miércoles, abril 22, 2020

Las cartas aún no sobre la mesa

Eden no hana

Mi afición por Chihayafuru me llevó a esta obra previa de su autora tras el hecho de que Zadkiel me comentará sobre ella. Mi valoración es un poco extraña. No está mal, pero tampoco esta especialmente bien. Tiene muchos de los defectos que se suelen aplicar a los shojos más clásicos, pero -por encima de todo- es una obra que desconcierta por tener elementos muy, muy oscuros.
El punto de partida nos presenta a Midori, una chica que se cansan de repetirnos los terriblemente hermosa que es, que vive un infierno de vida en secundaria por la familia adoptiva que la ha acogido y que practicamente la está arrojando al suicidio. En esos momentos aparecerá de la nada Tokio, su hermano perdido largo tiempo ha, cuando sus padres murieron y cada uno fue adoptado por ramas distintas de la familia. Midori comenzará su vida con su nuevo "onii-chan" al tiempo que comienza a salir con un compañero de instituto y se dibuja entre ellos un extraño y por momentos perturbador triángulo amoroso.
Vaya por delante que no soy nada fan de las tramas incestuosas, y esta obra va por ahí. Es una importante pega ya que, obviamente, es la trama principal. Dejando eso a un lado, la obra presenta tramas muy turbias con varios aspectos altamente delictivos que le dan un toque muy oscuro y que son bastante interesantes, pero que en cierta manera acaban decepcionando algo por ser resueltas con cierto optimismo que podría ser considerado casi ingenuidad en algunos momentos. Además, algunas cosas como la excesiva bondad de Hashiba o lo bipolaridad de Yukari funcionan demasiado a conveniencia de la historia.
Narrativamente presenta algunos detalles interesantes y plantea desde el principio los principales focos de la historia, aunque me parece que en ocasiones se ralentiza demasiado y que los capítulos de transición no terminan de ser todo lo entretenidos que debieran.
Formalmente se descubrió que Yuki Suetsugu había plagiado revistas de moda y páginas de Takehiko Inoue y eso le valió la cancelación de su obra posterior y un ostracismo del que no saldría en varios años. Son viñetas puntuales bastante raras, pero tampoco nada sangrante, y en general la composición de la obra es bastante normal con la maquetación habitual de los shojos. Conforme avanza el manga van aumentando en número los primeros planos o las viñetas que tan grande muestran a los personajes de Chihayafuru, pero aquí -en general- tanto la disposición de planos como de enfoques es muy convencional, y así mismo el detalle de los personajes -y sobre todo de los fondos- es también muy poco destacable. Hay atisbos de lo que sería después el arte de Chihayafuru, pero se notaba que era una artista aún en la veintena, con un estilo que aún tenía mucho margen para crecer y una tecnología que aún no se había asentado lo suficiente en la industria como para hacer desaparecer una imagen claramente artesanal.
En general no es un gran manga, pero tampoco una obra especialmente recomendable. Supongo que es bastante injusto haberla comparado con Chihayafuru tanto a lo largo de la reseña, pero también creo que es evidente que la mayoría de las lecturas que reciba esta obra en estos años vendrán dadas por su hermana mayor, y desde luego este es un manga muy inferior.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Zadkiel

Que conste que solo lo nombre porque me llamaba la atención los diseños que eran igual a Arata y Taichi y no sé si su elección refuerza o no a mi team de Chihayafuru, no es que vaya recomendando mangas incestuosos, creo (no chromo).

También está 100% no kimi e, que es de 2 tomos y la prota es Chihaya y el chico es Taichi con gafas xd

La verdad no soy muy de Shoujo así que no creo que lo lea, pero me llama la atención que toque temas tan oscuros, sumado a la acusación de plagio, me encantaría saber la historia de esos años de transición hasta llegar a Chihayafuru

eter dijo...

Si te sirve, además de en el diseño, el "Arata" de aquí es muy directo mientras que el otro es mucho más comedido... hasta en eso son parecidos XD.

La oscuridad es muy extraña, porque conociendo a la autora de CHihayafuru no me esperaba nada escabroso (ahí lo más parecido a algo chungo es la relación de Shinobu con su abuela). Y lo del plagio es muy surreal, las imagenes plagiadas de Slam Dunk, si, creo que son denunciables porque cuando ves las imágenes.... se nota mucho, pero las de revistas me parece muy ridículo. Pero, lo dicho, supongo que si se superponen las imágenes se veran X líneas iguales y habrá leyes que regulen eso.