One Piece 1133 - ¡Halágame!
Es muy difícil hablar de este capítulo. Tiene sus detallitos de información, y seguro que los barcos voladores o la biblioteca de los buhos, y quizás hasta la mención a Linlin, tienen importancia en el futuro. Da igual.
Este capítulo es por y para Robin. Robin volviendo a ser niña con esa pureza absurda de sentimientos y esa carencia de inhibiciones a la hora de mostrar estos plenamente. Robin cerrando un círculo de 22 años, comenzando escenas que quizás Oda descartó en el flashback de Ohara y cerrando con una recreación de escenas que Oda si usó en aquellos capítulos. Es un capítulo tan ridículamente emocional como inusual dentro de la serie.
Al acabar una saga suele haber escenas emotivas para los personajes como Rebecca cogiendo de la mano a Kyros o muy épicas como la presentación de Momonosuke como Shogun... pero estas escenas no suelen afectar a miembros de la banda. Los miembros de la banda tienen sus momentos de desarrollo en sus arcos, y también protagonizan alguna escena bonita como la de Jimbe donando sangre a Luffy. Pero no son escenas a este nivel. Ni siquiera la escena de la resurrección de Sabo -que seamos francos, no le importaba a mucha gente- o incluso la del rescate de Ace llegan a este nivel. No creo que ni siquiera la del reencuentro de Brook con Laboon emocione tanto a los lectores como lo ha hecho este capítulo (de hecho yo casi espero más el reencuentro de Jimbe y Koala).
Porque Robin es la joya de la corona de One Piece. La chica que con su irrupción cambió el rumbo del manga aportándole mucha más profundidad. La mujer fría y distante cuyo desarrollo dio lugar al que puede ser el mejor arco y flashback de la serie. La niña con un pasado tan terrible y cruel como injusto. La miembro de la banda que ilumina cada escena en la que decide sonreír con una alegría aún más infantil y maravillosa que la de Luffy. Nami es el corazón de la banda. Luffy es la serie. Usopp es el personaje con el que se puede identificar más fácilmente el lector. Cada miembro de la banda es distinto y todos han sufrido, pero entre todos ellos siempre ha destacado de una forma indescriptible Robin. Y este capítulo es un regalo para ella. Un capítulo dedicado a celebrar el personaje sobre el que se cimenta toda la seriedad y profundidad de la obra y darle un momento de más que merecida felicidad.
Y no se me ocurre escena semejante no ya en One Piece, si no en la ficción en general... porque además está el tiempo y el factor de lo inesperado que ha sido. Hay finales anticipados -pero se esperan, y además son... finales-, creo que no es lo mismo. Nos acostumbramos al sufrimiento de Robin durante muchos años, y luego de repente Oda nos dio esperanzas, y nos hizo esperar el momento durante dos años, ni mucho ni muy poco tiempo. Y al final nos lo ha dado, jugando con nosotros incluso con una pequeña trampa que al final ha mejorado la escena incluso. La comunidad de la serie lleva varios días llorando de pura emoción y felicidad, y eso es tan mágico como difícil de ver. Este capítulo es un regalo, un regalo casi en tiempo real porque Robin ha esperado 22 años, pero el viaje para los lectores ha sido casi similar. Obviamente es un capítulo bonito, pero si lees la obra del tirón no te va a impactar tanto como si la llevas siguiendo semana a semana durante 10 años. Y si la sigues desde el flashback de Ohara -como es mi caso en partícular- se convierte en algo sencillamente increíble (y creo que podrá ser un poco más intenso incluso si la sigues desde el principio y vistes en tiempo real a Luffy cargar con Robin en la tumba de Arabasta). Aunque da casi igual 10, 20 que 25 años... sencillamente no se me ocurre nada que no sea un final que haya podido anticipar tanto en ninguna ficción. Lo único que se me viene a la cabeza sería la recuperación de Kiaska en Berserk, pero la obra de Miura había decaído mucho y mi interés por ella se había difuminado tanto. Es lo único que se me ocurre, eso y el final de Chihayafuru -aunque es un final y eso siempre tiene algo de trampa- o cuando vi por primera vez la Tierra Media en el cine.
Hoy es quizás el mejor día de los 27 años que lleva la serie en publicación para ser fan de ella. Oda nos ha hecho llorar a todos de felicidad con este capítulo, eso no se puede pagar, no se puede explicar y cuasi estoy seguro de que se puede volver a vivir.