Última novela publicada de la subsaga de Tiffany de Mundodisco. No se si quedará alguna historia más de esta bruja, pero casi que me gustaría, pues aunque no sea mi personaje favorito del mundo de Prattchet es innegable que la calidad de las novelas ha ido in crescendo.
En esta novela tenemos a una Tiffany ya actuando como una bruja de pleno derecho y con pocos calentamientos de cabeza adolescentes (alguno hay, pero es agradable que la protagonista casi piense en ellos cuando le recuerdan que a efectos prácticos todavía es una adolescente). Hay sobre todo mucho de sentido común, de pensar por uno mismo y ensalzación de los valores más tradicionales y simples de la buena y practica gente del campo. Luego hay algo de brujería, pero aquí, como desgraciadamente es casi su tradición, el autor británico se inventa unas normas de para la magia y la brujería porque las necesita, y el final directamente es rarito. Pero obviando el final, me parece una novela bastante equilibrada y fácil de leer... ni siquiera hay mucho tiempo de feegles molestando con esa actitud que supongo que mucha gente -pero yo no- encontrará graciosa. Tiffany es obviamente la protagonista, pero esta respaldada por un buen elenco de secundarios que la complementan y enseñan esas pequeñas lecciones que los Prattchet quieren enseñar con esta saga de novelas juveniles, desde el chico serio y formal, al exnovio ahora reconvertido en político, desde la bruja curtida de ciudad, a la bruja novata en la que Tiffany ve sus errores, aprendiendo Tiffany las lecciones y estando estas siempre confirmadas por una Yaya Ceravieja y una Tata Ogg ahora en un -agradecido- segundo plano. Prattchet consigue en esta novela una naturalidad narrativa que nunca le había visto con Tiffany, con la que todo parecía siempre que debería ser muy obvio. La historia, con cazas de brujas y el simple miedo al miedo funciona bastante bien.
Prattchet se permite incluso un cameo de la Guardia y el retorno de Esk, la protagonista de aquella aburrida tercera novela de la serie (ver reseña), un personaje al que no creo que nadie echara excesivamente de menos pero que no dejaba de ser una idea muy sugerente de aquellos primeros pasos por el Mundodisco.
A mi es que me pasa casi lo contrario que a ti con las brujas, es una saga que no me entusiasma. En esta novela, no obstante, creo que es en una de en las que mejor maneja Pratchett el tema.
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