sábado, abril 18, 2009

Murphy profetizó a Henry Wilt

¡Ánimo, Wilt!

Todo lo malo siempre puede empeorar. Y cualquier locura, cualquier problema, siempre puede ir a peor. Francamente pensaba que tras haber enfrentado a Henry y Eva a unos terroristas y haber presentado a las angelicales cuatrillizas, Sharpe no podía superar ese nivel de demencia. Me equivocaba. En la primera novela Wilt se enfrentaba a la policia inglesa, en la segunda al terrorismo internacional, en esta tercera el enemigo es la propia guerra fría. Sharpe es, como siempre, irónico y mordaz, y esta vez los blancos de sus disparos son temas tan peliagudos como el narcotráfico, la drogodependencia y la paranoia militarista (aunque naturalmente el sexo y la sociedad británica siguen estando muy presentes en el libro). Y Sharpe toca estos temas tan delicados con maestría, riéndose de ellos, pero sin caer en la tentación de frivolizarlos o ridiculizarlos.
La narrativa de este libro es más parecida a la de la "Wilt" original, en la segunda entrega Henry tomaba las cartas en el asunto de una forma más clara pero en esta -quizás más que nunca- es una mera víctima de la locura que se desata a su alrededor y de la que no sabe porque es el epicentro. El Wilt de esta novela no es partícipe de sus desgracias como lo es el de las dos anteriores, allí Wilt sobrevivía como podía, aquí pasa la mitad de la novela sin darse cuenta de que el temporizador de la bomba que lleva pegada a la espalda esta próximo al 0, y la otra mitad sin siquiera saber muy bien que ha pasado o de que le acusan. Es el libro más complejo de la saga, ya que la historia se narra desde el punto de vista de mediadocena de personajes y la trama principal es un pequeño tapiz hilado con varias subtramas relativamente independientes que la estupidez de la policía británica y los militares americanos unen con sus paranoias y donde siempre se niegan a aceptar el principio de la navaja de Occam argumentando siempre que lo parece una estupidez trivial es siempre el plan maligno de una mente pérfida y maquiavélica que les quiere confundir.
No faltan las bromas más escatológicas del autor, aunque es posible que en algún momento se pase con ellas (las cuatrillizas continúan haciendome algo cargantes y me parece que la inclusión de la ninfómana en las últimas páginas era innecesaria). El humor de Sharpe en algunos momentos puede hacerse excesivo, pero con Wilt, Eva, Flint y ese pequeño mundillo formado en Ipford ya tiene un mundo lo suficientemente consolidado como para no tener que recurrir a los gags más fáciles y directos y poder elevar al máximo la locura de sus tramas.
No se si este libro es mejor o peor que los anteriores, es, sencillamente, tan recomendable y disfrutable como aquellos.

2 comentarios:

padawan dijo...

De estos ya no recuerdo nada, salvo alguna escena puntual... es lo malo de leerse varios libros, uno continuación de otro, demasiado rápido, jeje

eter dijo...

Yo quiero espaciar algo mis siguientes lecturas de este tipo. Sharpe escribe siempre sobre lo mismo, y puede ser muy divertido, pero es cierto lo que comentas de que puedes acabar confundiendo sus obras (además del peligro de la saturación)