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sábado, marzo 16, 2019

El futuro de Hosoda

Mirai, mi hermana pequeña

Tengo que decir que me hallo algo decepcionado ante el resultado de esta película, aunque quizás más que decepcionado la palabra sería desorientado. Es una película extraña. Mamoru Hosoda sigue la trayectoria casi bibliográfica de sus últimas películas y, tras explorar paternidad y maternidad, ahora se vuelva en el vínculo entre hermanos que le han hecho descubrir sus hijos. 

El protagonista absoluto de la película es un niño de 4 años... que es un niño de 4 años. Madura y crece hasta aceptar a su hermana pequeña Mirai, pero todo lo ve con sus rabietas y su completamente normal infantil visión de todo. La película refleja constantemente la forma de ver el mundo de un niño, y así mismo también vemos como todos los personajes actúan con él como se actúa con una criatura de 4 años. El espectador tiene que ver la película sabiéndolo, y creo que aquí también entra en juego personalidad de cada uno porque creo que unos padres primerizos disfrutaran mucho más esta película de lo que lo ha echo alguien tan poco empatia hacia los niños como un servidor (aunque supongo que un padre no podra dejar de horrorizarse ante la peor casa imaginable para el crecimiento de un niño). El costumbrismo es uno de los puntos fuertes de Hosoda, y aquí sencillamente da una lección de él retratando a la perfección la vida de toda una familia con todos sus buenos y no tan buenos momentos. Kun es el protagonista de la película, pero sus padres también avanzan a lo largo del metraje, e incluso vemos al perro integrado perfectamente en la familia que Hosoda ensalza como un pilar fundamental de la existencia humana.

Para su mensaje familiar el director nipón crea una especie de fábula en la que el niño acaba aceptando a su hermana como alguien de su vida en base a varios viajes en el tiempo en los que se cruza con otros miembros de su familia y descubre la importancia de estos (viajes en los que creo que aparece sorprendentemente poco la citada hermana a pesar de lo que el título y el traíler podrían dar lugar a entender). Es en esta forma de vertebrar la historia donde tengo más problemas. Algunos segmentos funcionan muy bien; la primera incursión de Mirai es muy divertida, en general la película alterna bien el tono de estos capítulos mostrando algunos dramáticos y oscuros con otros más ligeros... sin embargo algunos de ellos me parecen más flojos y no aportan demasiado al resultado final, dándole a la película una extraña sensación inconexa donde el desarrollo general parece algo vago.
Técnicamente es una película que se mueve en un escenario muy pequeño, la animación es consistente y tiene pequeños alardes de espectacularidad, pero no destaca especialmente en este sentido e incluso diría que en alguna escena han usado demasiado el ordenador.
Recomendable, es mejor -o más fresca- que "El niño y el monstruo" (ver reseña), pero está bastante por debajo de esa obra maestra increíble que son los niños lobo (ver reseña) (a la que por cierto rinde un par de homenajes nada sutiles) y esos trabajos más sencillos y disfrutables que eran la chica que saltaba a través del tiempo (ver reseña) y Summer Wars (ver reseña).

viernes, abril 22, 2016

De bestias y cachorros...

El niño y la bestia

A veces suceden pequeños milagros y resulta que una película de Mamoru Hosoda se estrena en España, y es todo un placer ir a ver una película de este hombre al cine.Esta "Bakemono no Ko" me parece que está un par de escalones de la genial "Wolf children" (ver reseña), pero es que aquella era una película tan redonda que es difícil imaginar como superarla. Esta película sigue su senda, con una temática parecida; donde antes teníamos la historia de una madre luchando por criar a sus dos niños, ahora tenemos a un joven creciendo bajo la tutela de una especie de monstruo macarra. Esta película es algo más ambiciosa, con un protagonismo casi dual entre el joven y el adulo, así como un enfoque que intenta abordar tanto la paternidad de uno como el crecimiento del otro y el vínculo que se forma entre ellos y que los hace crecer a ambos.
He leído en una entrevista que esta película surge de Hosoda al convertirse este en padre, y parece bastante evidente, demasiado evidente (diría que incide demasiado en el mensaje). En primer momento tanto niño como bestia reniegan de su relación y parecen casi mantenerla por pura cabezonería, pero pronto ambos comenzaran a no querer defraudarse el uno al otro, esforzándose uno en enseñar y otro en aprender, estando ambos frustrados por temer no hacerlo bien.
Naturalmente, hay peleas, y de hecho cuando la película quiere ponerse en plan espectacular y épica lo consigue, y hay mucha comedia porque Kurmatetsu es un niño grande gruñón y bocazas y Ren aprende de él oponiéndose en todo. Sin embargo, pasada la primera parte de la película, la infantil, la aventura da paso al drama, con una historia más pausada sobre los conflictos de identidad, la individualidad y el como nos definen las relaciones con el resto de personas. Esta es la profundidad que uno espera de este director y esta es la que uno encuentra, aunque en su recta final tengo la impresión de que Hosoda se sentía casi obligado a meter a una chica -aunque el rol de Kaede dista mucho del de ser un interés romántico- y un enemigo para catalizarlo todo. Es entonces cuando la película pierde algo de ritmo con algunos cambios algo forzados y un enemigo al que le falta un poco de desarrollo.
Técnicamente, la película es una absoluta gozada. En algún momento se nota el ordenador, pero creo que es intencionado para transmitir cierta frialdad o mecanicidad en el mundo humano... pero en la ciudad de las bestias tenemos una animación de corte tradicional absolutamente prodigiosa, con un colorido y una expresividad magníficos. El doblaje es bastante correcto (sólo echaría en cara alguna adaptación de términos japoneses, innecesaria creo, habida cuenta de la poca importancia de estos y del público potencial de la película), la música es bastante correcta, con algunos pasajes preciosos que quedan como un guante a la película.
Es, en definitiva, una buena película. Y es un regalo poder verla en cine. No obstante, creo que al intentar abarcar más ópticas y unos mensajes más complejos y ambiciosos, no le ha quedado tan redonda a su director como algunas de sus películas anteriores.

