He terminado de ver una de las series más curiosas y sorprendentes que ha dado la industria del anime en estos últimos años. A tenor de las impresiones que me dejó en su primer episodio, no puedo decir otra cosa que no sea que ha sido una serie decepcionante y sorprendente. Decepcionante porque su argumento -y su desarrollo- han sido bastante inesperados, y decepcionante porque, si bien interesante, creo que la serie no ha sabido manejar correctamente su historia.
La historia nos transporta a un pais cualquiera de la Europa medieval y nos coloca en la carreta de Lawrence, un avispado mercader. En sus viajes, Lawrence acabará en un pueblo que ha olvidado a los antiguos espíritus en favor del Dios moderno. El último de estos espíritus tomará forma humana y, por avatares del destino, Lawrence hará con ella el trato de acompañarla hasta las frías tierras del norte. Es un argumento extraño, pero no deja de ser el punto de partida para una "road-anime" con un honrado mercader y una diosa particularmente caprichosa. No obstante, a pesar de tratar un poco temas como la religión, el tema principal de la historia es la economía y en el se centra. No se no dan nociones de economía, no se nos explica un poco en que consistían los trueques. "Spice and wolf" es casi un tratado sobre especulación medieval. Lo que en un principio parecía una mera excusa para explicar el viaje de Lawrence toma un peso sorprendentemente grande en la mayoría de los episodios. Este es el gran defecto de la serie pues, sinceramente, es un tema bastante aburrido y parece eclipsar a la propia relación de los dos protagonistas durante un gran porcentaje del metraje.
El ritmo de la serie, sobre todo en su primera mitad, es bastante malo; pues aunque los autores se empeñen en lo contrario no tiene la misma tensión dramática una discusión sobre los intereses y el cambio de divisas que el rescate de los protagonistas tras una trampa. Así mismo, la relación entre los protagonistas -si bien hermosa- tampoco esta muy bien tratada. Hay un cambio notable entre las dos mitades del anime, la trama evoluciona entonces y el interés crece bastante, pero la evolución de los personajes no me parece demasiado conseguida en esos momentos puntuales.
El gran gancho de la serie, es estúpido negarlo, es Horo. La caprichosa diosa lobuna que viaja con Lawrence. Dotada de un diseño que mezcla a partes iguales sensualidad con inocencia, es un personaje claramente creado con los típicos conceptos de "moe" o "kawaii" del anime. Su diseño esta bastante cuidado en el aspecto de ser guapa pero no inverosimil, así como el estar dotada de una variedad de expresiones faciales sencillamente inimaginables para el resto de personajes (la animación de la series muy regular en su irregularidad, todos los esfuerzos estan puestos en Horo). Malhumorada, caprichosa, divertida y hasta provocadora, Horo esta pensada que divertir al espectador en la mayor parte de la serie y seducirlo con su lado más serio -e incluso salvaje- en los grandes momentos. No obstante, Horo esta demasiado prefabricada. Es un personaje agradable, divertido y tierno a partes iguales, pero carece de verdadera originalidad o, incluso, personalidad. Horo es un simple y llano ejemplo de "fanservice". Fanservice bien llevado y realizado con gusto (recordemos que se pasa todo el primer episodio desnuda pero la cámara no se recrea en ello apenas), pero fanservice al fin y al cabo.
Tecnicamente, como he comentado, es una serie bastante mediocre. Tiene algunas escenas buenas y unos paisajes hermosos. Pero la animación es muy sencilla y simple y, aún así, bastante rígida. El diseño de personajes es también bastante convencional. La música, si bien tiene algunos cortes hermosos, se hace demasiado repetitiva. Horo, como he mencionado al hablar de ella, es la excepción. Su diseño es muy bueno -creo que es la única que puede considerarse que tiene un vestuario- y sus animaciones siempre estan muy cuidadas. Mientras que el resto de personajes pierden sus rasgos humanos ocasionalmente, el rostro de Horo siempre permanece perfecto.
