viernes, abril 17, 2009

Por encima de las naciones y las religiones está la música

Global Metal

El documental es un género muy poco popular y las únicas veces que he reseñado algo de este noble género en este blog ha sido cuando la cabeza del cartel la ocupaba una figura mediática como Michael Moore o Al Gore. Esta vez la cabeza de cartel la ocupa un antropólogo canadiense que responde al nombre de Sam Dunn y que no creo que sea considerado una celebridad mundial; pero este buen hombre, además de un buen documentalista y un antropólogo, tiene una característica que comparte conmigo y con, visto este documental aún estoy más seguro de ello, una gigantesca tribu que puebla este basto y diverso mundo: los metaleros.
Este documental demuestra la devoción de su autor por esta música y la del resto de seguidores de todo el mundo que entrevista, pero lo interesante no es ver un mundo unido por la música, es ver una música que une al mundo. "Global Metal" no va sobre este tipo de música, ni sobre sus músicos, si no sobre sus seguidores. Y la mirada del realizador se aleja de Norteamérica y Europa, viajando a paises donde apenas pensabamos que podría tener cabida este tipo de música y explicando lo que allí significa. Y si bien es curioso ver como el metal prosperó en Brasil como signo de la libertad y la democrácia, o como lo hace en Japon como una válvula de escape para una sociedad tan cerrada y tradicionalista, es ya humanamente interante el ver el significado que tiene en paises como India o China que se abren al nuevo mundo occidental, o -y este es el plato fuerte- como lo hace en Iran y en Israel, mostrando a personas distintas pero similares en los aspectos principales de la concepción de la vida. Así el heavy se presenta como una válvula de escape, como una expresión de libertad y rebelión, como una forma de luchar contra la injusticia de este perro mundo allí donde la desgracia lo es todo. Dann presenta el heavy como un lenguaje común de sensaciones, libertades y aspiraciones, un lenguaje que no entiende de razas, religiones o fortunas. Una bandera bajo la que todos somos iguales.
Sus valores como documental estan ahí. El montaje y la planificación son bastante buenos, y Dunn no huye de temas polémicos e incluso los enfrenta entre si (siempre limitándose a informar, nunca a dar su propia opinión). Es un documental honrado que ensalza el valor de la música y refleja como un movimiento tan aparentemente sectario como lo es el heavy-metal prospera en los lugares más recónditos del planeta, siempre distinto pero siempre igual. La extraña paradoja que Dunn nos plantea esta bien recogida por su cámara.
Es un documental interesante, pero Dunn no puede evitar ser heavy. Desde el punto de vista antropológico es disfrutable, pero los 90 minutos de este documental son un regalo para la tribu heavy del mundo.

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