lunes, marzo 11, 2013

Un gigante que no deja de crecer

Ookami kodomo no Ame to Yuki

Una de mis anécdotas cinéfilas favoritas es aquella de cuando al gran Billy Wilder le comentaron una idea para una comedia de enredo en la cual un hombre tenía una amante y usaba el apartamento de un compañero para intimar -eran los 60- con ella. Aquella era, para aquel hombre, una idea divertidísima que podía dar lugar a una notable comedia de enredo. Wilder sin embargo se quedó fascinado por la otra parte de la historia, la de ese triste hombre que alquilaba su apartamento como picadero y que luego tenía que dormir sobre las sábanas aún calientes. Era una historia mucho más interesante. Nació así esa obra maestra del cine que responde al nombre de "El apartamento". Porque, como dice otro dicho, lo extraordinario está en lo ordinario. ¿Qué merito tiene contar una historia de amor? Lo realmente mágico, no es el primer beso, son los 40 años que le suceden, ahí es donde esta la verdadera proeza de esa relación.

Ookami kodomo me recuerda esa idea. En sus dos anteriores -y portentosas- películas Hosoda Mamoru contaba grandes historias de amor. En "La chica que saltaba a través del tiempo" narraba un romance imposible con tintes de tragedia de ciencia-ficción. En "Summer wars" el universo familiar de Ghibli conocía Matrix en una epopeya romántica de reconciliación familiar. En esta "Ookami kodomo" vemos enamorarse a una chica y un hombre lobo... argumento que bastaría para levantar una grandísima película. Y entonces el hombre-lobo muere en un trágico accidente y la joven se ve obligada a cuidar ella sola a los dos niños-cachorro de la pareja. Y ahí encontramos la verdadera epopeya, el como una joven ha de dejarlo absolutamente todo atrás y emprender una nueva vida por sus hijos teniéndolo que aprender todo sobre la marcha.

Durante las dos horas de duración de la película atravesamos tres claros segmentos. Uno primero romántico donde la protagonista y su pareja se enamoran. Uno segundo, más de comedia costumbrista, donde la pobre viuda ha de cuidar a sus dos vástagos con los problemas de los niños y los cachorros, y uno tercero donde el drama lo ocupa todo y los niños han de enfrentarse al problema de aceptar su verdadera naturaleza. 
La película tiene muchísimos menos personajes que la desbordante Summer Wars, pero me parece mucho más ambiciosa su narración a lo largo de unos quince años y el desarrollo completo de tres personajes (dos de los cuales ni siquiera han nacido durante los primeros minutos de la narración). El narrar saltos temporales en cine es algo muy complejo, muy pocas películas sobreviven a ellos. Pero esta lo hace, y a la perfección.
El ritmo de la película es prodigioso, pasando de romance a comedia, y finalmente a drama, de una forma gradual y completamente natural. No hay nada forzado la historia, como tampoco nada chirría en el desarrollo de sus personajes (aunque quizás se trampea un poco con Ame). La película logra hacer reír y divertir, pero igualmente emociona en su clímax y consigue transmitir su mensaje.


