Continuación de la magistral "Ef - a tale of memories", esta serie aborda los hilos que aquella primera entrega del mítico eroge de Minori obviaba y termina de perfilar las historias de los Chihiro, Renji, Kei y compañía. El corazón de esta docena de episodios es, no obstante, aquella misteriosa muchacha de cabellos largos que apareceía como un espectro durante la primera temporada y ayudaba a los jóvenes a resolver sus problemas. Junto a ella el sacerdote, y junto a ellos el músico y la joven entusiasta. Este cuarteto forma un grupo protagonista que además esta fuertemente vinculado a los de la anterior saga pues descubrimos que si sus presentes se cruzan es porque ya lo hicieron sus pasados. En este aspecto la serie apuesta sobre seguro en algunos aspectos al ofrecer suficientes referencias a la serie anterior como para obtener una sonrisa de complicidad del espectador, más aún cuando vemos que Chihiro, Hiro y los demás estan disfrutando de una paz y alegría que sobradamente se ganaron en la entrega anterior. Pero esta parte alegre no es unicamente un recurso fácil de cara al espectador, es necesaria, pues la carga dramática de esta serie es mucho más compleja y grave que la de su predecesora. Si "memories" nos presentaba los primeros amores de unos jóvenes, esta serie se centra en adultos, hombres ya completamente desencantados del mundo y del amor. Es una serie más dura que su antecesora.
En mi opinión no funciona tan bien como aquella obra maestra. Los ingredientes son similares, y por momentos "melodies" alcanza unos umbrales de genialidad deslumbrantes, pero su ritmo es algo más irregular y su tono demasiado oscuro. Las historias que se narrán han subido varios escalones más en el tono de dramatismo, tanto que en algunos momentos parecen demasiado crueles como para ser verídicas. El problema es que las reacciones de los personajes no están a la altura. Renji y Hiro, siendo adolescentes, se enfrentaban a sus problemas con mayor soltura; cierto es que los problemas de Yuu y Kaze son peores, pero algunas de sus reacciones son tan equivocadas que se hacen difíciles de comprender. Así mismo Miki y Yuuko resultan casi abstractas y, a pesar de sus traumas, casi toda su personalidad se reduce a un amor insondable cuya naturaleza u origen nunca llegamos a comprender demasiado bien. Este defecto también se haya en el padre adoptivo de Yuuko, caricaturescamente malvado, e incluso Nagi, demasiado altruista. Es este un importante problema pues, a pesar de la indudable calidad de la serie y la profundidad y emotividad de sus historias, yo al menos no he llegado a alcanzar una empatía con sus actores principales similar a la que "memories" me produjo.
Pero, como en su predecesora, en "melodies" las formas resultan tan importantes que casi eclipsan a la trama. Nuevamente todos los recursos visuales de los que SHAFT es capaz están a la disposición de la historia. Planos abstractos, variaciones constantes de color, simbolismo extremo, alteración de los créditos... todo ello está a disposición de los directores para exagerar visualmente las emociones ya de por sí fuertes que los guiones tratan de transmitir. Como su precuela, "melodies" es una constante experimentación visual donde el espectador en ocasiones puede llegar a perderse. Aquí echamos también en falta algo de evolución; el estilo visual de la serie -dentro de su extravagancia y complejidad- quedó claramente definido en su primera entrega, aquí parece que nos repiten los mismos trucos visuales. Además, como en "memories" hay ocasiones en las que la serie parece más un ejercicio de onanimo visual que otra cosa; si bien en la mayoría de las ocasiones los recursos visuales de esta serie son impagables, en algunas resultan innecesarios y se hacen reiterativos.
Más oscura, menos redonda que su predecesora y carente -obviamente- del don de la sorpresa, es un anime terriblemente intenso y disfrutable. Completamente recomendable.
