Mi sensación tras terminar de leer este libro no puede ser otra que la de decepción. Tanto "El juego de Ender" como "La voz de los muertos" tenían defectos, pero los enmascaraban con una gran cantidad de virtudes que, al menos desde mi humilde punto de vista, los convertía en auténticas maravillas. Sin embargo, en esta tercera parte de la saga, los defectos han aumentando y ya no hay virtudes que los suplan.
La novela retoma la historia allí donde la dejó su predecesora y plantea un gran número de amenazas sobre Lusitania, sobre las razas alienígenas que allí viven y sobre el propio Ender y sus amigos. El problema radica en que no sabe como arreglar ninguna de ella. Todo parece arreglarse de repente "porque sí"; los protagonistas tienen un problema que parece imposible de solucionar, pero al final llegado el momento siempre lo resuelven de una manera fácil y sencilla. Eso no esta bien. La historia esta continuamente muy forzada. Los personajes se convierten en arquetipos demasiado inflexibles y sólo se salen de su papel para realizar acciones que parecen a todas luces ilógica e irreales y que no son si no otra forma más de forzar la historia por parte del autor.
Además, en este libro tenemos una carga sensiblemente superior de ciencia-ficción que en los anteriores. Esta ciencia ficción es además bastante especulativa y muy filosófica, lo cual hace que en muchas ocasiones se haga pesada y repetitiva.
El libro tiene, como sus predecesores, cosas buenas. Algunos aspectos de la trama resultan muy sugerentes (principalmente la interrelación entre las especies o las reflexiones sobre el miedo, el poder y la manipulación de unos u otros), aunque como he dicho antes no están tan bien narrados como en los dos libros anteriores.
No obstante, a pesar de que la sombra de la genialidad de Scott Card permanece y de que Ender es indudablemente un personaje muy carismático, es un libro muy irregular. Tenemos partes de 50 páginas donde no sucede nada y donde los personajes se dedican a debatir sobre filosofía sin añadir nada realmente nuevo, y luego todo avanza una barbaridad en un par de páginas sin explicar demasiado bien el porque.
No puedo juzgar este libro individualmente, pero de lo que no me cabe ninguna duda es de que es muy inferior a sus dos predecesores.
¿En éste es donde se postula la existencia de cuantos de sentimientos que enlacen a todos los seres? Hoy en día se tiende a hablar de unidades mínimas de todo, así que aquella idea me encantó.
ResponderEliminarSi éste te ha parecido desigual, ya me contarás de Hijos de la mente, que fue el que más me rayó...
Es en este sí, aunque en el cuarto (voy más o menos por la mitad) todo gira también en torno a esta idea.
ResponderEliminarNo obstante, la idea no es mala, y de hecho en el cuarto libro me parece que esta bastante mejor tratada. El problema de este tercer libro es que se repite muchas veces con alguna cosa y el ritmo es francamente malo. Y todo ello repercute en los personajes, que eran el punto fuerte de las novelas anteriores y en esta son bastante... "inestables"