El último día

Claymore

Se ha acabado Claymore. Se me hace extraña esta reseña, pues llevo reseñando esta serie desde hace bastante años, aunque también es obvio que no la reseño igual ahora que al principio. Claymore es una serie longeva, con más de 150 capítulos de publicación mensual, y se ha notado en ella el desgaste de los años.

En su primera mitad Claymore era un shonnen de aventuras de guerreras parias. Era un shonnen con un dibujo y un diseño muy planos, y el autor no controlaba -ni controla ahora, al final, he de aclarar- demasiado aquello de plasmar el movimiento en sus viñetas. No obstante los personajes eran carismáticos y uno pronto simpatizaba con ellos. La serie comenzaba despacio, pero su historia se desarrollaba bien y poco a poco iba alcanzado unos niveles de épica bastante decentes.

Claymore era una especie de hermana modesta de Berserk... pero siendo Berserk tan grande como es, eso acarrea que Claymore es una grandísima serie.

El problema de Claymore ha sido el de muchas otras series, es fácil presentar un mundo, es fácil expandirlo y mostrar mil y una posibilidades. Lo complicado es cerrarlo todo dandole una conclusión digna. El cierre de Claymore no ha sido malo, pero ha pecado demasiado de japonesada; porque cuando un guionista japonés no sabe como salir de algún atolladero en el que se ha metido, se inventará una paja mental de cuidado. En la primera mitad de la serie tenemos unos monstruos intimidantes, pero fisicamente batibles. En esta segunda temporada tenemos el problema de una villana llamada Priscilla demasiado dopada, el típico monstruo japones que por mucho que lo cortes nunca se muere y parece hacerse cada vez más y más fuerte.

Roxanne o mi adorada Riful son monstruos fuertes, muy fuertes. Quizás un par de peldaños por encima de las guerreras protagonistas, pero uno tiene la sensación de que estas, entre todas y con estrategia, pueden hacer algo, como bien se ve cuando Miria toma el control en su revuelta. Entonces la serie es muy gratificante. 

El problema es que Priscilla es ajena a esas reglas. Está demasiado por encima de todos, tan por encima que se hace increible que alguién pueda hacer algo contra ella. Ni los protagonistas ni los propios villanos, y de hecho en uno de los pocos momentos en lso que parece vulnerable no se transmite tal sensación al haber sido tan superior en otras ocasiones y se el lector plenamente consciente de su rol de antagonista principal. Al final la forma de acabar con ella es una cosa muy rara, que no queda muy mal y es relativamente asimilable y lógica dentro del mundo de la serie... pero que también digna de ser un cierre redondo.

En su primera mitad Claymore sigue una escala de poder claramente, y le sirve tanto para desarrollar a la protagonista y sus habilidades como para ir presentando a los diversos enemigos. En su segunda mitad, alcanzado ya el nivel más alto y teniendo por encima sólo a los monstruos más poderosos, la serie erra libre por todo su mundo (bueno, por aldeas y la ciudad sagrada de Rabona, que parece ser la única existente en todo el mundo), sin embargo los enfrentamientos y las batallas nunca parecen definitivos, y la serie más que avanzar parece darnos largas... hasta que en un momento dado de repente avanza de golpe con alguna acción o revelación. En su segunda mitad, tengo la sensación de que a la serie le falta algo de sentido de progresión; en la primera mitad los arcos argumentales eran más cortos y discretos (en el sentido matemático), pero en su segunda mitad en verdad todo es un continuo. En esta segunda mitad tengo que decir que he disfrutado mucho más de la lectura de esta serie en los tomos que me he ido comprando que al ritmo de los scans.

En definitiva ¿es Claymore un manga recomendable? Creo sinceramente que sí. No es un imprescindible, y seguramente un lector medio del género no encuentre en ella nada que no haya visto en alguna otra serie antes. Pero es una buena serie. Una serie seria, sin apenas humor, de fantasía clásica europea aunque en su resolución tire de algunos dogmas japoneses. El dibujo es particular, plano y limitado en algunos puntos al principio, pero va mejorando. Los personajes son muy carismáticos y ha secuencias verdaderamente memorables. La segunda mitad de la serie es algo inferior a la primera mitad por los problemas clásicos de los cierres de historia, pero sigue teniendo un nivel bastante decente. Me he ido comprando los tomos de la serie a pesar de ya conocer la historia, y no es algo de lo que me arrepienta.