Paseaba hace unas semanas por la FNAC de Murcia buscando algún que otro libro o capricho que pudiera parecerme interesante cuando encontré este cartucho a 10€, decidí "arriesgarme" y page esa elevada suma por un juego del que no sabía demasiado a ciencia cierta. El resultado han sido unas 40 gloriosas horas y el descubrimiento de un grandísimo juego.

Esta cuarta entrega de la franquicia de Square una pequeña joya a todos los niveles posibles, y me atrevo a compararla a la
superlativa y maravillosa sexta entrega, a la que supera en algunos aspectos jugables.
"Final Fantasy IV" nos cuenta la historia de redención de Cecil, un general que tras cometer una serie de atrocidades bajo las órdenes de un rey que fue su padre adoptivo pero al que no reconoce, acaba desertando y buscando una forma de redimir sus pecados. Pronto se descubrirá que el rey está bajo el influjo de un sombría figura que responde al nombre de Golbez y que esta buscando los cristales elementales para acabar con el mundo. Cecil, en compañía de varios compañeros que también han sufrido el azote de la guerra, se opondrá a ellos. En líneas generales la historia es bastante simple y predecible, pero funciona de maravilla. Los personajes son carismáticos y todos ellos estan bien presentados y desarrollados, y la historia nos presenta algunos momentos que son sencillamente memorables. No llega esta entrega al nivel de Celes, Terra, Locke, Cyan y esa docena de protagonistas simultáneos que manejabamos en "Final Fantasy IV", pues todo esta centrado en torno a Cecil e historias como la de Tellah y Edward o la de Rydia no tienen tanta profundidad. Pero es un RPG donde la historia pone la guinda a la jugabilidad, donde es un factor que supone un marco coherente y cohesionado para el resto del juego. Square presentó aquí una historia simple pero maravillosamente funcional, y siempre es mejor eso que cuando la propia historia se sobrepone al juego (algo que me parece que pasa en las otras dos entregas de la franquicia que he jugado: VII y VIII). La historia de este juego lo encuadraría más dentro de la franquicía Dragon Quest de Enix que de la propia fantasia final de Square.

