Alabemos a Shane Black

Iron Man Three

Tenía unas espectativas muy altas para con esta película. La razón, su director y guionista, Shane Black, autor de mi venerada "Kiss kiss bang bang". Creía que sus diálogos ágiles y memorables podían encajar a la maravilla en el mundillo de Tony Stark.

Tenía unas espectativas altas.

Y se han quedado cortas.

No se si Iron-Man 3 es la mejor película de superhéroes que he visto... pero oposita firmemente para ello. "Los Vengadores" es una fiesta pirotécnica absoluta, y "El caballero oscuro" juega en otra liga... esta película sería como el punto medio, una película que quiere -intenta con toda su alma- conseguir un trasfondo complejo y sugerente, pero que no renuncia a la fantasía y el heroísmo más espectacular.

Es curioso como esta película comienza la fase 2 de Marvel sin apenas hacer referencias a los Vengadores (a la segunda entrega, la primera si está muy presente al haber sumido a Tony en un trauma por su insignificancia ante todo lo que hay en el universo). Esta película es un cierre por completo del personaje de Tony Stark, culminando el viaje en el que se libra de sus fantasmas, homenajeando nostálgicamente a sus predecesoras y enfréntandose más que nunca a la pregunta de Iron-man es la armadura o el hombre que la construye.

La película tiene, desde mi punto de vista, dos puntos fuertes. Dos puntos donde arriesga y donde se nota la mano de un autor, aunque es justo decir que también se nota cuando la Marvel mete mano para redirigir la película hacia cauces más comerciales (osease... explosivos) en alguna que otra ocasión.

Lo más llamativo es el enemigo. No diré nada del Mandarin porque no quiero contar spoilers, pero desde luego su tratamiento no gustará anda a los seguidores más puristas de este personaje. No obstante, creo que el enfoque que da la película es terriblemente valiente y sugerente para una película de estas características. La película no puede tirar por el thriller político y conspiranoico, tiene que volver en un momento dado a la senda del bueno contra el malo, pero no todo es tan simple como un terrorista malo-maloso y eso se agradece.

Casi tan llamativo como el enemigo, es el protagonista. Tony Stark. La armadura aparece poquísimo en escena (incluso Rhodes tiene más acción como tal que como War Machine). Privado de su armadura durante gran parte de la película, y después con esta enfrentado a unos enemigos que pueden partir por la mitad las armaduras con una facilidad pasmosa, la película es un lucimiento de Downey Jr en la que hace mil y un cosas investigando y tratando de resolver los problemas al mismo tiempo que se permite alguna que otra gran secuencia de combate en la que -sin el traje- claramente está en desventaja. El ingenio de Stark, la crisis en la que está sumido, su personalidad como héroe... todo ello queda reflejado a la perfección.

Y todo ello esta enmarcado en un guión brutal de Shane Black en el que siempre pasa algo, donde los giros de guión sorprenden pero son lógicos, y donde las coñas se suceden con una naturalidad y frescura increibles, y donde cada personaje tiene su pequeño momento de gloria. El ritmo es muy elevado y las escenas son bastante variadas entre ellas, pero ninguna está especialmente forzada y tampoco en ningún momento el espectador pierde la perspectiva de lo que está sucediendo en general. Técnicamente hay alguna que otra escena mejorable a nivel de efectos, pero en general es un espectáculo notable para los ojos.

Terriblemente divertida, espectacular, sugerente y -y ello es muy meritorio para la que es casi la cuarta entrega de la franquicia- refrescante, el hombre de hierro alcanza sin duda su mejor momento cinematográfico con el cierre de una trilogía que no creo que veamos continuar más allá de las apariciones del filántropo genial en la franquicia de los Vengadores.

Y recordemos que este hombre, además de firmar guiones memorables, en su día cazó depredadores