EL SEÑOR DE LOS ANILLOSLlevo varios años eludiendo esta reseña pero creo que este año ya es inevitable. Es difícil, muy difícil, analizar las que sin duda son mis películas favoritas. Leí el libro de Tolkien hace tres lustros, y desde entonces se pareció en lo más parecido a una biblia que hay en mi pagana existencia. Hace una década, en un periódico, descubrí que se estaban comenzando a rodar las películas; un director desconocido y una producción que parecía carecer de los medios necesarios no despertaron mi confianza. Años después, estaba en el cine esperando ver una película que no me llamaba demasiado la atención y entonces inesperadamente apareció ante mi un trailer en el que un anillo comenzaba a girar y en cuyo interior el fuego dibuja runas; la imagen de los nueve miembros de la comunidad pasando por una montaña uno a uno se grabó en mi memoria. Luego llegaron las películas, las versiones extendidas, los premios, las polémicas por Tom Bombadil y el resto de pasajes olvidados o salvajemente alterados. Las películas fueron nuestras y pudimos disfrutarlas. Porque yo tengo la suerte de ser uno de esos fans de los libros que además es fan de las películas. Defectos, los tienen, es inevitable. Hay aspectos que se podrían mejorar cinematográficamente, y cambios con respecto a los libros que son muy discutibles. Pero para mi gusto el conjunto de virtudes de estas películas es desproporcionamente mayor al de defectos.
La comunidad del anilloLa sorpresa. Todos afrontabamos está película con muchos miedos. Tiene algunos defectos: el peso excesivo de Arwen en la historia (algo que se prolongará a lo largo de toda la saga), la sensación de "pachanga" que rodea al majestuoso concilio de Elrond, el duelo de magos, lo perturbador que resulta Lothlorien y lo discutible que es que Aragorn deje marchar a Frodo. Pero son detalles menores ante lo que verdaderamente esta película es: una magníficia presentación de personajes e historia y, sobre todo, un viaje increible por la cautivadora Tierra Medie que Peter Jackson recreó en Nueva Zelanda.

La película me ganó desde el principio, desde ese prologo majestuoso en el que logran resumir la historia de los anillos. Posteriormente llegaba la Comarca, y allí el director se detiene lo necesario para mostrarnos la personalida de los hobbits y el pequeño paraiso por el que los protagonistas llevaran a cabo su gesta. Peter Jackson pronto demuestra que lo va a arriesgar todo y nos muestra ya Minas Tirith, la Torre Negra e Isengard. La película se convierte en un viaje fascinante en el que se nos muestra una preciosista y élfica Rivendel, una sugerente cima de los vientes, unas increibles minas de Moria, unos majestuosos Argonath, un impresionante bosque de Lothlorien. Aparecen ante nosotros elfos y orcos diseñados con una perfección increible, surgen los Nazgul como los espectros de pesadilla que Tolkien describió y el momento de la aparición del Balrog de Moria en toda su gloria sencillamente dejaba en ridículo cualquier cosa que había visto hasta entonces en el cine.
Es una película relativamente alegre hasta la "muerte" de Gandalf. Vemos a un grupo de protagonistas y vemos como la amistad crece entre ellos (particularmente emotiva la secuencia en la que Gimli y Legolas comentan sus regalos, cercena en la versión estrenada en los cines). Un viaje en el que aflora un compañerismo y en el que la amenaza de Mordor aún está muy lejos. Aunque al final la película adquiere la épica de la serie gracias a la gloriosa batalla de Gandalf contra el Balrog y la emotiva muerte de Boromir (más conseguida que en el propio libro), la película es más un espectaculo visual, un espectaculo que tiene como objetivo cautivar al espectador con sus increibles paisajes para contrastarlos con la oscuridad de Mordor e Isengard y así explicar la importancia de salvar la Tierra Media.
