viernes, noviembre 16, 2007

Mejor quedarse en "La voz de los muertos".

Los hijos de la mente

"El juego de Ender" era un libro excepcional. Su continuación "La voz de los muertos", era igual de bueno, pero además era terriblemente valiente al ser completamente distinto al original. Con dos libros más "Ender el xenocida" y este que ahora critico, Orson Scott Card cierra la tetralogía que compone la saga principal del universo de ciencia ficción que creo en torno al carismático Ender Wiggin.
Ahora bien, como ya comenté en mi análisis del tercer libro, la saga pierde mucho una vez que terminamos el segundo libro. En el tercer libro el autor se iba demasiado por las ramas con aspectos meramente tecnológicos, divagando al mismo tiempo sobre el sentido de la vida y uniendo ambos mediante el concepto de filote. Aquella idea no me pareció demasiado bien llevada, y el libro en sí sufría un terrible problema de falta de ritmo.
Este cuarto libro comienza bien, recuperando la narrativa centrada en personajes de los primeros libros, con una nueva pareja de personajes (joven Val y Peter) que abrían muchas posiblidades narrativas. Además, la tensión por la llegada de la flota con el Pequeño Doctor, la muerte inminente de Jane y la existencia de los Descoladores ofrecía igualmente muchas tramas apetecibles. Y el libro las maneja bien en un principio, vemos un poco de rebundancia en los pensamientos de los protagonistas y algo de simpleza y pesadez en la trama política. Pero hasta la página 100 esta bien. El problema radica en que luego estos problemas se multiplican hasta decir basta y la novela además se vuelve previsible. Si en el tercer libro se hacía demasiado énfasis en la parte tecnológica aquí se hace en la parte psicológica. El gran acierto de las novelas originales era su excelente retrato mental de Ender, aquí los personajes son mucho peores, sus acciones son previsibles hasta decir basta y las interiarizaciones de sus pensamientos son rebundandtes, absurdas e incluso cargantes y enervantes. Todo sucede "porque sí". No hay demasiada lógica en los actos y, si bien el mensaje de Scott Card queda claro al final, hay siempre la sensación de que todo se esta contando con prisas y sin ellas al mismo tiempo.
Como siempre suele pasar en estas obras, es una saga demasiado alargada. El autor tiene buenas ideas, pero la historia hace mucho que se agotó y sus recursos no consiguen reanimarla.

4 comentarios:

  1. Vaya, una pena...

    Tenía miedo de seguir con la saga dado lo bueno que me pareció el primero, así que seguramente me quede en el segundo.

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  2. Los dos primeros son magistrales. En los dos siguientes Scott Card se emparanoia una cosa mala con los filotes, los viajes a velocidades superiores a la luna, las razas, los espiritus y cosas mucho más raras de las que si hablara soltaría muchos spoilers.

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  3. NOTA: SPOILER GORDO
    Si quieres que te confiese una cosa, cuando Jane se encarna en Valentine y siente deseos de partirle la cara a Qara, me encantó. Ese momento en que Jane siente un impulso tan intenso que se asusta de sus propias ganas de matar me pareció muy... Muy propio de humanos. Sin contar que aquella respuesta de Qara diciendo que no por decir te comprendo se iba a ablandar también me gustó, porque en muchas novelas ese tipo de personajes sólo necesita que alguien le diga "Te quiero y te comprendo" para que se vuelvan suaves...

    Sin embargo, no soportaba a la china xD

    No obstante, si puedes leer La sombra de Ender (las continuaciones de La sombra pierden bastante), no te lo pierdas, que es un remake de El juego de Ender y sin embargo se lee como si fuera la primera vez que te hablan de la Escuela de Batalla.

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  4. carboanion, te respondo con otro

    GRAN SPOILER

    Estoy de acuerdo contigo en ese momento, pero es que... de Qara ya estaba hasta los mismísimos desde el tercero con sus tonterías de "de no mateis a la descolada, es inteligente, morimos nosotros y es mejor". Y Jane, es que tanto ella como los lios de cabeza de la joven Val, Peter y la propia chinita aborrecible me parecían muy cansinos y estériles (¿no te pasaba que cuando los leías pensabas " ¿para que le das tantas vueltas si al final vas a hacer esto?" y al final efectivamente hacían eso?). Para mi gusto a Scott Card se le fue la olla con tanta doble personalidad, usaba el conflicto cuando le venía en gana y la mitad de las veces forzaba el desarrollo de personajes como Peter. Por no hablar de esas relaciones amorosas que se saca de la nada (de hecho, todavía estoy esperando a comprender porque Ender se casó con Novinha... tía más tonta no he visto)

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