One Piece 530 - De infierno en infierno
Continuan los capítulos de transición, de viaje a traves de los infiernos hasta que alcanzemos el más profundo nivel del inframundo que Impel Down parece ser. Es este un capítulo en el que no sucede gran cosa, si no uno en el que comenzamos a ver las consecuencias de los actos cometidos en los capítulos anteriores. Una de las grandes virtudes de Oda es que es perfectamente coherente y lógico, y todo lo que pasa después repercute en el futuro. Obviamente hay sorpresas y giros de guión -los hay como en pocas series-, pero en One Piece 2 y 2 suelen sumar 4. Así pues, mientras Oda rellena un número de páginas lo suficientmente notable como para dignificar la gran prisión marina, nos muestra infinidad de personajes y situaciones.
La primera escena que vemos, y quizás la que más me ha gustado, es ver como los prisioneros del nivel 2 se han visto liberados y como de la nada ha aparecido un motín que, si bien no debería ser muy importante, si supone un importante bloqueo para el gobierno mundial. Luffy no sólo podría rescatar a su hermano, podría desatar el mayor caos jamás visto. Pero este caos se debe al gran Buggy, a su afan de protagonismo y a su simple sentido común. Cuantos más criminales haya fugados, mayor sera el caos y mayores serán también las posibilidades de escapar. Ahora ese caos parece propagarse al nivel 3, y nada hace pensar que no se propagará aún más hacia abajo y constituirá una auténtica revolución en la prisión. Y en este nivel 3 ya hemos encontrado al que inevitablemente -pues se considera a si mismo "amigo" de Luffy- miembro de la Liga de la Fuga: Bon-Clay. Lo que este histrónico loco puede aportar al grupo es algo que ni siquiera quiero pensar.
Pero el caos de Oda siempre esta justificado. Así vemos que la esfinge que apareción en el capítulo anterior no sólo sirvió para abrir el camino hacia el nivel 3, si no que ahora también es útil para acabar con la red de piedra marina con la que los marines les habían emboscado. La existencia de este tipo de recursos y trampas era poco menos que inevitables, y Oda ha conseguido resolverlo en esta -quizás primera- ocasión con gran habilidad. No obstante, el factor de sorpresa ha desaparecido y ahora todo va a ser mucho más complicado, los guardas les van a estar esperando y ya hemos aquí la primera de las trampas especificamente colocadas para el grupeto protagonista. Además, ya se nos ha informado de la existencia de cuatro poderosos guardianes en el siguiente nivel, rivales que no deberían frenar demasiado a Luffy pero que sin duda comenzaran a mostrar el verdadero potencial de los cancerleros. El viaje fácil se esta acabando y ahora comienza el verdadero infierno.
Todo esto, como siempre, lo vemos con un sentido del humor desbordante, con una gran reaparición de nuestro querido Mr.2, con la particular relación de Luffy con Buggy y Mr.3 y con ese gran hallazgo cómico que Oda desveló hace un par de años y que responde al nombre de Monkey D Garp.
Continuan los capítulos de transición, de viaje a traves de los infiernos hasta que alcanzemos el más profundo nivel del inframundo que Impel Down parece ser. Es este un capítulo en el que no sucede gran cosa, si no uno en el que comenzamos a ver las consecuencias de los actos cometidos en los capítulos anteriores. Una de las grandes virtudes de Oda es que es perfectamente coherente y lógico, y todo lo que pasa después repercute en el futuro. Obviamente hay sorpresas y giros de guión -los hay como en pocas series-, pero en One Piece 2 y 2 suelen sumar 4. Así pues, mientras Oda rellena un número de páginas lo suficientmente notable como para dignificar la gran prisión marina, nos muestra infinidad de personajes y situaciones.
La primera escena que vemos, y quizás la que más me ha gustado, es ver como los prisioneros del nivel 2 se han visto liberados y como de la nada ha aparecido un motín que, si bien no debería ser muy importante, si supone un importante bloqueo para el gobierno mundial. Luffy no sólo podría rescatar a su hermano, podría desatar el mayor caos jamás visto. Pero este caos se debe al gran Buggy, a su afan de protagonismo y a su simple sentido común. Cuantos más criminales haya fugados, mayor sera el caos y mayores serán también las posibilidades de escapar. Ahora ese caos parece propagarse al nivel 3, y nada hace pensar que no se propagará aún más hacia abajo y constituirá una auténtica revolución en la prisión. Y en este nivel 3 ya hemos encontrado al que inevitablemente -pues se considera a si mismo "amigo" de Luffy- miembro de la Liga de la Fuga: Bon-Clay. Lo que este histrónico loco puede aportar al grupo es algo que ni siquiera quiero pensar.
Pero el caos de Oda siempre esta justificado. Así vemos que la esfinge que apareción en el capítulo anterior no sólo sirvió para abrir el camino hacia el nivel 3, si no que ahora también es útil para acabar con la red de piedra marina con la que los marines les habían emboscado. La existencia de este tipo de recursos y trampas era poco menos que inevitables, y Oda ha conseguido resolverlo en esta -quizás primera- ocasión con gran habilidad. No obstante, el factor de sorpresa ha desaparecido y ahora todo va a ser mucho más complicado, los guardas les van a estar esperando y ya hemos aquí la primera de las trampas especificamente colocadas para el grupeto protagonista. Además, ya se nos ha informado de la existencia de cuatro poderosos guardianes en el siguiente nivel, rivales que no deberían frenar demasiado a Luffy pero que sin duda comenzaran a mostrar el verdadero potencial de los cancerleros. El viaje fácil se esta acabando y ahora comienza el verdadero infierno.
Todo esto, como siempre, lo vemos con un sentido del humor desbordante, con una gran reaparición de nuestro querido Mr.2, con la particular relación de Luffy con Buggy y Mr.3 y con ese gran hallazgo cómico que Oda desveló hace un par de años y que responde al nombre de Monkey D Garp.