Hay comedia y hay acción magistralmente narrada; quizás se agradeciera una cámara más estática, pero en una guerra no desentona el caos y el presupuesto de toda esta saga no es tan grande como el de otras películas americanas. El ritmo de la película es excelente a pesar de las limitaciones del medio y las restricciones a las que la propia historia la sometía. La sensación de viaje esta perfectamente conseguida.
Las dos torresLa película más complicada de rodar de las tres y seguramente también la más floja. La guerra que se aventuraba en el filme explota aquí. Es una película puramente bélica y esa parte funciona con a la perfección. El problema radica en que la historia se ha fraccionado en tres tramas; siendo una de ellas claramente superior al resto. La parte de Aragorn, Legolas y Gimli está claramente alargada, pero nos presenta a la perfección al pueblo de Rohan y muestra como las verdaderas consecuencias de Sauron y Saruman, el como los pueblos libres están perdiendo precisamente esa libertad y como no pueden hacer nada para evitarlo. Aragorn debe comenzar a asumir su rol de rey. El segundo hilo argumental es el de Frodo, Sam y Gollum. Es una trama mutilada por la imposibilidad cronológica de incluir a Ella-Laraña y finalizar la historia con un Frodo aparentemente muerto. Es una trama en la que apenas pasa nada y en la que el espectador tiene la sensación de no ver un gran avance de los protagonistas, y donde Jackson tiene que recurrir a Faramir y Osgiliath en una polémica decisión para preparar el camino de la tercera película y proponer un climax dramático. Esta parte, no obstante, presenta a Gollum. La tercera trama es la de Merry y Pippin, donde todo sucede al principio y al final de la película, y donde todas las secuencias que aparecen en la segunda hora de metraje parecen mero relleno.

La película tiene defectos contra los que no puede luchar. Una parte de la historia es mucho más potente que el resto y cinematograficamente sería un crimen no concluir la película tras la batalla de Cuernavilla. El ritmo, por los problemas de las tres tramas antes citadas, es el peor del de las tres películas. El desvío a Osgiliath y la actitud de Faramir son muy discutibles (algo más entendibles y vemos la escena con Boromir y Denethor de la versión extendida). Gimli pasa a convertirse en un recurso demasiado cómico. La llegada de los elfos a Helm parece más una concesión al casting que una acción lógica en el guión, ya ni hablar de Arwen, Elrond y Galadriel. Pero nuevamente la película tiene grandes virtudes. La miseria de la Tierra Media queda reflejada a la perfección, y contra esta miseria se levanta un gran mal; el que en las cavernas centelleantes estén las mujeres nos muestra porque luchan los hombres, y estos motivos después justificarán igualmente la batalla de Pelennor. Aragorn se convierte en héroe y los lazos que le unen a Gimli y Legolas se refuerzan forjando un trío con el que el espectador establece una complicidad inmediata (afortunadamente se conservan los "piques" entre el elfo y el enano). Gollum aparece ante nosotros como una criatura rastrera y maligna, pero la capidad del actor Andy Serkis y de los trabajadores de Weta Digital lo transforman en una criatura compleja y lastimosa. Y por supuesto está la acción. Donde "La comunidad" mostraba paisajes, "Las dos torres" muestra sangre. La batalla de Cuernavilla es espectacularmente épica a pesar de alguna cuestión estratégica cuestionable, treinta minutos de acción impecablemente rodados con una variedad de acciones y situaciones ejemplares. Y luego tenemos a los ents y ese festival de simple y llana destrucción que nos muestran y que no puede si no sacar una sonrisa del espectador.
El retorno del reyY llegamos a la tercera película, por los defectos heredados de la segunda entrega la más larga y densa, y por las características de la propia novela la más complicada de todas. Pero también la que, por las virtudes de su director, es la más épica y grandilocuente de las películas que he visto. Una película en la que todo es frenético de principio a fin, un torrente de acción y emociones sencillamente superlativo.
