The Wire
En primer lugar, disculpas y agradecimientos a todos los que me habéis recomendado esta serie a lo largo de estos últimos años. Disculpas por lo que he tardado en verla a pesar de que lleváis varios años recomendándomela, y agradecimientos por haber insistido en ella y haberme metido poco a poco en la cabeza la intención de verla. Es una deuda que difícilmente podré pagaros.
"The wire" es una de esas series que normalmente encabezan los tops de mejores series de la historia, pero al contrario que "Los soprano" u otras series muy publicitadas, lo hace desde la modestia. Es una serie dura en un primer momento por lo salvaje de su temática y lo sucio de su escenario, y sobre todo por el realismo que destila, porque "The wire" vive en ese mundo de drogas que todos intentamos ignorar. Es una serie poco comercial y difícil de vender, pero cuando comienzas a verla te das cuenta de que estas viendo algo muy grande, y cuando la acabas te preguntas cuanto tardarás en ver una serie de ese nivel, una serie tan compleja, con tantas lecturas, con tanto carisma. Es una serie tan redonda que te hace replantearte tu opinión sobre muchas otras series que habías visto y que considerabas buenas, y que quizás lo sean... pero compruebas de primera mano que son claramente mejorables.
Así que, sí, me sumo a las loas a esta serie. No diré que es la mejor serie que he visto, porque hay muchas series de temáticas muy distintas que me han encantado y una competencia entre ellas es -además de ridículo- muy difícil de establecer. Pero puedo decir, y hacerlo sin dudar un segundo, que es una de las mejores series que he visto nunca.
"The wire" parte de la obsesión de un policia bastante capullo -Jimmy McNulty- contra un gangster orgulloso e inteligente -Stringer Bell-. McNulty se encontrará con un amigo federal y este le hablará de sus dispositivos de escuchas, el policía recurrirá a un juez que autorizará estas escuchas, pero al hacerlo se saltará la cadena de mando, lo que cabreará a todo el departamento. Pasados unos episodios tendremos a un equipo de desechos policiales vendidos como equipo especial al juez para compensar la presión que este les mete... pero resulta que entre todos esos desechos del departamento hay algunos muy buenos, y entre ellos pronto se organizarán para sacar lo mejor los unos de los otros, y así poco a poco conseguirán un caso sólido.
Este equipo tiene claramente un núcleo duro que podríamos llamar los protagonistas por parte de la policia, pero tiene también muchos secundarios que entrarán y saldrán a lo largo de las cinco temporadas que componen la serie, algo que también aplicará a los protagonistas, aunque en este caso podemos decir que se continuará siguiendo su carrera aunque no estén en la unidad.
Así mismo, dentro de la banda de Stringer, el joven D´angelo se siente bastante culpable por todo el sinsentido de muerte y drogas que ve, así como no cree que la lealtad a la familia que todos predican sea tan real.
Tenemos pues dos frentes abiertos: policía y gangster. Y resulta que en la policía la mayoría sólo se preocupan de cumplir con su trabajo, de cubrir números y no joder al que tienen encima; y los gangster igual, llevan a cabo su trabajo con toda la profesionalidad que pueden, porque para ellos no es nada malo, es sencillamente el trabajo que les ha tocado vivir. Y entre los policias hay muchos de lo que lo mejor que se puede decir es que son puteros alcohólicos, y entre los ganster hay algunos que son evidentemente nobles y buenas personas a pesar de lo que su trabajo les obligue a hacer.
La ambigüedad moral aparece en todo su esplendor ya en los primeros capítulos. No hay mucha diferencia entre buenos y malos, cada uno hace sencillamente lo que le ha tocado hacer en la vida. Los hay buenos y los hay cabrones, los hay honorables y los hay miserables, los hay conformistas y los hay ambiciosos. Sencillamente unos nacieron en unas calles y otros en otras, algunos tuvieron un momento de suerte que les alejó del mal camino y a otros la perra vida les ha dado tantos golpes que el camino está ya demasiado lejos como para volver a él. Los personajes suelen respetarse entre ellos porque saben que no hay verdaderas diferencias entre ellos. Es la ley de la calle, la ley de Baltimore y en última instancia de la vida, y aquel que no la comprende está aún más perdido que el resto.