Tecnicamente goza de una animación magnífica, suave y fluida, con unos travellings usados a la perfección para las refrescantes carreras que simbolizan la libertad. Recurre sorprendemente poco al simbolismo y se las ingenia también para generar algunos buenos recursos propios (magnífico el plano de crecimiento de los niños mediante el enfoque de sus aulas). En su factura técnica quizás lo único que le achacaría es que en algunas partes la banda sonora me ha parecido algo floja en comparación con el despliegue de animación, guión y dirección.

No es una película recomendable. Es una película obligatoria.

Sinceramente, no se me ocurre como Hosoda Mamoru puede no ya superar esa película, si no mantener el nivel que él mismo se ha autoimpuesto con sus películas. Pero espero desde ya su próximo trabajo, ya mantenga sus historias y personajes normales en escenarios con una pizca de magia, ya salte descaradamente a un género que no sea este. Este director, hoy por hoy, me parece el más interesante de toda la animación nipona, y de esta última frase se puede quitar sin problemas el atributo "nipona"... y quizás también "de toda la animación".

lunes, abril 25, 2011

Hosoda Mamoru + One Piece

One Piece - La isla secreta del barón Omatsuri

Hosoda Mamoru se ha convertido, por méritos propios, en una de las grandes esperanzas del cine de animación japonés actual. Esas dos pequeñas maravillas que son "La chica que saltaba a través del tiempo" y "Summer wars" no sólo manejo a la perfección argumentos muy sugerentes, sino que hacen gala de una sensibilidad muy destacable para el desarrollo de los personajes. Cual sería mi sorpresa al descubrir que previamente a estas dos joyas firmó la sexta película de One Piece. Nunca me han interesado demasiado las películas de la franquicia; sólo he visto "Strong world", que fue más o menos lo que esperaba, pero esta película me la apunté como una asignatura pendiente.
Vista tengo que decir que es... rara. Y se agradece. Podrá gustar más o menos, pero es distinta a lo que es el anime, las películas o el propio manga, y eso se agradece. Es una película de One Piece y se nota, pero es también una película de Hosoda Mamoru y también se nota.
Lo primero que llama la atención es la animación, mucho más cercana a las películas antes mencionadas del director que al anime de One Piece. Los diseños son un pelín distintos a lo habitual, pero estan muy bien animados. Hay algún que otro momento en el que se abusa del ordenador, pero lo cierto es que la película tiene un aspecto fresco y original visualmente, con algunas secuencias bastante remarcables.
Pero esta no es una película de acción, es una película de personajes... por extraño que pueda parecer en la adaptación de un shonnen. Es una película francamente atípica, sólo hay unos pocos combates -y muy ligeros- en la primera mitad de la película, adquiriendo después un tono mucho más oscuro e íntimo. La película se centra en profundizar en los vínculos entre los personajes al intentar sembrar la discordía entre ellos. Es algo raro dentro del espíritu de la serie y creo que no termina de cuajar del todo bien. No obstante, es valiente y es distinta, y eso se agradece y mucho.
Si bien todo esta forzado por ser una película de hora y media de duración, se presenta y se desarrolla bien el conflicto de los personajes y la crisis que sufre la banda.
Una película distinta a lo que uno esperaría ver normalmente en una película de un shonnen, una película que quiere aportar algo y reinterpretar el universo de Oda en lugar de repetirlo por enésima vez. Una película rara y extraña, y por ello recomendable.