En resumen, es un anime ligero y agradable. Horo resulta simpática y encandila al espectador. No obstante, la absurda obsesión del anime por profundizar en aspectos económicos de la sociedad medieval le resta entretenimento a la serie y -sobre todo- destroza su ritmo.
La historia nos transporta a un pais cualquiera de la Europa medieval y nos coloca en la carreta de Lawrence, un avispado mercader. En sus viajes, Lawrence acabará en un pueblo que ha olvidado a los antiguos espíritus en favor del Dios moderno. El último de estos espíritus tomará forma humana y, por avatares del destino, Lawrence hará con ella el trato de acompañarla hasta las frías tierras del norte. Es un argumento extraño, pero no deja de ser el punto de partida para una "road-anime" con un honrado mercader y una diosa particularmente caprichosa. No obstante, a pesar de tratar un poco temas como la religión, el tema principal de la historia es la economía y en el se centra. No se no dan nociones de economía, no se nos explica un poco en que consistían los trueques. "Spice and wolf" es casi un tratado sobre especulación medieval. Lo que en un principio parecía una mera excusa para explicar el viaje de Lawrence toma un peso sorprendentemente grande en la mayoría de los episodios. Este es el gran defecto de la serie pues, sinceramente, es un tema bastante aburrido y parece eclipsar a la propia relación de los dos protagonistas durante un gran porcentaje del metraje.
El ritmo de la serie, sobre todo en su primera mitad, es bastante malo; pues aunque los autores se empeñen en lo contrario no tiene la misma tensión dramática una discusión sobre los intereses y el cambio de divisas que el rescate de los protagonistas tras una trampa. Así mismo, la relación entre los protagonistas -si bien hermosa- tampoco esta muy bien tratada. Hay un cambio notable entre las dos mitades del anime, la trama evoluciona entonces y el interés crece bastante, pero la evolución de los personajes no me parece demasiado conseguida en esos momentos puntuales.
El gran gancho de la serie, es estúpido negarlo, es Horo. La caprichosa diosa lobuna que viaja con Lawrence. Dotada de un diseño que mezcla a partes iguales sensualidad con inocencia, es un personaje claramente creado con los típicos conceptos de "moe" o "kawaii" del anime. Su diseño esta bastante cuidado en el aspecto de ser guapa pero no inverosimil, así como el estar dotada de una variedad de expresiones faciales sencillamente inimaginables para el resto de personajes (la animación de la series muy regular en su irregularidad, todos los esfuerzos estan puestos en Horo). Malhumorada, caprichosa, divertida y hasta provocadora, Horo esta pensada que divertir al espectador en la mayor parte de la serie y seducirlo con su lado más serio -e incluso salvaje- en los grandes momentos. No obstante, Horo esta demasiado prefabricada. Es un personaje agradable, divertido y tierno a partes iguales, pero carece de verdadera originalidad o, incluso, personalidad. Horo es un simple y llano ejemplo de "fanservice". Fanservice bien llevado y realizado con gusto (recordemos que se pasa todo el primer episodio desnuda pero la cámara no se recrea en ello apenas), pero fanservice al fin y al cabo.
Tecnicamente, como he comentado, es una serie bastante mediocre. Tiene algunas escenas buenas y unos paisajes hermosos. Pero la animación es muy sencilla y simple y, aún así, bastante rígida. El diseño de personajes es también bastante convencional. La música, si bien tiene algunos cortes hermosos, se hace demasiado repetitiva. Horo, como he mencionado al hablar de ella, es la excepción. Su diseño es muy bueno -creo que es la única que puede considerarse que tiene un vestuario- y sus animaciones siempre estan muy cuidadas. Mientras que el resto de personajes pierden sus rasgos humanos ocasionalmente, el rostro de Horo siempre permanece perfecto.
En resumen, es un anime ligero y agradable. Horo resulta simpática y encandila al espectador. No obstante, la absurda obsesión del anime por profundizar en aspectos económicos de la sociedad medieval le resta entretenimento a la serie y -sobre todo- destroza su ritmo.
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