viernes, mayo 29, 2015

Sempais

Chihayafuru 146

Esta última subsaga de Chihayafuru podía considerarse medio de relleno, medio decepcionante. Era, claramente, una minisaga que tenía que ser tranquila tras el torrente emocional previo. No obstante, nuevamente, y aún a riesgo de perder la poca objetividad que creo que tengo con esta serie, me tengo que quitar el sombrero ante su autora. Como dije en una reseña anterior, Suetsugu es como Roger Federer, lo hace todo sencillo, tan sencillo que parece fácil. Nada más lejos de la realidad, lo que hace esta mujer es tremendamente complejo. Chihayafuru no se está alargando hasta lo indecible como, mal que me pese, le sucede a Skip Beat. Chihayafuru sigue teniendo su final a la vista, y en cada capítulo avanza hacia él.
Y en estos capítulos hemos visto progresar a Chihaya, Taichi y Arata, pero a su sombra los secundarios les han ido robando el protagonismo hasta culminar ese golpe de estado con el capítulo de esta semana. Un capítulo en el que vemos como todos los personajes han crecido y continúan haciéndolo. Todos los apoyos que Chihaya consiguió para su club ahora son miembros de este de pleno derecho y actúan con completa independencia para conseguir lo mejor para cada uno de ellos y para el club en si. Naturalmente en los grandes momentos todo dependerá de quien tiene que depender, pero no son personajes sometidos a Chihaya.
En los mangas deportivos normalmente el protagonista es un novato de primer año, y estos mangas recurren a sempais muy carismáticos que portan la voluntad de unos antecesores que les influyeron mucho... y normalmente esto acaba siendo un lastre para el manga en cuestión porque ha de resolverlo todo en un año para no perder a estos personajes y eso siempre parece muy surreal. No en Chihayafuru, en este manga hemos visto crecer de la nada al club de karuta, y ahora vemos como los que en un momento fueron novatos sin apenas interés por el juego son ahora sempais que sirven de inspiración a sus kohais y que auguran un club competitivo incluso para cuando ellos y su carismática y atolondrada líder hayan dejado el instituto (protagonista que no tiene casi nada que ver en esta saga y cede su protagonismo al "ente" del propio club).
Y con este planteamiento Suetsugu consigue además otro objetivo: evitar un torneo. El torneo local, ya varias veces disputado, carecía de sentido. Serían partidas sin emoción porque sabríamos como acabaría y como mucho podíamos tener a una Chihaya "emo", que es algo que creo que nunca queda bien. En su lugar tenemos un torneo que practicamente es ignorado y que se supera con algunas frases de unos miembros del club a otros y una potenciación de personajes que requerían su pequeña cuota de protagonismo y que necesitaban crecer para poder escudar a la Chihaya en futuras batallas.
Capítulo y saga... modélicos.

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