sábado, marzo 27, 2010

La chica que saltaba a través de la red

Summer Wars

Celebrada como el mejor producto de animación en Japón del 2009, "Summer Wars" era el nuevo trabajo de Hosoda Mamoru y el equipo de "La chica que saltó...". Para mi gusto no llega al nivel de aquella película, pero no llega por un pelo y porque esta película es bastante más ambiciosa al tratar de conseguir una historia más universal. La película es algo así como una mezcla entre el cyberpunk de un Denno Coil y el realismo mágico de un Miyazaki. Y la película funciona. Funciona de maravilla.
Kenji es un joven tímido que pasa sus días entre Oz -una versión potenciada de internet- y la preparación de las olimpiadas matemáticas. Un día Natsuki, la chica más popular del instituto, le ofrece el trabajo de acompañarla a una reunión familiar que se realizara con motivo del 90 cumpleaños de su abuela. Kenji pasará cuatro días en la villa de Natsuki, rodeado por todo un gigantesco clan de familiares que no pararan de recordar el pasado glorioso de su clan. El problema llega cuando Oz colapsa y el mundo entero amenaza con ser destruido, llegado este momento el clan pasará de rememorar las batallas de Tokugawa y cía a protagonizar una auténtica guerra virtual en Oz.
Como he comentado antes, creo que la película no termina de llegar al nivel de "La chica que saltaba...", pero si aquella era una película de 10, esta lo es de 9.95. Sólo la sorpresa que me supuso y tener una menor duración colocan aquella película un pelín por delante. Pero esta película es otra pequeña obra maestra. Y es también una apuesta mucho más arriesgada que la que fue su predecesora.
"Summer wars" es, al mismo tiempo, una película terriblemente vanguardista y tradicionalista; una película plagada de referencias al pasado más entrañable y al futuro más inmediato. Una película que plantea guerras de cartas en el ciberespacio. Porque la película nos plantea un universo alternativo donde los avatares de los usuarios son capaces de todo, pero ante todos nos plantea una entrañable -y gigantesca- familia donde cada miembro tiene su identidad, sus ideas y sus problemas, pero donde todos están unidos por un vínculo invisible e irrompible que los lleva a superar cualquier problema. Es una película sobre una familia, y es dificil describir su argumento cuando en algunas escenas vemos como todos ellos cogen sus móviles y sus DS para apoyar a un conejo modernete a luchar contra una especie de demonio budista. Es una película sobre la unión de una familia y el poder de esta para hacer frente a todo tipo de crisis. Es una película que, sencillamente, hay que ver y disfrutar.
Tecnicamente... sencillamente es una burrada. Una animación perfecta en todo momento y unas secuencias de batalla en la red a las que el ordenador da una agilidad y un poderio que consiguen sorprender incluso en nuestros días. El trabajo musical y el doblaje son buenos. En composición de planos no encontramos, extrañamente ningún gran alarde, siendo la película bastante comedida en este aspecto y conteniéndose también bastante en un simbolismo que caso de haber sido liberado podría haber eclipsado al resto de la película. El continente está supeditado al contenido. Es una película de personajes y todo esta enfocado hacia ellos. No se escatima en pequeñas escenas familiares que nos ayudan a conocer a todo el clan a través de diálogos y acciones cotidianas. Los silencios son importantes y definen la autoridad y la debilidad de los protagonistas. El montaje proporciona un ritmo alto, pero en ningún momento la película pierde el norte ni se enfrasca en batallas interminables. Tecnicamente cada responsable de la película cumple a la perfección, y naturalmente todo ello es responsabilidad de un gran director.
He leído algunos comentarios por internet en los que calificaban a Hosoda Mamoru como el más firme candidato al trono de Miyazaki. Sus películas tienen una identidad algo diferente, pero si bien no se si es alumno, sucesor o simplemente admirador, sus películas tienen en común la más importante de todas las características: la pasión por contar una buena historia de personajes y emocionar con ella al espectador.

viernes, julio 06, 2007

Smile little brother. Today... life is good

Uno de mis momentos favoritos de la adaptación de Peter Jackson de "Las dos torres" es cuando Boromir y Faramir celebran su victoria en Osgiliath. Esta frase siempre me ha gustado, y por alguna extraña razón muchas veces la uso cuando me pasa algo bueno. Esa pequeña cosa buena que me ha pasado hoy -ayer- responde al nombre de:

Toki wo kakeru shojo

Muchas veces puntuó mentalmente las películas pero, al contrario que la mayoría de los blogs en los que leo críticas de cine, jamás las escribo. Esta película me ha dado una razón más para ello. Hay películas que las ves y te gustan y las consideras buenas, pero hay otras tan maravillosas que ponerles un 10 sería acercarlas demasiado a medianías valoradas con un 9. La escala de valores de un crítico de cine es muy subjetiva y a mí, por ejemplo, me gustaba mucho "Atrapado en el tiempo", pero esta película me parece aún superior.
"Toki wo kakeru shojo" es una de las películas más premiadas y celebradas de los últimos años de la animación japonesa... y todos los premios que le den se quedaran cortos. La película no sólo es impresionante a nivel técnico, lo es a cualquier nivel posible. La animación es sencillamente perfecta, fluida y natural, pero también increiblemente espectacular y cautivadora cuando lo necesita. El ritmo de la acción esta perfectamente medido, no hay tiempos muertos y se aprovecha a la perfección la escasa hora y media de metraje, pero tampoco en ningún momento parece que se nos avasalle con información. El desarrollo, el guión y la estructura de la película son ejemplares, ofreciéndonos una primera parte de introducción, luego una de desarrollo primordialmente cómico y una última mucho más dramática e intensa que es la lógica conclusión de la película.
Porque hablar del argumento cuidado al milímetro, de sus elaborados personajes o de su perfecto guión sería perder el tiempo. Sencillamente hay que ver la película para comprender su grandeza. Porque lo mejor no es que sea una gran película que te hace pensar -que lo es- si no que es increiblemente ligera y accesible.
En resumen... una auténtica maravilla.