Sin embargo, hablar de los personajes que viven en un lado u otro de las calles, del bien y del mal, o de los personajes que incluso viven por encima de estos conceptos sería superficial y erróneo. En "The wire" estas fronteras no existen y los personajes son todos meros supervivientes del mundo en el que les ha tocado vivir, pero la serie no se limita a narrar la guerra por las esquinas y salta a toda la sociedad y a todos los estratos que la componen.
Así, en la segunda temporada nos trasladamos a los puertos y vemos allí la muerte de la clase obrera con unos estibadores que apenas tienen trabajo y tienen que subsistir vendiendo su alma al diablo. En la tercera temporada saltamos a las altas esferas y vemos las luchas por el poder político que lo rigen y lo condicionan todo. En la cuarta viajamos a los colegios y vemos como sencillamente desde el principio los niños son abandonados en vertederos sociales. En la quinta temporada vemos los periódicos y esas noticias que queremos o no queremos ver.
Lo interesante es que en la primera temporada parecemos estar aunque una clásica serie de policías contra delincuentes, y en verdad el enfrentamiento entre la unidad de escuchas y el clan mafioso de Avon Barksdale será el motor durante las primeras tres temporadas y parte de la cuarta, pero la serie amplia su espectro a toda la ciudad y sorprende cuando en cada primer capítulo de cada temporada presenta a varios personajes nuevos y un escenario completamente desconocido hasta ese momento para el espectador. Pero lo sorprendente es que logra hacerlo con una coherencia sorprendente, incluso cuando en la segunda temporada vamos a los puertos y conocemos la trama de los estibadores -la más independiente de todas hasta el punto de parecer un paréntesis narrativo- vemos que esta relacionada con la entrada de drogas y, además de ser investigada por los protagonistas de la primera, acaba relacionada también con todos los traficantes que ya conocíamos.
Comprendemos entonces que la serie no trata sobre la policía de Baltimore, ni sobre sus delincuentes, la protagonista en sí es la ciudad y todos sus habitantes y escenarios. Porque de lo obvio de las drogas y los estibadores después pasamos a políticos y periodistas -y en menor medida a los colegios-, y la serie da una vuelta de tuerca más al involucrar al espectador confrontando más claramente todavía la realidad de las calles con la realidad de los números, siendo testigos de como se manipula todo desde las altas esferas en base a réditos electorales o a la simple comercialidad de un suceso. Estamos entonces ante el elefante en la habitación, la realidad que sabemos que existe, pero que ignoramos por nuestra propia felicidad. La espiral de demencia que nos lleva a negarlo todo para intentar salvarnos como sea y cuya realidad sólo admitimos cuando no hay otra alternativa, la pasividad que espera que otro resuelva el problema mientras reza para que las culpas no caigan sobre nosotros.
Problemas del mundo que preferimos ignorar mientras esperamos que no se crucen en nuestro camino, porque sabemos que incluso aquellos que luchan contra ellos tienen pocas esperanzas de triunfar, porque hay caminos muy fáciles que no tienen restricciones. Y entramos aquí en el debate de si el fin justifica los medios y a plantearnos el verdadero significado de nuestra moral ¿Qué significa esta? ¿Donde están los límites? ¿Cómo enfrentar la moral individual contra la colectiva?
Porque hablamos de si un policía puede manipular una investigación para saber si capturar a quien sabe culpable. Hablamos de un abogado que se gana la vida destruyendo la sociedad. Hablamos de un católico que pretende destruir a otro porque le ha robado su sitio en la Iglesia. Hablamos de un pobre desgraciado que vende droga porque es lo que ha visto hacer a su padre. Hablamos de un político que tiene que traicionar sus promesas porque no puede hacerlas realidad. Hablamos de un periodista que manipula noticias para mantener su puesto de trabajo. Hay acciones claramente amorales. Algunas son claramente deleznables y supongo que la línea la marcaría el egoismo personal. Pero ¿y si el policía no quisiera atrapar al criminal por sus crímenes si no por su orgullo? Y más allá de un simple nivel invidual... ¿aceptaría una sociedad una solución como la de Hamsterdan?
