jueves, septiembre 26, 2019

Eterno y académico paseo

Fire Emblem: Three houses

Afortunadamente Awakening fue un juegazo (ver reseña) al que las ventas acompañaron, pues esta moribunda saga pasó a convertirse en un buque insignia de Nintendo. No obstante, desde el excelso Radiant Dawn con el que descubrí la saga hace una década (ver reseña) la franquicia se había movido en portátiles y tenía dudas de como volvería a unas consolas de sobremesa que siempre parecen requerir más músculo gráfico. Por suerte, Nintendo se ha tomado las cosas con calma y no ha vacilado en retrasar el juego bastante hasta que estuviera listo, y lo cierto es que -si bien dista mucho de ser un portento gráfico- es todo un juegazo. Ahora bien, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, sus avances y sus retrocesos con respeto a la saga. Es, por decirlo de alguna forma, mejor juego que Fire Emblem en si.
El juego se ha simplificado bastante. La dificultad es bastante más baja, incluso en dificultad "difícil" y con muerte permanente de unidades el juego no llega a suponer una odisea tan complicada como otras entregas de la franquicia. Aquí entraría en juego el "Pulso del dragón" con una mecánica de poder retroceder en los turnos similar a la de "Shadows of Valentia" (ver reseña), quizás la entrega anterior de la que este título más bebe. A la capacidad de retroceder en el tiempo se suma un diseño de escenarios y fases no especialmente complicada, hay alguna algo enrevesada (sobre todo en las misiones alternativas), pero en general no hay fases tan demenciales como en otros juegos. La mecánica de juego de limpiar los mapas poco a poco suele funcionar bastante bien, ya que no hay demasiados refuerzos y la inteligencia artificial de los enemigos es bastante predecible. El triángulo de armas clásico desaparece parcialmente, aunque sigue habiendo debilidades muy claras de caballeros frente a magos o unidades aéreas contra arqueros. El juego no es fácil en líneas generales, pero es fácil dentro de la franquicia; vigilando el alcance y los ataques de los enemigos y subiendo algo de nivel en las misiones alternativas no tendremos especialmente dificultades más allá de algún crítico puntual. Mi mayor pega a esta entrega seria esa.
No obstante, es hasta cierto punto comprensible, el juego quiere ser medianamente accesible y llevar la franquicia a todo el mundo, así que supongo que es lógico que no quisiera que sus jugadores murieran en la primera pantalla por no saber equilibrar sus habilidades o que sus armas se agotasen. Eso, naturalmente, es poco menos que imposible en la primera pantalla, pero si en las siguientes, y por mucho que el juego se haya simplificado a nivel de parametrización de nuestro grupo es una auténtica locura. Las armas vuelven a romperse, tenemos técnicas y ataques especiales con nuestros batallones en lo que es una de las grandes novedades (aunque particularmente me parece que se queda en bastante poco y no cambia apenas la jugabilidad más allá de ofrecer unos ataques con efectos secundarios en los que no podemos salir heridos) y tenemos muchísimas habilidades de las cuales sólo podemos heredar unas pocas. Aquí tendríamos uno de los grandes cambios, pues el sistema de clases ha cambiado en favor de un sistema de desarrollo paralelo de dominios de armas que se siente muy natural dentro del ambiente escolar del juego (todos los personajes aparecen sin clase inicialmente, y dependiendo del dominio de arma que les enseñemos tendrán más facilidad para una clase u otra), un sistema que otorga tantas posibilidades que ni siquiera se echan en falta ese gran avance de entregas anteriores que fueron los "hijos".
Esta capacidad de enseñar habilidades viene dada por el gran aporte jugable de este juego: la vida fuera de las batallas. Primero he de decir que no soy muy fan de esta corriente imperante en los Fire Emblem desde hace algunas entregas de vida de campamento. Dicho lo cual también diré que esa animadversión mía se debe principalmente a que -hasta este juego- esos "castillos" siempre han sido bastante mejorables. Aquí han mejorado mucho este factor hasta convertirlo en uno de los motores del juego. El juego se estructura en unos 22 meses que culminan siempre con una gran batalla, antes de ese enfrentamiento tendremos nuestra vida escolar que básicamente consiste en instruir a nuestros alumnos en algunas disciplinas y afrontar misiones opcionales los fines de semana (momento en el que también podemos hacer caminar por el monasterio en el que se ubica la acción hablando con todos los personajes y desbloqueando misiones opcionales o pequeños subjuegos). Creo que, a pesar de la opción de automatizar estas partes, en general al juego le falta algo de libertad aquí pues pronto esta dinámica se hace algo repetitiva y no especialmente gratificante (más o menos habría que hacer una exploración en cada mes al menos, y esta se puede llevar fácilmente una media hora que supone un tiempo superior al de la mayoría de las batallas).  
A pesar de que no me guste especialmente esta "Personificación" (aunque por lo que he oído de ella, creo que estos cambios se asemejarían casi más a los de la saga "Trails") si que hay que admitir que funcionan muy bien a la hora de crear vínculos; las conversaciones de apoyo están bastante más trabajadas de lo habitual en la franquicia y ello hace que se les coja un gran cariño a los personajes que el juego usará a su favor para conseguir un gran dramatismo en el segundo acto del juego. A pesar de su apariencia inicial de anime de instituto, el juego consigue desarrollar una trama y unas lecturas sorprendentemente maduras, y lo hace además merced a la gran virtud de dividir su historia en 4 líneas argumentales diferenciadas y sólidas de por si, como necesarias para visualizar el gigantesco tapiz del mundo definido. 
Es un Fire Emblem en el que no hay terceras partes en batallas, no mansiones que visitar, no hay apenas triángulo de armas y la dificultad es bastante baja. Pero es un Fire Emblem muy rejugable por sus personajes e historias, que aporta una evolución muy notable en la gestión de clases y habilidades y potencia como nunca los aspectos sociales de la franquicia. No me parece el mejor juego de la saga, pero si una entrega muy digna con su propia personalidad y que constituye no solo una opción muy recomendable para sus seguidores habituales si no también una excelente puerta de entrada para los profanos.

