sábado, septiembre 19, 2015

El mejor relleno es el que no existe

Chihayafuru 152

Seamos sinceros, hace unos 10 capítulos a nadie le importaba la competición por equipos. Es narrativa de manga de primero, si ya se ha superado un obstáculo, no tiene interés el volver a verlo. El equipo ya había ganado el campeonato, y la mirada del espectador estaba puesta en el triángulo amoroso y en esos duelos por los títulos de Meijin y Queen que ya se ven al final -ahora un poco más lejano- de la serie.
Esta saga parecía un relleno, un relleno para dar tiempo a que se calmara algo la situación con Taichi. Y eso ha sido. Pero ha sido también mucho más. Suetsugu ha aprovechado estos capítulos de sobremanera para desarrollar muchos aspectos secundarios de su obra, demostrándonos que no hay relleno si hay talento porque este capítulo final ejemplifica lo increiblemente llenas de detalles que están las páginas de este manga.
Al lector, como he dicho, la competición por equipos no le importa. ¿A quién le importa? A los personajes. Los personajes de una obra no deben sentirse como protagonistas de una serie, han de sentirse como seres reales, y así para este grupo de chicos no importa el pasado, todo lo que importa es el presente, y todos quieren volver a ganar, y quieren hacerlo siendo protagonistas, siendo parte del equipo y del grupo.
En los capítulos anteriores vimos los grandes momentos de Hokuo, hace dos capítulos tuvimos un homenaje al héroe oscuro de Hiro y el último era un canto a la más sana y feroz competitividad deportiva. En este capítulo Hokuo sigue estando presente muy para bien, ganándose ese lugar de amigos-vecinos-rivales que tan necesario es en el spokon, pero este capítulo lo roban los secundarios de Mizusawa, confirmando el crecimiento que se antojaba en ellos. Madres, entrenadora y suplentes están con el equipo, ejemplificando la pasión por el deporte que la autora quiere transmitir. Pero luego tenemos a Tamaru sintiéndose parte del equipo, a Chihaya queriendo aprender a competir en equipo, y a Nikumi y Komano asumiendo la responsabilidad de sempais. Y sí, el equipo pierde, pero lo hace por suerte, y demostrando antes tablas y sapiencia de juego en equipo, y consiguiendo al final clasificarse por una carámbola que le da a un Komano un momento de gloria. Todos los personajes han aprendido los unos de los otros, así como de sus propios rivales. Y la autora consigue transmitir ese afán de superación con pocas escenas y una terrible emotividad. Esta saga no le importaba a nadie, pero la autora consigue meterte en ella a base de simple y puro saber hacer narrativo.
Y, naturalmente, sirve al proposito final del manga. No es ya sólo el increíble crecimiento del equipo del colegio, es que apuntala aún más a los protagonistas. Sabemos que Arata espera al equipo, pero es que además Taichi sigue estando muy presente en el equipo, permitiéndole estos capítulos a Chihaya recobrar una actitud más normal y haciendo al propio Taichi confirmar que está tan obsesionado con el juego como el resto de los personajes de la serie.
Era una saga que parecía de relleno...  y la autora se sacado de la manga algunos de los mejores momentos del manga con ella.

2 comentarios:

  1. Anónimo8:18 p. m.

    vamos, que la autora ha cogido y se ha sacado de la manga un manga

    xd me da igual si soy pesado, pero no voy a romper mi tradición de comentar lo mismo en cada entrada de chihayafuru: señores japoneses, animad más este manga. yo quiero oírlo, no leerlo. quiero oír ese sakuya kono hanaaaaaaaaaaaa!

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  2. Lo triste es que, de haber una tercera temporada, seguramente esta parte se quedaría fuera. Tendrían que cerrar con los duelos por los títulos de Suou y Shinobu.

    Ya no pido una tercera temproada... pido una tercera y una cuarta XD.

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