La serie nos hace plantearnos toda una serie de interesantes preguntas no sólo desde la óptica personal de los ideales de cada persona, si no de los de nuestra propia sociedad, pues como he dicho ya antes... todo esta relacionado. La serie no es tan estupidamente idealista como para pensar que una persona puede cambiar el mundo, puede cambiar una pequeña parte, y a lo mejor -con mucha suerte- cambiar algo grande. Es el efecto mariposa llevado a su extremo más sucio y realista. Todo esta relacionado y los personajes interactuan entre ellos de mil y un formas, siendo la mayor parte de las veces todo natural y fluido, pero sorprendiéndonos también la serie con giros de guión que no por inesperados dejan de ser coherentes.
Quizás aquí se encuentre uno de los pequeños fallos de la serie, pues en ocasiones se reutiliza algún personaje de una forma un poco forzada para continuar dándole una trama a determinado personaje; creo que es una pequeña concesión al espectador para no obligarlo a recordar más nombres pues en verdad la serie no tiene problemas en hacer que Buck se tire media tercera temporada buscando una pistola o hacer que el propio McNulty apenas aparezca en la cuarta temporada. Es esta una característica de esta serie que puede ser considerada un problema por algunos espectadores: su numeroso casting. El número de personajes es extremadamente alto, y el protagonismo de muchos de ellos es muy alto. Es una serie coral en el sentido más puro de la palabra y exige bastante memoria al espectador en este sentido. El guión de la serie es terriblemente sólido y cada personaje actúa de acuerdo a sus propias motivaciones, cada uno de ellos tiene un pasado que anhela un futuro y rige un presente. Como he comentado antes no hay ni buenos ni malos, cada personaje tiene sus aspiraciones y sencillamente intenta conseguir lo que cree que es lo mejor para él o para aquellos que le importan de acuerdo a sus convicciones.
No obstante, dejando a un lado este fallo menor, la serie reafirma un poco ese mensaje de que todos somos esclavos de las circunstancias y uno no va donde quiere si no donde la vida le lleva. Un policía puede tirarse 13 años en un escritorio como Lester, y luego salir a la calle por que su superior se ha olvidado de porque lo metió allí. Un investigador puede tirarse 2 años investigando un caso sin encontrar pistas, pero su cuidadoso enemigo tiene un primo idiota que se vuelve demasiado creído y se convierte en una fuga de seguridad. Por no hablar de la corrupción, una espiral en la que todos los personajes están metidos no sólo por su propia ambición y avaricia, si no porque todos tienen secretos por los que sus enemigos no dudan en extorsionarlos o presionarlos. Y luego, naturalmente, esta el azar. Es ficción y quizás alguna cosa esté un poco forzado, pero a veces un acontecimiento fortuito puede desencadenar una auténtica hecatombe, y también a veces puede dar al traste con toda una operación. Lo importante no es lo que está pasando, lo importante es lo que las personas creen que está pasando. Y lo triste es que, como en la vida real, lo más esclavos de las circunstancias son los personajes "buenos", limitados por las reglas de la sociedad y las que ellos mismos se imponen, mientras que los personajes más oscuros gozan de una libertad por su carencia de escrúpulos, aunque a su vez son esclavos de sus propias ambiciones. Como en la vida real, la libertad es poco menos que una ilusión de la que muy pocos personajes pueden presumir.
La serie tiene licencias, por supuesto. Pretende ser realista y no tiene miramientos en mostrar las más crudas escenas de violencia y -en cierta medida- sexo. No se corta en estas escenas, pero tampoco se recrea especialmente en el gore más allá de lo que en algún momento la trama requiere (y la crudeza de los asesinatos es quizás más psicológica que explícita), y en lo referente al sexo no lo oculta pero se muestra relativamente comedida para lo que uno está acostumbrado a la HBO (quizás la serie eche en falta una temporada más sobre las prostitutas y los proxonetas, que trata relativamente por encima en las dos primeras temporadas).