7 comentarios:

Setzer dijo...

Algún día tendré que pedirtelo, a ver si estos cambios que comentas que han metido consiguen reengancharme a la franquicia.

Anonimatus dijo...

Mirándolo por el lado bueno es una saga con la que Nintendo se atreve a innovar y eso es importante.

eter dijo...

Setzer, ya me contarás cuando lo cates

Anonimatus, sí, gusten más o menos los cambios, siempre es bueno que las sagas evolucionen y no se repitan, no queremos jugar siempre a lo mismo (salvo con Dragon Quest, claro XD)

Anónimo dijo...

El numero dos en mi lista cuando me compre la Switch después del Zelda, les tengo muchas ganas a ambos pero por desgracia tengo poco tiempo.

He visto que hay cuatro rutas, ¿Cual crees que es la mejor?

eter dijo...

Las rutas son bastante parecidas en su primera mitad, y argumentalmente se complementan entre ellas. Diría que no hay una mejor que otra; yo de momento he jugado la de la "Iglesia" y la de "Dimitri", y diría que la segunda es mejor por el protagonista y la historia... pero los secundarios de la primera -que es con lo que más juegas- son muy superiores.

Xesu dijo...

Yo lo he empezado con los Blue Lions y me está gustando bastante el juego.
Mejora cosas y aunque aún me queda mucho para tener una opinión completa, puede que acabe siendo de mis favoritos de Switch. Además agradezco que no hayan separado las versiones como hicieron en Fates.

En fin, cap.11 y según parece ahora viene lo mejor.

eter dijo...

Vas a empezar la fiesta.

Los leones azules molan, tienes a Ingrid, tienes a Derdrue con todo lo de su pueblo, Mercedes y sus ara-ara, y Anette con toda su historia.