martes, febrero 23, 2016

Dejad a los curas en paz ya de una vez

Studio 60 on the Sunset Strip

Finalizada "El Ala Oeste de la Casa Blanca" (ver reseña), aún con los problemas que tuvo durante su producción en las últimas temporadas, Aaron Sorkin se encontraba en la cresta de la ola, era un creativo respetado por crítica y público, alguien con el que todo el mundo quería trabajar. Uno de esos alguien era Matthew Perry, que ya había aparecido en unos episodios de la citada crónica de la administración Barlett y que acababa de salir del éxito de Friends (ver reseña) y buscaba un producto para mantener su status de estrella, así como para conseguir algo de prestigio. El plan parecía bueno, Perry conseguía una serie que pintaba que iba a ser buena, y Sorkin conseguía una estrella popular con la que enganchar a la audiencia. Al proyecto se sumó la guapísima Amanda Peet (supongo que por la influencia de Perry con el que coincidió en "Falsas apariencias" y su secuela) y un par de los magníficos actores del Ala Oeste (Bradley Whitford y Timothy Busfield).
Todo parecía apuntar bien.
El problema es que la serie es irregular como ella sola. Fue cancelada tras su primera temporada, y tengo que decir que con razón. Tiene cosas buenas, y tiene cosas malas... el problema es que las malas no son puntos secundarios de la trama como sucedería después en "The Newsroom" (ver reseña), el problema es que las tramas y los personajes secundarios son muy disfrutables pero el eje principal de la serie es una basura.
La química entre Perry y Whitford es muy grande, uno se los cree como amigos, y sus conversaciones son de lo mejor de la serie. Uno también se cree lo que es la recreación de un "Saturday Nigth Live", con sus guionistas, sus problemas de logística, sus actores, sus improvisaciones, sus presiones políticas. Algunos personajes son muy carismáticos y la comedia funciona. Peet aparece guapísima y, aunque su personaje peque de molar demasiado, funciona de sobremanera en su romance. 
El problema es lo que yo ya llamó "la puta rubia de Sorkin". No sé muy bien porque, Sorkin tiende a meter rubias-stu, tías que todos los personajes se empeñan en ensalzar a todas horas, pero cuyo valor verdaderamente el espectador nunca ve. Donna no era grave, era sencundaria, y al final del "Ala Oeste" era un personaje que había tenido recorrido. Maggie ya destrozaba gran parte de "Newsroom". Pero aquí tenemos a Harriet, y Harriet destroza toda la jodida serie. Si en un episodio no sale Harriet, estará bien, será simpático y divertido. Si Harriet es protagonista el episodio tiene serias posibilidades de ser una mierda. Y Harriet es muy protagonista de la serie, porque es el interés romántico de Perry, y se nota mucho que la serie está diseñada para su lucimiento. No hay una química en esta trama romántica, que es previsible y se alarga hasta el absurdo como un culebrón que no le importa a nadie. Y para colmo aquí llega el maniqueismo de Sorkin, porque la tía esta es una fanática religiosa, y aquí tenemos a Sorkin en una cruzada contra los fanáticos católicos, los republicanos más retrogrados y lo que ahora llamaríamos "Tea Party". En otras series Sorkin muestra la óptica de ambos bandos, los respeta y no es exagerado. Aquí no, aquí va a saco contra todas sus obsesiones de liberal progresista, ridiculizando a sus enemigos... y luego al final siendo algo condescendiente o permisivo con ellos para dar sensación de magnánimo, justo o algo así. No es ya que no me gusten estas partes, es que en su mayoría me parecen mal escritas, y además me aburren por lo repetitivo que son estos temas ya dentro de la carrera de Sorkin. El título de esta entrada puede parecer algo raro, pero viene a coalición de este último párrafo, es como cuando escuchas un disco de Mago de Oz, dices "esta bien", pero cuando escuchas otro, independientemente de que el sonido sea parecido, comienzan a cansarte con tantas letras "anti-curas"... no seré yo quien defienda a los curas, ni mucho menos, pero si en un disco la mitad de las canciones tienen esa temática... sencillamente acaba cansándome. Con Sorkin pasa un poco lo mismo, tiene algunos temas demasiado recurrentes, y cuando el tratamiento de estos es chapucero... queda mal y el mensaje pasa a ser contraproducente hasta cierto punto.
"Studio 60" no es una serie demasiado recomendable. Finalizada apresuradamente, es irregular como ella sola, con varios episodios normalitos, unos pocos absolutamente geniales que se nota que son lo que Sorkin tenía en mente al concebir la serie, y unos muchos bastante decepcionantes.
Una pena, la idea de partida no es ni mucho menos mala y hay gente con mucho talento en ella. Podía haber sido infinitamente mejor.

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