Finalizado mi visionado de la segunda temporada de esta -ya mítica- serie, me dispongo a elaborar mi pequeña reseña de ella. Es esta una serie extraña y muy especial para todos los otakus pues, en cierta manera, nos refleja, o por lo menos escenifica escenas y pensamientos que todos hemos tenido.
No obstante, esta segunda temporada (y las tres OVAs que la precedieron) tienen un tono muy distinto al de la primera temporada. Si bien en aquella primera docena de episodios la serie se adentraba en el mundo otaku y nos mostraba las muy distintas y variadas facetas que este término engloba, en esta segunda el foco principal de la narración son los personajes. Obviamente, Sasahara, Madarame y compañía eran protagonistas de aquella serie y nos presentaban los distintos de arquetipos otakus de Japón, es en esta temporada donde vemos como estos verdaderamente se enfrentan a un mundo que no los tolera. Aquella primera temporada era mucho más bohemia e idealista al presentarnos a un grupo de jóvenes entre los cuales veíamos como florecía una hermosa y pura amistad basada en sus aficiones, eran unos protagonistas que siendo repudiados por la sociedad encontraban a sus semejantes y, de alguna manera, la fecilidad. En esta segunda temporada vemos como los protagonistas abandonan la seguridad del Genshiken y se enfrentan al mundo real, vemos como se enfrentan a la madurez y se ven obligados a dejar atrás sus aficiones porque el mundo adulto no las tolera. En este aspecto es una serie mucho más amarga y triste que vemos focalizada en dos personajes: Ogiue y Sasahara. Naturalmente vemos al resto de personajes dejar atrás el mundo otaku que tanto aman y enfrentarse a la dura búsqueda de trabajo o al primer amor, pero es en estos dos protagonistas donde el autor se autoretrata y en cuyas personalidades más profundiza. En este aspecto el desarrollo de Sasahara es excepcional al no tener verdaderamente ningún talento relacionado con el manga, el anime o los videojuegos; Sasahara no tiene ningún don que le haga destacar en ningún campo ni encontrar trabajo fácilmente, sólo tiene ganas, entusiasmo y buena voluntad, y resulta descorazonador ver como fracasa una y otra vez en su búsqueda de trabajo y como poco a poco va arrepintiéndose de muchas de las decisiones que ha tomado en su vida y que le han llevado a este dificil mundo. La otra gran protagonista es Ogiue, otaku que siempre ha odiado tal condición y a la que vemos avanzar durante toda la serie hasta que finalmente acaba aceptando lo que es y lo que le rodea; se trata de un personaje tierno y cercano cuyo dolor interior es claramente visible a lo largo de la serie.
No obstante, a pesar del drama, la serie sigue siendo una comedia y nos muestra momentos extremadamente divertidos y alegres que desembocan finalmente en un desenlace esperanzador y alegre.
A nivel técnico es díficil de definir; si bien tiene unos diseños y una animación inferiores a los de su primera temporada, la gama de recursos gráficos que muestra es muy superior a la de esta. Los personajes tienen un diseño más simple y su integración con los escenarios es peor, así mismo tienen un extraño colorido con tonos apagados pero muy resaltados. La narración por su parte esta muy focalizada en los personajes y sus pensamientos, más aún que en la primera parte. Los pensamientos de los protagonistas cobran realidad e incluso en ocasiones se convierten en el episodio mismo.
En resumen, una gran serie en la que todo aquello que se intuía en la primera temporada ha sido mejorado e intensificado.
No obstante, esta segunda temporada (y las tres OVAs que la precedieron) tienen un tono muy distinto al de la primera temporada. Si bien en aquella primera docena de episodios la serie se adentraba en el mundo otaku y nos mostraba las muy distintas y variadas facetas que este término engloba, en esta segunda el foco principal de la narración son los personajes. Obviamente, Sasahara, Madarame y compañía eran protagonistas de aquella serie y nos presentaban los distintos de arquetipos otakus de Japón, es en esta temporada donde vemos como estos verdaderamente se enfrentan a un mundo que no los tolera. Aquella primera temporada era mucho más bohemia e idealista al presentarnos a un grupo de jóvenes entre los cuales veíamos como florecía una hermosa y pura amistad basada en sus aficiones, eran unos protagonistas que siendo repudiados por la sociedad encontraban a sus semejantes y, de alguna manera, la fecilidad. En esta segunda temporada vemos como los protagonistas abandonan la seguridad del Genshiken y se enfrentan al mundo real, vemos como se enfrentan a la madurez y se ven obligados a dejar atrás sus aficiones porque el mundo adulto no las tolera. En este aspecto es una serie mucho más amarga y triste que vemos focalizada en dos personajes: Ogiue y Sasahara. Naturalmente vemos al resto de personajes dejar atrás el mundo otaku que tanto aman y enfrentarse a la dura búsqueda de trabajo o al primer amor, pero es en estos dos protagonistas donde el autor se autoretrata y en cuyas personalidades más profundiza. En este aspecto el desarrollo de Sasahara es excepcional al no tener verdaderamente ningún talento relacionado con el manga, el anime o los videojuegos; Sasahara no tiene ningún don que le haga destacar en ningún campo ni encontrar trabajo fácilmente, sólo tiene ganas, entusiasmo y buena voluntad, y resulta descorazonador ver como fracasa una y otra vez en su búsqueda de trabajo y como poco a poco va arrepintiéndose de muchas de las decisiones que ha tomado en su vida y que le han llevado a este dificil mundo. La otra gran protagonista es Ogiue, otaku que siempre ha odiado tal condición y a la que vemos avanzar durante toda la serie hasta que finalmente acaba aceptando lo que es y lo que le rodea; se trata de un personaje tierno y cercano cuyo dolor interior es claramente visible a lo largo de la serie.
