Allá por el año 2009 la divertidísima primera temporada de esta franquicia (ver reseña) me pareció uno de los mejores animes del año. Hoy, en el 2011, no puedo decir lo mismo. Lo que funcionaba bien hace 2 años no funciona tan bien hoy.
Las primeras desventuras de esa oda a la perversión lésbica que eran las aventuras de Miyanae Kanako eran divertidas y eran originales. No había mucha historia, pero el punto de partida era una locura original y la serie estaba plagada de grandes momentos. El problema es que el factor sorpresa naturalmente se ha perdido en esta continuación, y además el propio estilo de Shaft esta ya demasiado visto y desdibujado por la exageración en la que ha caído. Para la Shaft actual todo vale, y ese estilo visual y narrativo que en cada temporada parecen llevar un poco más allá se lleva por delante cualquier atisbo de coherencia o cohesión en el guión. Se sabe y se acepta. Pero sencillamente hay ocasiones en las que funciona mejor que en otras.
Este no es un mal anime. Es sencillamente un anime irregular. En ocasiones es tronchante cuando Kanako se pone a hacer de las suyas, o cuando el resto de personajes la malinterpretan, o cuando las féminas se enmarcar sin complejos en estereotipos exagerados, o cuando sencillamente a veces los personajes divagan tanto que es surreal... y los homenajes a series como Dragon Ball o Legend of the Gallactic Heroes, o a videojuegos como Phoenix Wright son sublimes. El problema es que cuando vas a ver un episodio de la serie te sientes como un habitante de los Siete Reinos ante el nacimiento de un Targaryen, no sabes si será una genialidad o una locura. Porque la moneda, por desgracia, en ocasiones cae del lado malo y la serie se obsesiona con un gags que -al menos en mi opinión- no terminan de funcionar, o con personajes o tramas no demasiado inspirados... o con locuras que sencillamente son tan absurdas y forzadas que no resultan divertidas.
Irregular es la palabra que creo que define a la serie, con unos momentos geniales que se alternan con otros bastante aburridos.
¿Recomentadable? No innova tanto como la primera, que me parecía una imprescindible; pero creo también que aquellos que disfrutaran con la primera oleada de locuras de Kanako lo haran con esta segunda temporada, donde se encuentra tan desbocada que en ocasiones es apartada de la trama por una voz en off... y donde protagoniza también algunos de los mejores Openings que he visto en mucho tiempo.
Las primeras desventuras de esa oda a la perversión lésbica que eran las aventuras de Miyanae Kanako eran divertidas y eran originales. No había mucha historia, pero el punto de partida era una locura original y la serie estaba plagada de grandes momentos. El problema es que el factor sorpresa naturalmente se ha perdido en esta continuación, y además el propio estilo de Shaft esta ya demasiado visto y desdibujado por la exageración en la que ha caído. Para la Shaft actual todo vale, y ese estilo visual y narrativo que en cada temporada parecen llevar un poco más allá se lleva por delante cualquier atisbo de coherencia o cohesión en el guión. Se sabe y se acepta. Pero sencillamente hay ocasiones en las que funciona mejor que en otras.
Este no es un mal anime. Es sencillamente un anime irregular. En ocasiones es tronchante cuando Kanako se pone a hacer de las suyas, o cuando el resto de personajes la malinterpretan, o cuando las féminas se enmarcar sin complejos en estereotipos exagerados, o cuando sencillamente a veces los personajes divagan tanto que es surreal... y los homenajes a series como Dragon Ball o Legend of the Gallactic Heroes, o a videojuegos como Phoenix Wright son sublimes. El problema es que cuando vas a ver un episodio de la serie te sientes como un habitante de los Siete Reinos ante el nacimiento de un Targaryen, no sabes si será una genialidad o una locura. Porque la moneda, por desgracia, en ocasiones cae del lado malo y la serie se obsesiona con un gags que -al menos en mi opinión- no terminan de funcionar, o con personajes o tramas no demasiado inspirados... o con locuras que sencillamente son tan absurdas y forzadas que no resultan divertidas.
Irregular es la palabra que creo que define a la serie, con unos momentos geniales que se alternan con otros bastante aburridos.
¿Recomentadable? No innova tanto como la primera, que me parecía una imprescindible; pero creo también que aquellos que disfrutaran con la primera oleada de locuras de Kanako lo haran con esta segunda temporada, donde se encuentra tan desbocada que en ocasiones es apartada de la trama por una voz en off... y donde protagoniza también algunos de los mejores Openings que he visto en mucho tiempo.
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