En mi opinión no funciona tan bien como aquella obra maestra. Los ingredientes son similares, y por momentos "melodies" alcanza unos umbrales de genialidad deslumbrantes, pero su ritmo es algo más irregular y su tono demasiado oscuro. Las historias que se narrán han subido varios escalones más en el tono de dramatismo, tanto que en algunos momentos parecen demasiado crueles como para ser verídicas. El problema es que las reacciones de los personajes no están a la altura. Renji y Hiro, siendo adolescentes, se enfrentaban a sus problemas con mayor soltura; cierto es que los problemas de Yuu y Kaze son peores, pero algunas de sus reacciones son tan equivocadas que se hacen difíciles de comprender. Así mismo Miki y Yuuko resultan casi abstractas y, a pesar de sus traumas, casi toda su personalidad se reduce a un amor insondable cuya naturaleza u origen nunca llegamos a comprender demasiado bien. Este defecto también se haya en el padre adoptivo de Yuuko, caricaturescamente malvado, e incluso Nagi, demasiado altruista. Es este un importante problema pues, a pesar de la indudable calidad de la serie y la profundidad y emotividad de sus historias, yo al menos no he llegado a alcanzar una empatía con sus actores principales similar a la que "memories" me produjo.
Pero, como en su predecesora, en "melodies" las formas resultan tan importantes que casi eclipsan a la trama. Nuevamente todos los recursos visuales de los que SHAFT es capaz están a la disposición de la historia. Planos abstractos, variaciones constantes de color, simbolismo extremo, alteración de los créditos... todo ello está a disposición de los directores para exagerar visualmente las emociones ya de por sí fuertes que los guiones tratan de transmitir. Como su precuela, "melodies" es una constante experimentación visual donde el espectador en ocasiones puede llegar a perderse. Aquí echamos también en falta algo de evolución; el estilo visual de la serie -dentro de su extravagancia y complejidad- quedó claramente definido en su primera entrega, aquí parece que nos repiten los mismos trucos visuales. Además, como en "memories" hay ocasiones en las que la serie parece más un ejercicio de onanimo visual que otra cosa; si bien en la mayoría de las ocasiones los recursos visuales de esta serie son impagables, en algunas resultan innecesarios y se hacen reiterativos.
Más oscura, menos redonda que su predecesora y carente -obviamente- del don de la sorpresa, es un anime terriblemente intenso y disfrutable. Completamente recomendable.
3 comentarios:
Yo todavía no sé si hacer el comentario en mi blog de esta serie punto por punto y que me quede como el tuyo prácticamente que sólo lo vas a leer tu o esperarme a que algún fansub en castellano decente la saque entera y ya comentarla y que pueda leerlo más gente. Supongo que esperaré a lo segundo pero lo iré escribiendo ahora y así no me da tanta pereza XD
PD: sí, memories está mejor que melodies pero aún así a mi esta segunda temporada me ha gustado mucho.
A mi lo que me jode es que por el comentario parece que no me haya gustado mucho... y no. La serie es muy buena y tiene momentos increibles.
Que Kuze se hace algo cansino, que el padre de Yuuko es un villano absurdamente desproporcionado, que repiten algunos esquemas de memories (escena de revelación de Yuuko o Kuze y sus "¿por que?")... sí, pero yo ayer me vi los tres últimos de un tirón y es imposible no emocionarse cuando el 10 finaliza con el Yuu llevando a la moribunda Yuuko mientras suena el opening en una versión triste, o cuando a mitad del 11 te meten el opening de memories, o cuando cuando el electrocardiograma de Kuze responde a pesar de que era previsible.
No es tan original ni tan bonita como la original, pero sigue estando un nivel muy por encima del resto.
pd: vaya salida y entrada de año más deprimente que me he pegado terminando de ver Ef y de leer Saikano. Dios... ha sido traumático.
pd2: yo preferiría que lo escribieras dentro de unos meses. Ahora la tengo reciente y ya he dicho todo lo que quería decir -mas o menos- de ella aquí. Si reabres el tema de conversación dentro de unos meses... pues la recordare y la ponderare con algo de tiempo, que siempre esta bien.
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