No obstante, a pesar del drama, la serie sigue siendo una comedia y nos muestra momentos extremadamente divertidos y alegres que desembocan finalmente en un desenlace esperanzador y alegre.
A nivel técnico es díficil de definir; si bien tiene unos diseños y una animación inferiores a los de su primera temporada, la gama de recursos gráficos que muestra es muy superior a la de esta. Los personajes tienen un diseño más simple y su integración con los escenarios es peor, así mismo tienen un extraño colorido con tonos apagados pero muy resaltados. La narración por su parte esta muy focalizada en los personajes y sus pensamientos, más aún que en la primera parte. Los pensamientos de los protagonistas cobran realidad e incluso en ocasiones se convierten en el episodio mismo.
En resumen, una gran serie en la que todo aquello que se intuía en la primera temporada ha sido mejorado e intensificado.
La primera temporada me gustó tanto que tenía muchas ganas de ver la segunda pero, por alguna razón, el primer capítulo me supo a poco y la dejé aparcada... Ahora que los de AU ya la han terminado, a ver si me pego un buen maratón de Genshiken, aunque dicen que el anime no finaliza la historia del manga.
ResponderEliminarEn cuanto al tema de madurar y tener que dejar los vicios, imagino que por eso tengo treinta años, un trabajo de mierda y las mismas aficiones :P
No termina con el manga no, faltan todavía por adapar los dos últimos tomos, donde profundizamos aún más en los personajes, fundamentalmente Ogiue :)
ResponderEliminarBuena reseña con la que estoy en mayor parte de acuerdo, excepto en la animación.
Hace poco me vi de nuevo la primera temporada, y creo que la tenía más idealizada por el recuerdo que por su calidad en sí misma. Creo que esta segunda temporada es superior en líneas generales en ese aspecto...
mmm solo vi la primera... y la verdad nunca se me habría ocurrido que a la segunda le dieran ese deje amargo, pero no me parece mala idea, tendré que verla.
ResponderEliminarVi la primera, y aunque me resulto bastante bizarra, moló bastante. La segunda no se si la veré, quizas primero sea bajarlo XD
ResponderEliminarcarboanion, es tan recomendable o más como la primera temporada. Y más madura y seria, el respeto de este autor por sus personajes y su historia es sencillamente espeluznante.
ResponderEliminarY te hace plantearte tus hobbys, porque ves a los personajes fracasar -y recuerdas haber fracasado en cosas semejantes- y... duele. Particularmente me dolía ver como el protagonista buscaba trabajo y no lo encontraba y comenzaba a creer que sus sueños eran una estupidez y que había desperdiciado su vida. Era duro.
raistlin, siempre mitificamos el pasado XD.
No obstante, aquel diseño de personajes sigo pensando que se integraba mejor con los elaborados fondos.
yue_denna, ya tardas en verla. Esta serie tenía que ser obligada para cualquier otaku :).
light, je, y más bizarra que es esta segunda temporada.
No habia oido hablar de esta serie... tantas cosas por querer ver, leer y ya no me queda tiempo!!!
ResponderEliminargoseki, pues no deberías perder más tiempo y verla ya.XD
ResponderEliminarEsta serie es imprescindible como pocas. No sólo es extraordinariamente buena, si no que te sientes verdaderamente protagonistas de ella.
Yo también le daré una oportunudad, me ha gustado mucho la reseña, parece muy interesante, no sabía que iba sobre el mundo otaku ( en terminos japoneses )
ResponderEliminarUno se da cuenta de la ligereza con la que aquí usamos el término "otaku" y lo que verdaderamente significa allí.
ResponderEliminarLastima que siempre me dé pereza de visionar manga desde el pc. Pues lo poco que vi de la primera parte de Genshiken me gustó.
ResponderEliminarA ver si la retomo. Son tantas cosas en las que ocuparse, que faltan horas...
La publicación del manga de Genshiken es una de esas exigencias eternas del mundillo.
ResponderEliminarGenshiken y Nodame Cantabile son dos éxitos cantados, como lo habría sido GTO si tuviera una editora decente.
Si. Uno que jamás se hará GTO, si la editorial en cuestión no lo finaliza.
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