Lo terrible de esta serie no son las muertes, si no las propias vidas. La serie lo entiende y no se regodea en los elementos más sórdidos, porque sabe que no lo necesita, porque lo que muestra "normal" es ya terriblemente oscuro y siniestro, y además no se siente exagerado, se siente real, y eso lo hace más terrible. No persigue clímax con grandes escenas espectaculares o terribles, porque estas llegan con una naturalidad terrible y con una modestia y humildad que sacude al lector. Porque en las drogas casi tan terrible como una muerte es ver como alguien que intenta rehabilitarse es repudiado por la sociedad o como acaban entrando en las escuelas.
Pero la serie es ficción, y quiere entretener. Y recurre al humor para rebajar su carga dramática y dar un descanso al espectador. Y aquí tengo que decir que la serie es, sencillamente, muy divertida. Me esperaba un drama oscuro de esos que te deja mal rollo en el cuerpo, pero me he encontrado ante una serie con la que me he divertido mucho. El humor no podía ser más oscuro, y en ocasiones es muy triste. Pero es un humor realista y natural. Es un humor de gremios. Un policía no se atormenta con todos sus casos, porque sencillamente se ha tenido que insensibilizar ante ellos para poder sobrevivir, y así los muertos son bromas entre ellos. Y los mafiosos no ven nada malo en lo que hacen, porque es su mundo, así que también bromean entre ellos. Es un humor de compañeros, y es un humor de patosos, porque todos la fastidian en determinados momentos, y a veces de una forma realmente estúpida. Es un humor de complicidad, porque el espectador le coge tal cariño a los personajes que no puede evitar sonreír al ver como Daniels o String reciben la noticia de la chapuza que han hecho sus subordinados. Y es un humor incluso cinematográfico, con unas claras influencias de los mejores Coen o el más inspirado Tarantino, un humor incluso estilístico como esa memorable secuencia donde durante todas las líneas de diálogo se recuden a "Joder".
La serie es ficción, y lo sabe y no reniega de ello. Y no es su objetivo, no es su estilo, pero la serie se permite el capricho de sacarse de la manga personajes como Omar o el hermano Mouzone, tramas tan disparatadas como el absurdo caso imaginario de la quinta temporada o McGuffins totalmente estúpidos para todo el mundo menos para el pobre pringado que ha de justificar un gasto ante su superior.
Y estas pequeñas licencias también le permiten tomarse otras más serias como la creación de Hamsterdam, donde la serie quiere hacernos pensar planteándonos abiertamente preguntas en base a escenarios hipotéticos y aparentemente imposibles.
Es una serie a la que se le critica su densidad y lo duro de los primeros episodios. Yo no he tenido esa impresión. La serie me parece una absoluta maravilla tremendamente disfrutable, y los primeros episodios me parecen tan sumamente entretenidos como el resto. Cierto, en los primeros episodios de cada temporada se presentan varios personajes, y esto es obviamente más notorio en la primera temporada. La serie exige cierta atención y esfuerzo mental por parte del espectador, pero creo que lo recompensa desde el primer momento. Ya en su primer episodio la serie me parece muy bien estructurada y fácil de seguir. Sí, hay personajes de los cuales no te aprendes el nombre de primeras, e incluso es posible que mueran sin que te lo sepas, pero no me parece un fallo especialmente reseñable porque en ningún momento pierdes la perspectiva de lo que estas viendo o de como se están desarrollando las diversas tramas.
La serie tiene un guión y una planificación prodigiosa, pero todo ese cuidado también esta presente en el resto de apartados técnicos de la serie, donde diría que sólo flojea la canción de los títulos de crédito, que me parece horrible... pero que he de decir que es perfecta para el tono de la serie.
