martes, enero 22, 2019

Virtudes en el continente, defectos en el contenido

Double Decker! Doug & Kirill

Esta es una serie extraña por la intensidad que la caracteriza tanto para bien, como para mal. Una serie con unas virtudes gigantescas que, para su desgracia, quedan eclipsadas por unos defectos al menos igual de grandes. La serie nos ubica en una especie de mundo fantástico que, si bien tiene dos soles, es muy similar a la Tierra actual con ciertos toques de ciencia-ficción, y allí vemos las peripecias de un grupo de policías de la ciudad de Lisvaletta para luchar contra el tráfico de Anthem, una droga que transforma a sus consumidores en monstruitos cuando se descontrolan para que haya peleas.
La serie funciona muy bien cuando nos muestra el día a día de los policías. El diseño de personajes,   escenarios y objetos es fantástico, con esa característica fuerza que imprime Sunrise a muchas de sus series merced a un uso de diseños agresivos con muchos contrastes en sus colores. Visualmente la serie tiene una gran fuerza por lo simplemente distinta que se siente a la mayoría de los animes habituales. En lo sonoro la serie no desmerece a sus diseñadores, con unos temas pegadizos que están más cerca del rock que del pop, y además el trabajo de sus actores de doblaje es excelente y se nota que disfrutan con sus roles aumentando la locura de la serie con unas actuaciones muy desenfadadas (la serie incluso cuenta con un narrador que no duda en romper constantemente la cuarta pared y que es increíblemente divertido). Técnicamente la serie sería muy destacable, si no fuera por que usa demasiado el ordenador, y si esto no importa con los entornos u objetos, si que se nota mucho -y para mal- con los personajes, que en ocasiones llegan a estar completamente animados por ordenador y confieren a la serie un aspecto plástico y robótico nada atractivo. El uso del ordenador no se basa en ningún criterio aparente; es cierto que se usa en muchas escenas de acción, donde si podría tener algo más de sentido para que la serie fuera más consistente, y luego directamente hay escenas normales de diálogo en las que parece que se hubieran quedado sin presupuesto o la animación tradicional no hubiera llegado a tiempo y hubieran tenido que recurrir a los modelos por ordenador, en el primero de los casos la animación no queda bien pero en el segundo directamente me saca de la serie.
Esta dualidad técnica se extiende también a la historia o el desarrollo de la serie, y aquí es más curioso todavía porque la serie brilla en sus episodios individuales pero es un completo desastre en su trama principal. Los episodios en los que sencillamente vemos el día a día de los policías son buenos, son muy buenos incluso. La media docena de agentes y los personajes de apoyo son muy buenos, y hay una química excepcional entre ellos. La comedia funciona muy bien en estos episodios merced a unas tramas surreales y alocadas donde incluso la narrativa se permite algún que otro momento experimental. Es una serie muy divertida y con mucha fuerza visual en sus inicios. El problema es que tiene una trama principal, y cuando decide desarrollar esta en su último tercio esta no sólo resulta ser horrible, si no que está terriblemente contada, con situaciones extrañas, que se suceden atropelladamente en base a unos giros de guión muy tramposos. La serie, muy disfrutable en sus inicios, se desinfla con un final terriblemente flojo, siendo irremediable también que esta sea la impresión que deja en el espectador.
Es una pena, se trata de una serie que me encantó al principio y que tiene elementos muy frescos, pero que se desinfla mucho hacia su final.

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