Pero si este juego me recuerda a la magnífica y también
cuarta búsqueda del dragón no es sólo por su historia simple y carente de excesivas pretensiones, es por su perfecta jugabilidad clásica. El único defecto verdaderamente notable que le ví a FF VI era el hecho de que al final, por los espers, todos eran capaces de todo. Es algo que no me gusta. En este tipo de juegos me gusta que el mago sea poderoso en magia pero que no pueda hacer nada más, que el protagonista sea poderoso pero tenga sus limitaciones, que el fuerte sea lento, etc, etc. Es algo difícil de ver en los juegos actuales, pero me gusta que las clases de cada personaje estén muy marcadas y que cuando nos enfrentemos a los enemigos finales no todos hayan aprendido de todo. En este Final Fantasy se cumple, nuestro paladín tiene algo de magia blanca, pero esta no se puede comparar a la de Rosa, nuestra verdadera maga blanca. Nuestra invocadora tiene un gran surtido de magias negras y dispone de sus invocaciones -me encanta que sólo haya una invocadora, y me encanta aún más que las invocaciones aunque sean espectaculares sean breves e incluso se puedan saltar-, pero físicamente es débil. Los magos que dominan magia tanto blanca como negra son inútiles cuando se quedan sin puntos de magia. Nuestro ninja es rápido, pero débil. Nuestro caballero dragón tiene "salto" pero no sobresale en ningún atribujo más. El bardo lanza hechizos múltiples, pero es débil y estos son poco frecuentes. Nuestro luchador es sencillamente fuerte pero es incapaz de lanzar un conjuro. Todo es muy clásico y me encanta; cada personaje puede hacer X cosas, pero si necesitamos Y eso le tocará a otro personaje y tendremos que pensar como lo hacemos. Se hecha en falta un poco de libertad en algunos aspectos de atributos y complementos, pues no podemos personalizar demasiado las habilidades de nuestros personajes. Pero podemos heredar habilidades, y eso en cierta manera ya nos permite diversificar un poco el grupo. En este aspecto el juego se queda corto, pero es muy fácil pasarse (como demuestra la magnífica sexta entrega, donde puedes crear auténticos monstruos con la combinación de preseas).
La clasificación tan rigurosa de los personajes y sus habilidades fortalece el componente estratégico del juego, pues además su elevada dificultad hace que esa entrañable estrategia de "atacar, atacar, atacar, esperar a que llene la barra y repetir" no funcione. Es un juego difícil, bastante dificil. Los enemigos normales pueden darnos bastantes problemas, y los finales sencillamente pueden ser imbatibles si no pensamos bien -y rápido- nuestros movimientos. Al marcado caracter de clases se suman enemigos que no dudan en lanzar una y otra vez hechizos múltiples, los clásicos muertos que hemos de matar con pociones, los vampiros que drenan, los que se basen varias partes que se regeneran las unas a las otras y en las que las debilidades de unas fortalecen al resto, aquellos que son una frenética cuenta atrás, algunos en aparencia invulnerables... el juego ofrece una variedad mostruosa de enfrentamientos y nos obliga a dominar los hechizos de defensa y de modificación de conductas. Además, la historia misma modifica nuestro grupo de héroes, nunca tendremos más de cinco y estos vienen determinados por la trama. No tenemos un "banquillo" de personajes, solo tenemos cinco -un numero alto, pero que en el juego se maneja a la perfección-, los cinco que podamos en ese momento, y con ellos hemos de afrontar lo que sea por mucho que nos gustase poder contar con el monje en lugar del ninja. El componente estratégico del juego esta muy logrado en todos los aspectos posibles, aunque esto, como por otra parte es nomal, se traduce en un nivel de dificultad bastante elevado. No obstante, mentiría si no dijera que esa dificultad no me parece si no otra grandísima virtud de este juego.

Tecnicamente nos encontramos con un espectacular pero peculiar remake del juego original. Escenarios y personajes han sido rehechos en 3D, y los resultados de unos y otros son bastante distintos. Los personajes son magníficos, grandes y detallados, pero siguen siendo cabezones y simpáticos, mantienen el alma de los juegos de Super Nintendo y no se han perdido en las divagaciones "emo"isticas que tanto gustan en la franquicia actualmente. La recreación de estos personajes también nos proporciona unas cinemáticas destacables, cortas, lo cual siempre es un acierto, pero magníficas. En los videos los personajes muestras una naturalidad y unas animaciones dignas de mención, y las grandes acciones que remarcan y narran estan culminadas por un grandioso trabajo de los dobladores americanos. Los personajes de este juego tienen un gran carisma y diseño, animaciones, videos y voces no hacen si no engrandecerlos. Por desgracia los escenarios no son tan buenos. El desarrollo es 2D sobre fondos 3D y no podemos girar la cámara como ocurre en los remake de Dragon Quest. Los escenarios presentan algunos pasajes detallados y hermosos, pero ciudades y mazmorras se me hacen muy simples en su mayoría y, sobre todo, no nos podemos mover por todas aquellas zonas que el mapa indica. La tridimensionalidad es ficticia y no podemos llegar detrás de una columna, es un defecto extraño que me ha mosqueado bastante pues igual que hay zonas que inexplicablemente quedan fuera de nuestro alcance, en ocasiones nuestro personaje se pierde en la pantalla.
¿Recomendaría este juego? SI, con mayúsculas (y más aún al precio al que se encuentra). Me parece un grandísimo juego de rol y me ha divertido durante unas cuarenta horas. Es más largo de lo que esperaba y también más dificil, no creo que sea el mejor juego para iniciarse en este género pero me parece una pequeña maravilla.