miércoles, noviembre 14, 2018

Gradius, R-type, 1942...

Ikaruga

Clásico de culto de principios de siglo, Ikaruga es uno de los mata-mata más celebrados de la historia de la industría del videojuego. El juego parte de la clásica premisa de una nave que se va enfrentando a hordas de enemigos, pero sustituye los clásicos power-up de distintos tipos de disparos por una naturaleza de "polaridad" que hace que el control simplemente se base poco más que un par de botones para disparar y cambiar la polaridad (aunque aparte habría un tercero para una especie de superataque). Podemos llevar la polaridad "blanca", con lo que no nos harán daño los disparos de ese color y haremos más daño a los enemigos rojos, o la roja, donde todo se invierte. Naturalmente, el dañar a enemigos con sus color opuesto hace que aumente un marcador de conteo que aumenta nuestra puntuación, que debido a la naturaleza arcade del juego es el verdadero objetivo más allá de sobrevivir y acabar con nuestros enemigos. Esta sería la modalidad básica de juego, y ya convierte el juego en una locura frenética donde constantemente no dejamos de disparar y -más importante aún- no dejamos de cambiar de una polaridad a otra ya sea para mejorar nuestra "cadena" o para defendernos de la tormenta de fuego enemigo. Este juego es lo que se conoce como un "bullet hell", un infierno de balas destinado a un público muy versado en el género y que busca una dificultad elevadísima. Además, si el juego base no fuera lo sufcientemente difícil, podemos parametrizar aquí también el grado de agresividad de nuestros enemigos de tal forma que nos devuelvan más fuego del que normalmente hacen, y también podemos hacer que la munición sea finita y que hayamos de recargarla merced a absorver el propio fuego de nuestros enemigos. La dificultad y el desafío son muy altos.
Y la dificultad tan alta es necesaria, el juego en sí podría acabarse en 20 minutos si seleccionamos la opción de vidas infinitas porque esto no deja de ser un juego "de recreativas" y evidentemente en esa circunstancia uno se cuidaba mucho de no desaprovechar cada moneda de 5 duros (sí, soy muy viejo ya, aunque por los tiempos de esta máquina ya cada partida costaba 100 pesetas o 1 euro en una divertida muestra de la inflacción lúdica que siempre hemos vivido). Es un juego difícil e intenso, donde sobrevivir a cada fase es muy gratificante, y donde el frenesí hace que una partida pueda durar apenas unos minutos pero sentirse tremendamente entretenida. Este juego podría usarse para definir la palabra rejugabilidad.
Tecnicamente no deja de ser un abanderado de Dreamcast, no se puede esperar que impresione por sus efectos o sus fondos, pero es tremendamente efectista y bonito, con multitud de enemigos en pantalla y algunos jefes realmente impresionantes. Los gráficos cumplen más que de sobra y a nivel sonoro la música es bastante espectacular. Historia tener tiene, pero bueno, no creo que importe mucho y es la enésima fumada japonesa sobre humanidad y divinidad con un mensaje ecológico. En el control si tendría algún problema, al menos en su versión a dobles... porque me pareció muy incómodo tener que jugar con los joycom en vertical con los gatillos como botones para disparar en lugar de poder jugar en horizontal (aunque creo que esto es porque no supe configurarlo y tendría que trastearlo algo más).
El juego es una locura extremadamente difícil que dista mucho de ser recomendable para todos los públicos, pero para todo aquel que sepa a lo que se enfrenta (lo mejor que se puede hacer es ver algún video en youtube) y le guste el género es una inversión de 15 euros perfecta para tener siempre en la memoria de la Switch y echar alguna demencial partida de vez en cuando.

2 comentarios:

Anonimatus dijo...

Un juego tan bien hecho que se ha editado en tres generaciones de consolas consecutivas sin cambios importantes.

En mi caso lo jugué en Dreamcast con el mando arcade, recomendaría que que consiguieras uno, los hay que son compatibles con PC y Switch por menos de 40 €.

eter dijo...

Un buen juego debería ser independiente de la tecnología, y en este caso se cumple. Los gráficos podrán ser mejorables, pero la base jugable es tan buena que seguirá funcionando muy bien dentro de otras 3 generaciones de consolas.

No soy muy de mandos arcades, pero lo cierto es que este juego pide uno a gritos.