miércoles, mayo 23, 2007

La virtud de no empeorar

A primeros de año ya di mi impresión sobre los primeros episodios de Tokyo Majin Gakuen Kenpuchou, y ahora no puedo si no revisar esa pequeña crítica y reafirmarla punto por punto.
Tokyo Gakuen no ha profundicado demasiado en el argumento más allá de explicar un poco el origen de los villanos y de los poderes de los protagonistas, pero no se obceca en ello y deja multitud de puertas abiertas no sólo para una factible segunda temporada, si no también para no liar demasiado al espectador y mantener la sensación de que la aventura supera a los protagonistas.
Las luchas siguen siendo espectaculares, y cada una de ellas aporta elementos plásticos que las hacen distintas y características, y al mismo tiempo conforme avanzamos en la trama se transforman en batallas donde priman más las voluntades y las convicciones de los protagonistas que la propia fuerza de sus puños.
La serie muestra un aspecto interesante y es el hecho de que no hay un protagonista descarado que sea más fuerte que todos y sea el que los motiva y el que lo arregla todo al final. Es cierto que hay dos personajes que tienen más peso en la historia, pero todos -incluso los secundarios- se muestran decisivos en las batallas y se cumple que al final la verdadera fuerza del grupo es la de su unión. Porque además los personajes tienen todos defectos o debilidades, y en ocasiones se muestran inmaduros, y son sus compañeros los que les ayudan o compensan.
La animación ha sido de gran nivel desde el primer hasta el último episodio. La música y los seiyus impecables. La dirección viva y dinámica, con una cámara que no deja de moverse y que resulta increiblemente espectacular. Y el guión se va desgranando a una velocidad perfecta, siempre dejando el episodio en un momento álgido que motiva a ver el siguiente.

Tokyo Gakuen no es Monster ni 20cb, ni siquiera Berserk o One Piece... pero es una serie sencilla, directa y muy entretenida.

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