Vaya por delante que en este episodio hemos visto seguramente el evento más importante desde que por el capítulo 504 (ver reseña) Doflamingo anunciaba la guerra de los Shichibukai contra Barbablanca (aunque en verdad Drake ya anunció la voluntad de la Marina unos pocos capítulos antes). En el mundo de One Piece, desde hace 15 años o por ahí -cuando la serie creció a algo más de la escala de villanos en progresión típica de los shonnen que era en el East Blue y que provocó que alguien del supuesto peso de Cocodrile cayera tan pronto- se nos dijo que había tres poderes, y con el tiempo subimos que estos eran la Marina, los Shichibukais y los Emperadores, y básicamente los dos primeros estaban para contrarrestar a los terceros, donde uno sólo de ellos cuatro se consideraba par a todo un poder del lado de la Justicia. Por guión sabemos que un Almirante siempre ganará a un Marco o un Katakuri (seguramente con un Ben Beckman cambiaría la cosa), pero si algo quedó claro en la saga de Big Mom es que el poder de un Emperador como tal está muy por encima del de cualquier otro personaje. Así pues, la alianza de dos Emperadores es el mayor terror imaginable para el mundo (y tras las decepcionantes Gifters parece que con los Numbers Kaidoh si que tiene algunos soldados verdaderamente fuertes en una banda que hasta el momento parecía bastante decepcionante). Particularmente no esperaba este desarrollo -y me duele además que Oda no haya mostrado algo del combate porque una simple sucesión de dobles páginas sin especial cohesión habría sido espectacular-, pero esto abre las puertas a muchas posibilidades. Evidentemente Luffy no puede contra 2 Emperadores (de hecho no debería poder ni contra 1 sólo), así que las alianzas van a ser más inevitables que nunca, y la Marina misma queda ya muy invitada a entrar con aquella comunicación interceptada y esta amenaza ya incuestionable, e incluso podrían aparecer Shanks y Teach por aquí en una saga que no deja de llamarse de "los 4 Emperadores" y con un Oda que hace meses dijo que el manga estaba al 80% de su desarrollo para sorpresa de todos. Particularmente no creo que la gran batalla se libre en Wano por mucho Japón que este sea, pero si que parece claro que los dos Emperadores menos importantes dramáticamente van a caer -o salir muy mermados- en esta saga.
Dicho todo eso, el capítulo es un pequeño desastre narrativo que culmina un extraño reseteo que demuestra que a Oda la saga se le había ido de las manos y lo ha solucionado cortando por lo sano. Más allá de la omisión de la batalla de Big Mom y Kaidoh hay demasiadas casualidades en este capítulo. Law ha sido rescatado por un personaje misterioso, eso ya es una trama bastante dolorosa aunque esta dentro de la narrativa habitual de Oda, el problema aquí ha sido más todo el jaleo de captura de Hawkings, que ha sido francamente desconcertante. Law es un personaje que ya ha hecho casi todo lo que tenía que hacer -Dressrosa- y ahora el mangaka se encuentra con un personaje muy importante y poderoso con el que no puede hacer grandes cosas porque ya hay una serie de personajes que reclaman un protagonismo obvio en Wano, así que Oda tiene que ocultarlo o mantenerlo en un segundo plano de una forma un poco forzada.
Y luego tenemos la escena de la reunión de planificación. Esta escena es muy extraña, no por lo que cuenta -que tampoco es gran cosa con la forma de acceso oficial al país-, si no por todo lo que se ha omitido. Vemos a todos los personajes juntos después de mucho tiempo separados, y no se nos ha explicado muy bien como han llegado o -sobre todo- como no han llegado:
-Que Hitetsu esté en el grupo es un poco extraño, no recuerdo ahora mismo ninguna escena de él con Kin´emon o el resto de samuráis.
-Si Hitetsu está ahí ¿por qué no el otro personaje de Wano ajeno a los 9 guerreros? Me refiero a Gyukimaru. En los últimos capítulos hemos tenido una escena muy extraña en la que Kawamatsu apareció de repente donde se encontraban Zoro y Komurasaki para poder dar lugar a la historia del zorro. Argumentalmente entendemos la necesidad de armas -y que duda cabe que Oda conseguirá una escena muy potente con los samuráis portando la voluntad de los caídos-, pero toda esa historia daba la sensación de estar insertada de una forma algo forzada y ahora me parece que lo está aún más. Si el zorro es un aliado que les cederá sus preciadas espadas, sería casi lógico que también asistiera a la reunión como hace un tengu que no parece tener mayor interés en la vida que cuidar a una niña.
-Y si no está Gyukimaru, que decir de la ausencia de Komurasaki. Resulta muy extraño que se hayan reunido todos los personajes importantes salvo Hiyori para que ese reencuentro entre ella y Momonosuke no produzca hasta más avanzada la historia.
-Además, si bien no está Komurasaki, si que esta Zoro, lo que es más extraño. Suponemos que Komurasaki ha ido a buscar una Enma que tendría escondida en algún cajón con doble fondo. Aquí me chirría algo que no haya habido una escena entre Kin´emon y Kawamatsu donde este el primero le haya revelado al segundo la valía de un Zoro al que kappa trata como poco menos que un vagabundo; Zoro es un samurái al que Kin´emon ya respeta lo suficiente como para considerarlo relativamente digno de la espada de Ryuma (también me extraña que Zoro entregue con tanta alegría la espada que este le confío, aunque supongo que el devolverla a su país o su tumba es algo relativamente honorable y le darán otra buena espada equivalente (aunque me extraña eso de vaya a a usar una espada más larga de lo habitual en un hipotético futuro)). Tendríamos aquí también el tema de la valía de la espada Shusui, aunque se puede entender que su valor es casi más emocional que físico y entraríamos en el tema -relativamente poco explotado- de los "tesoros nacionales" (la espada pertenece a las 21 O Wazamono, con lo que teoricamente tiene tanto la espada de Kuina como la kitetsu maldita que lleva Luffy tendrían la misma categoría)
-Luffy tampoco está en esa reunión, por mucho que esté realizando un entrenamiento especial de haki no deja de un poco forzado también.
En general tengo la sensación de que Oda tiene muchos frentes y muchos personajes y no ha querido aburrirnos con muchas escenas de diálogos que no serían especialmente interesantes, pero no deja de parecer todo extraordinariamente acelerado y tramposo, como si tuviera demasiadas líneas abiertas y las hubiera atajado todas de una forma demasiado rápida y fácil. Faltan páginas y faltan escenas previas a una reunión a la que parece que todos han llegado de repente.