda no se olvida de nada, desde las referencias a Laboon o el retorno del gran Smoker como perseguidor eterno al descubrimiento de que la niñita fue finalmente la que consiguió el puesto de secretaria de Iceburg. Pero el abandonar las islas le permite a Oda no ser esclavo de lo que escribió antes. Puede darle un enfoque distinto a la historia, puede presentar decenas de personajes sin tener que preocuparse de que después sean olvidados, puede incluso modificar el género de la historia y plantearla de una forma distinta como si One Piece fuera la suma varias obras distintas protagonizadas por los mismos personajes y no una historia unica.
Y así pasamos a una isla rodeada de fuego en la que alguién es asesinado por un samuraí mientras se congelaba. Una isla en la que la banda se adentra con su tradicional loteria -para desgracia de Usopp- mientras en el barco se preguntan si llegaran al otro lado mientras bailan. Y en una isla que sabemos que esta deshabitada y prohibida encontramos simbolos de la Marina y el Gobierno Mundial de lo que parece advertencia biológica... y un Dragon.
Hemos visto zombies, mechas, dinosaurios, fenix, marcianos, krakens, vikingos, gigantes, tritones, sirenas, agentes secretos, samurais, amazonas... y ahora llega la reina de las bestias: El dragón. la criatura que aparece en todas las culturas como la cumbre de la perfección para bien o para mal. Quizás sea una dragona (particularmente me recuerda a la de Shrek), quizás sea un okama, quizás se piense un gato, quizás sea un experimento de Vegapunk, quizás se llame Raftel, quizás sea Sabo después de comerse una fruta... da igual. Lo que sea este dragón seguramente lo sepamos la semana que viene, pero el regalo son estos siete dias de incertidumbre en los cuales la imaginación es libre para divagar, siete días que sabemos que al final concluiran con una sonrisa ante la genialidad pertinente de Oda. Porque si hay algo claro en este manga es que, con toda su coherencia, resulta bastante complicado adivinar que pasará a corto plazo... y eso en una serie que se acerca en capítulos al número del demonio es una virtud increible.