viernes, mayo 08, 2020

En mi mente funcionaba

Eizouken ni wa Te wo Dasuna

Creo que todos hemos tenido muchas veces esa sensación de, al finalizar algo, que el resultado final nos decepcione de sobremanera; la frustrante certeza de que nuestra habilidad no ha sido capaz de convertir nuestros pensamientos en obras. Creo que, de una forma rara, es lo que pasa con este anime (y supongo que por extensión con su manga original). Me imagino al autor, recorriendo algún paraje medio raro de Japón, viendo algún edificio extraño víctima de las guerras, crisis y cambios que ha vivido el país nipón en el último siglo, y me imagino a ese autor fascinándose ante esa visión, superponiendo varias capas de pensamiento abstracto sobre ella para conformar una visión completamente imposible, y me imagino al mismo autor pensando sobre esa visión lo mucho que le habría gustado a su yo infantil y como habría espoleado ese escenario su creatividad. Y me lo imagino haciendo un manga sobre ello, una metaserie sobre el propio medio en la que los personajes luchasen por intentar plasmar en un formato físico lo que imaginaban en sus mentes. Y me imagino igualmente a un autor tan absurdamente plástico como Masaaki descubrir una orden y querer abordar el proyecto de su adaptación al anime como una declaración de amor al medio y a la propia creatividad.
Me lo imagino. Y lo que me resulta más curioso es que, precisamente lo que creo que es el corazón de la serie, lo que creo que era el principal aliciente que seguramente vieron sus editores, lo que creo que fascina a todos los miembros involucrados en su producción.... es también lo que menos funciona de la serie. Y curiosamente todo lo demás.... sencillamente es increíble. 
La serie nos traslada a un instituto con una arquitectura imposible ubicado en una ciudad con una planificación urbanística absurda. Allí conoceremos a Asakusa una chica voluntariosa que quiere hacer anime pero con un enfoque de la vida demasiado romántico y bohemio que contrasta con el pragmatismo absoluto de su mejor amiga Kanamori. Las futuras directora y productora de animación conocerán a Mizusaki, una idol adolescente con pasión por animar y conformaran un trío que comenzara a realizar pequeños cortes de animación.
Cuando Asakusa y Mizusaki dejan volar su imaginación y sus fantasías moldean el entorno que las rodea es cuando la serie me parece peor, cuando se me hace más pesada. Cuando no es así, cuando la serie se transforma casi en un pseudocumental sobre animación que entra en la música y el uso del ordenador pero -sobre todo- en los procesos de animación tradicional sobre papel y en como se componen planos y se engaña al espectador con todo tipo de recursos para economizar medios, entonces la serie es una absoluta gozada bajo la dirección de una despótica Kanamori que se encarga en todo momento de dirigir la creatividad de sus creativas para que no se vuelva su propia creación.
Cuando la serie se centra en el anime, y cuando sus tramas son de perfil más bajo, es cuando mejor funciona, porque es cuando más sorprende y más efectivas son sus herramientas. No obstante, cuando intenta explotar sus facetas más creativas o cuando más anticipa desarrollos dramáticos, es cuando peor funciona. 
Es una serie que no llega a ser tan buena en su conjunto como lo es sus momentos más brillantes, pero aún así -sin ningún tipo de duda- es todo un imprescindible del año, una pequeña joya muy recomendable y disfrutable para un profano en el anime, pero una visión obligada para cualquier fan del medio.

7 comentarios:

Anonimatus dijo...

Lo que más me llama la atención es el diseño de las chicas, no son las típicas bellezas monas y coloridas que se ven en otros animes sino que tienen un aspecto extremadamente normal, Kanamori se parece a Shinji Hirako de Bleach vestido de chica mientras que Mizusaki, una idol en el mundo de esta serie sería considerada una chica promedio en otras series.

Neovallense dijo...

Me ha gustado mucho, tiene momentos brillantes. Me gustan mucho los instantes en los que las protagonistas desbordan su fantasía hacia el mundo real, pero le falta un punto para ser una serie redonda, y eso lo noto sobre todo en el que debería ser el clímax de la narración, en la proyección de su último trabajo, que no me transmite todo lo que supuestamente debería.

Igualmente, y como bien dices, es un anime imprescindible.

eter dijo...

Anonimatus, la verdad es que si, Kanamori es Hirako de Bleach XD. Mizusaki, dentro de lo que suelen ser los diseños de las series de Yuasa es un bellezón, y dentro de la propia serie no hay muchos personajes más bonitos y la tía muestra elegancia en cada uno de sus movimientos.

Neovallense, es muy raro, todo el final del festival escolar, con ese corto de 5 minutos y todo el drama de Mizusaki es sencillamente impecable, es muy raro que no planificaran la serie de alguna otra forma para que esto fuera el final de la serie. Es muy extraño que el final verdadero sea tan flojo comparado con lo que hemos visto unos pocos episodios antes.

Lechu dijo...

Yo creo que la parte de metaserie pura es tan redonda, tan perfecta a la hora de mostrar lo que es un anime por dentro, que las partes de imaginación desbordante de las chicas, pese a ser tremendas y bellas, se sienten mucho más flojas en comparación. Pero no hay que olvidar que esos sueños despiertos son la semilla de todo el trabajo posterior, no entendiéndose este sin ellas.

Tampoco se hubiera entendido que un anime sobre hacer anime no estuviera bien hecho, Yuasa y compañía parece que también lo vieron así y han puesto un cariño extremo en su realización y producción. Es el anime que más sensación de "artesanal" (por decirlo de alguna manera) me ha dado nunca, los sacrificios en la animación o el diseño se hacen en los momentos oportunos, hay un cuidado extremo en todos los detalles... Va a ser de lo mejorcito del año, sin duda.

eter dijo...

Sí, a mi lo que me resulta sobre todo extraño es que el arco del corto es más intenso dramáticamente, y creo que también por la propia animación, en la que los personajes parecen más involucrados... pero el último, el clímax, me pareció más flojo, es extraño. Como si la serie avanzara en un momento dado hacia sus fortalezas y luego retrocediera un poco... aunque aquí también creo que quizás sea tema del anime, la historia parece pedir ahí que haya más personajes como la chica -o chico, no me acuerdo- del sonido y gente de otros clubs (quizás en el manga este más desarrollado y aquí no tuvieran margen para ello... aunque el episodio del pasado de Kanamori ya solo es una gozada absoluta que justifica todo este arco con el que soy tan crítico)

Anónimo dijo...

Se me había olvidado completamente que Yuasa estrenaría otra serie este 2020 y aquí me encontré que ¡Zas! resulta que ya ha salido y todo.
Plenamente disfrutable.

Y no me extrañaría que el guion de esos ultimos caps se lo sacaron de la manga como un metamensaje sobre la propia producción de esos caps. O en realidad no.

eter dijo...

Habría que ver el manga original para comparar. Lo dicho, creo que la idea de esos capítulos, con la unión de la ciudad en si, es muy buena... pero no terminan de funcionar del todo, y es extraño que la serie vaya un poco hacia atrás cuando el arco anterior logra ser tan emotivo.