jueves, marzo 08, 2018

Dickens ya definió a los abogados a la perfección

Ace Attorney: Spirit of Justice

Tras el pequeño varapalo que fué la cuarta entrega (ver reseña), la franquicia de Phoenix Wright consiguió remontar el vuelo con una vuelta a los clásicos en su quinta entrega (ver reseña). En esta sexta entrega, con la franquicia ya muy asentada, encuentro el problema de que creo que Capcom no sabe muy bien que hacer con ella. La cuarta entrega era muy innovadora, la quinta vivia de lo contrario, y ambas funcionaban. Con esta sexta entrega se continua con el estilo clásico salpicándolo de pequeñas novedades; el problema es que el juego se queda en una extraña tierra de nadie.
Argumentalmente el juego es una locura como lo son todos los Phoenix Wright, donde vemos sistemas de justicia dignos de las distopías mas enrevesadas. En este caso Phoenix llega a un país donde Maya esta terminando su formación de medium... naturalmente sucede un crimen y nuestro abogado pelopincho tendra que defender a un testigo frente al bueno de Payne como en cualquier buen juego de la franquicia. Descubrimos aquí que en este país practicamente se han abolido los abogados y que estos comparten la sentencia del acusado caso de ser este encontrado culpable (normalmente la penal capital), y que además usan mediums para ver los últimos instantes de vida de la víctima y usarlos como prueba incriminatoria. Aquí vemos ya esas visiones -en las cuales hemos de encontrar contradicciones- que componen la gran novedad de este juego y su aportación a la franquicia. 
El problema es que este caso, el clásico caso tutorial de la saga, se extiende a lo largo de unas 4 horas. Es ya muy indicativo de lo que es este juego. Un juego con buenas ideas y buenos momentos, pero sobre todo un juego tremendamente alargado.
En el juego tenemos a Apollo y su brazalete en dos casos, y también tenemos a Athena y su psicología en otros dos casos, Phoenix tiene sus psicocandados e incluso el retorno de Ema Skye nos trae los minijuegos forenses. Sin embargo, todo esto, que son buenas ideas y dan variedad al juego, tiene el gran problema de ser abarcado de una forma muy superficial. Apenas hay 2 o 3 de cada uno de estos minijuegos, y todos ellos son tremendamente sencillos para lo que es habitual en la saga (hasta el punto de que muchos de ellos ni siquiera conllevan penalizaciones y pueden superarse por el método de prueba y error facilmente al no haber demasiadas posibilidades).
Esta facilidad y sencillez se extienden a las secciones de investigación, muy sencillas y extremadamente lineales. No hay apenas desafío en ellas y nos limitamos a ir de un lado a otro, pinchando en todos los lugares llamativos del escenario y hablando con los personajes (esta es la jugabilidad clásica de la franquicia, pero en esta ocasión es muy lineal y carente de variaciones, las ayudas son constantes no ya directamente si no incluso indirectamente pues el juego nos indica tanto en que dirección avanzar que es casi antinatural no hacerlo). Todo esto hace que las investigaciones, donde tampoco vemos grandes giros argumentales, se limiten a una mala novela visual con muchos diálogos intrascendentes y un sentido del humor que no siempre funciona.
En los juicios encontramos nuevamente el problema del alargamiento artificial del juego, con interrogatorios en ocasiones demasiado forzados y continuos cambios de testimonios. La dificultad tampoco ayuda, ya que en estos casos es demasiado... irregular. Sigue estando presente ese defecto de la franquicia tan conocido en el cual, a la hora de desbaratar una contradicción puede que fallemos por no presentar la prueba adecuada en el momento adecuado; el juego nos penaliza si avanzamos por delante de él, aunque al menos en esta ocasión creo que ya no nos obliga tanto a protestar sobre una frase aunque la contradicción se encuentre en otra. La dificultad es extraña, ya que se dispara exponencialmente en las visiones, donde hemos de cuadrar un segmento concreto de una secuencia de vídeo con una frase de la interpretación y las sensaciones que en ese momento se nos muestran o se nos ocultan... es algo extraño y no siempre natural.
Los casos no están mal. Prólogo aparte, tenemos un buen segundo caso y un espectacular tercer caso, el cuarto caso es relleno 100% pero es simpático, y el quinto caso es glorioso en su segunda mitad... pero terriblemente tedioso en su primera parte. El juego recupera a Apollo como protagonista principal y, después de convertirlo casi en el antagonista de la entrega anterior, le da un gran peso y le permite crecer como personaje. El final del último caso es realmente bueno, y supone para este abogado algo parecido a lo que fue "Trials and tribulations" para el propio Phoenix. A Apollo le sumamos un siempre efectivo Phoenix y una encantadora -aunque infrautilizada- Athena; Maya vuelve, aunque su rol es muy pequeño... como casi anecdótico es el papel de Edgeworth, mejores en este sentido son las apariciones de Ema y Simon. La serie tiene ya muchos personajes y quizás se empeña en mostrar más de los que puede, más cuando ha de presentar nuevos personajes... y con Rayfa la serie consigue una entrañable tsundere... pero Nahyuta es un fiscal extremadamente soso y aburrido.
Es un juego con unos buenos casos, pero tristemente he de decir que no me parece especialmente recomendable. Por ciertos momentos emotivos puede ser recomendable para los veteranos de la saga, pero creo que también estos serán los que más noten que la duración de 35-40 horas del juego es claramente artificial y se consigue a base de minar el ritmo de la aventura; y desde luego para un profano en la franquicia hay mejores juegos con los que adentrarse en ella.

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