Chihayafuru 3
En todos estos años de blog he hablado bastante de Chihayafuru (
ver tag), así que en esta entrada voy a ser bastante sencillo y me voy a dejar arrastrar por mi vena más fanática.
Quitando únicamente un episodio -el 8, creo-, el resto de la serie es una absoluta maravilla que se mantiene constantemente en la perfección más absoluta ya sea por la simple elegancia de su trama al avanzar, lo bien que funciona su comedia, el afecto que demuestra por sus personajes o la increíble cantidad de puntos álgidos que alcanza a lo largo de sus 25 episodios. Es, sencillamente, increíble. Los primeros 6-7 episodios son una auténtica demostración de fanservice épico con un festival de retorno de personajes, presentación de otros y desarrollo del resto... y luego la serie se mete en una gran trama principal que durará a lo largo de toda la temporada y donde, a pesar de que el final esta claro desde el principio, la emoción nunca desaparece.
Lo dicho, hay un episodio en el que la autora claramente forzó que lo que tiene que llegar al final del tercer año de preparatoria de Chihaya no fuera un arco importante del segundo año. Fue quizás demasiado expeditiva y a lo mejor habría podido ser más elegante con esa trampa... pero es un crimen menor. Y al margen de eso, no hay nada que no sea perfecto. ¿Salen poco los miembros del equipo de Mizusawa? Cierto, esta es una temporada de las competiciones individuales y los equipos no brillan, pero aún así tienen sus pequeños momentos en los que se desarrollan como personajes. Si el corazón de la segunda temporada no está es solo porque está en fase de diástole ventricular ante la sístole* que será la cuarta temporada en ese sentido, y el otro lado del corazón acude a su rescate con los personajes independientes como Harada -brillando al fin tanto como su carisma requería- o unos Shinobu y Suo que van ganando poco a poco peso en la serie... y además hasta tenemos algún refuerzo inesperado como la grandísima Inokuma.
Esta temporada consigue ser más redonda que las anteriores, sin apenas bajones de ritmo, y con unos enfrentamientos monstruosamente épicos que siempre resultan tensos y entretenidos que ver, y sin que todavía se hagan repetitivas situaciones o estrategias al ser las partidas enfrentamientos entre personajes y mostrar sus movimientos y tácticas las personalidades de cada uno de estos locos del juego. Las personalidades de los protagonistas son más profundas que nunca, sin miedo en ahondar en los aspectos más oscuros de cada uno de ellos y sin juzgarlos por ello, sólo desnudando sus almas a través de sus acciones y haciéndolos crecer como seres a través de las partidas y de su interacción con otras personas por medio del tatami de juego. El tratamiento psicólogico de los personajes es magnífico... y eso incluye el elefante en la habitación, la trama romántica largo tiempo postergada explota por fin haciendo que la serie avance por fin también en esa dirección, que en ningún momento se nota forzada o antinatural, es sencillamente otra arista de la historia.
Y para colmo el trabajo de Madhouse es espectacular. Los diseños preciosistas se mantienen y la serie es una gozada visual con una animación que tiene un gran nivel y se recrea en la belleza de sus personajes, en la gracia de sus movimientos, en la calidez de sus colores, la ternura de sus tramas o la diversión de sus divagaciones cómicas. Y ahí ordenador, un ordenador usado sobre todo para las cartas y su movimiento en las partidas, pero no se nota mucho, o al menos no se nota lo suficiente como para resultar molesto. Los seiyus están a gran altura, incluyendo a los de la Emperatriz y Harada que sustituyen a sus tristemente finados predecesores.
Una auténtica maravilla, no ya recomendable si no verdaderamente imprescindible que no solo me parece el mejor anime del año pasado -y de parte de este-, si no que con sus predecesoras compone de lejos el mejor anime de la década.
*si el símil cardíaco me ha quedado épicamente pedante o erróneo, por favor, no os privéis de comentarlo