Lo impresionante es que, a pesar de tener mucho que narrar, podemos casi asegurar que "El retorno del rey" no comienza sus partes equivalente del libro hasta pasada una hora en el caso de Aragorn y dos en el caso de Frodo, y aún así funciona a la perfección. El montaje es mucho más hábil que en "Las dos torres" y las escenas que se suceden son más breves y están mejor intercaladas; todas las tramas se desarrollan sincronamente y todas crecen hasta llegar a los grandes clímax que suponen Pelennor y Ella-laraña y La Puerta Negra y el Monte del Destino. Jackson consigue tiempo para desarrollar a la perfección el drama de Faramir, para profundizar algo más en la relación entre Pippin y Merry, para volver a mostrarnos la malicia de un Gollum ya sin capacidad de redención, para sorprendernos convirtiendo en épico algo tan mundano como el encendido de unas antorchas.

Caído ya Saruman, Mordor aparece como una amenaza mucho mayor. Y entonces llega Pelennor, una batalla que deja en pañales Cuernavilla. Superlativa a todos los niveles posibles, presenta un gigantesco asedio con todo tipo de maquinas y criaturas. trolls, orcos, Mumakil y Nazgul se enfrentan a la Ciudad Blanca. Un intercambio inicial de catapultas da lugar a una invasión de almenas mientras los espectros del anillo revolotean por la ciudad al ritmo de una música terrible pero grandiosa. Finalmente las puertas de la ciudad ceden y todo se convierte en una batalla campal en la que los hombres de Gondor se ven obligados a retroceder mientras su senescal enloque. Y entonces llegan los Rohirim en una escena que no creo que pueda ser facilmente superable en el cine. Y mientras todo esto sucede Samsagaz se enfrenta a una araña gigante, a una torre de orcos y al propio Anillo Único.
Tras la gran batalla de Pelennor vendría el inevitable problema de una pelicula que ha mostrado un clímax insuperable y a la que aún le resta más de una hora de metraje. Jackson lo resuelve acelerando el ritmo. Quizás la sensación de que Mordor es recorrida muy rápido por Frodo y Sam podría haberse evitado, pero el ritmo de la película se resentiría demasiado rápido. Todo sucede con una velocidad increible y casi inmediatamente a que consiguieran entrar en Mordor Sam esta cargando a hombros con su señor en un momento impagable. Y mientras Aragorn y cía llevan a cabo una misión suicida para distraer la atención de Sauron con una carga que, acompañada por la versión coral del tema de la comunidad, escala un nivel más de la épica de la serie.
Luego resta el final, un final largo como merece la historia, triste y meláncolico como pocos. Un final con una escena de cuatro héroes brindando en una taberna entre gente que no conoce de sus acciones y a la que han conseguido salvar. Un final poco menos que perfecto.
"El retorno del Rey" es más grande, más espectacular y más emotiva que sus predecosas. Un cierre perfecto para un proyecto que particularmente siempre había creido imposible.
La trilogía de Peter Jackson es un ejercicio grandioso de cine. Partiendo de un libro maravilloso consiguen armar una trilogía cinematográfica maravillosa. Naturalmente hay puntos de ruptura con el libro, pero creo que el espíritu de la obra de Tolkien esta perfectamente mantenido y sencillamente vemos "El señor de los anillos" adaptado al cine. El medio cinematográfico es muy distintos al escrito y es comprensible que "Las dos torres" acabe tras Cuernavilla, que todo suceda muy rápido al final de "El retorno del rey" o que haya partes que se hayan omitido en favor de otras que se han extendido (Tom Bombadil y Arwen).
La película tiene defectos, es normal, pero tiene muchas más virtudes y consigue el imposible de capturar la magia del libro. Unos actores en estado de gracia. Un guión terriblemente trabajado y más terriblemente respetuoso aún con la obra original. Un montaje monstruosamente complejo. Una fotografía sencillamente increible. Unos paisajes naturales majestuosos. Un trabajo de maquillaje gigantesco. Unos efectos especiales donde lo tanquible es escogido antes que lo digital. Una música grandilocuente y épica. Un director que sencillamente supo coordinar todo lo anterior a costa de varios años de su vida. Tres películas sencillamente inolvidables.