El ritmo de la serie es excelente. Todas las escenas son útiles y, o bien describen a un personaje, o hacen avanzar su trama de alguna forma. El número de personajes es gigantesco, pero salvo en contadas ocasiones uno no se pierde entre ellos y sabe siempre que esta pasando con exactitud. Y los actores sencillamente están genial, el guión es muy bueno y hay papeles que son un auténtico regalo, pero en líneas generales todos los actores rayan a un gran nivel, transmitiendo esa ambigüedad moral y ese realismo sucio que la serie quiere transmitir. Esto se nota especialmente a partir de la cuarta temporada, con la entrada en escena de los jóvenes, que tienen unos papeles bastante complejos, y que no obstante bordan.
La serie se rodó en Baltimore y la ambientación es perfecta. La gran protagonista de la serie es la propia ciudad de Maryland, y uno tiene la sensación de viajar a sus calles y sus esquinas, de ver no lo peor si no la realidad de esas ciudad y unas gentes que sobreviven como pueden.
La dirección y el montaje son convencionales. Son bastante sobrios y tradicionales, centrándose en planos medios y dando gran peso a las interpretaciones. Utiliza las panorámicas muy puntualmente y ni siquiera en las escenas de calles se recurre a grandes planos. La serie se mantiene con una visión muy cercana, prefiriendo tener un enfoque más realista que espectacular (es también un truco para ahorrar dinero, pero creo sólo se nota -y no demasiado- en algunas escenas de políticos). En alguna ocasión montajes algo frenéticos, y se recurre un poco a la cámara al hombro en algún asalto, pero son momentos puntuales y la acción suele ser bastante clara.
Es una serie con un pretendido toque realista, así no hay demasiadas metáforas visuales. En alguna ocasión vemos algún pequeño recurso narrativo, pero nada extraordinario, quizás una escena rodada con una cámara baja para dar más fuerza al enfrentamiento de dos personajes, alguna alucinación ocasionada por la droga... nada que en verdad desentone con la serie. Es una serie muy honrada y no engaña al espectador.
Técnicamente la serie sólo tiene un defecto, y no es de la serie en sí, si no de su increíblemente horrible doblaje. En España se hacen grandes trabajos de doblaje y defiendo estos en muchas ocasiones, pero lo de esta serie es un crimen. Es una serie difícil de doblar, pero sencillamente el trabajo ni siquiera parece profesional. Hay entonaciones claramente fuera de lugar que quitan todo el posible dramatismo a una escena, y más porque en ocasiones cambian hasta el texto original... pero eso no es lo peor, lo peor es que cambian y reutilizan a los actores. Un mismo actor de doblaje puede poner la voz a un personaje importante, y a cinco o seis secundarios distintos en cada episodio, eso te saca por completo de la serie... y además hay cambios ilógicos de voces, no es que a un personaje le cambien la voz porque al actor de doblaje le haya pasado algo, es que ves que de una temporada a otra cambian voces entre ellas. Es ridículo. Esta serie es inmensa, pero el doblaje es tan malo que la destroza.
Para concluir, decir que sencillamente esta reseña no le hace justicia ninguna a la serie. "The wire" es, sencillamente, demasiado grande. Es una serie divertida, un entretenimiento de primera... pero es también toda una radiografía de la sociedad moderna y de los hombres que la pueblan. Es una serie de la que se escriben libros y se debate mucho. Es una serie de esas que copan las rankings de mejores series de la historia. En muchos casos no estoy de acuerdo con las valoraciones de las series más aclamadas, pero en este caso concuerdo completamente con la opinión generalizada de la serie. Porque esta, sencillamente, es una de esas series que te cambia al verla. Una serie que se disfruta, pero también una serie que te estremece y te recuerda como es un mundo que sabes que existe pero que prefieres no ver. Es una de esas series que te hace crecer como persona.
No es recomendable verla. No es una imprescindible de la historia de la televisión. No. Esas etiquetas se le quedan pequeñas. Es una de esas series que todos deberíamos ver obligatoriamente.