Obra magna de Kosuke Fujishima, "Aa! Megami-sama" es una de esas series que surgió a finales de los ochenta y que aún hoy perdura hasta nuestros días. Como "Hajime no Ippo" o "Berserk", más de veinte años han visto ya las particulares aventuras de Belldandy, Keiichi y el resto de sus personajes. Es uno de esos mangas que, inevitablemente, sirven de referente para calificar este negocio y este arte. Conocía la historia a grandes rasgos por las recientes temporadas de anime, pero he por fin ponerme al día con el manga.
La historia es por todos conocida. Keiichi Morisato es un estudiante de mecánica que llama por error a una línea telefónica de ayuda de diosas (¡¿?!) y recibe la aparición de una de estas diosas en su casa para concederle un deseo. Esta diosa es Belldandy, y Keiichi no le pide otra cosa que que se quede con él durante toda su vida. Hay diosas y demonios en el mundo de Fujishima-sempai, y hay batallas entre ellos, pero esta serie es ante todo una comedia romántica y un "slice of life" donde vemos como progresa poco a poco la relación entre Keiichi y esa encarnación de la ternura y todas las bondades posibles que es Belldandy. Los dos protagonistas se quieren desde el principio y apenas hay malentendidos entre ellos más allá de los celos de una Belldandy increiblemente posesiva y la timidez e indecisión del protagonista. En sus primeros tomos, lo edulcorado del romance y lo simple de los problemas de Keiichi hacen el manga bastante simple, la cosa afortunadamente cambia cuando llega Urd. Esa atolondrada y pasional hermana mayor de Belldandy es el primer catalizador hacia el caos de la serie, y tras ella llegaran Skuld, Peorth, Lind, Chihiro-sempai, Welsper, Hild y otros muchos personajes que haran que la vida de la pareja protagonista tenga poco de ordinario (dentro de lo poco ordinaria que ya de por sí era). Los secundarios son los grandes motores que impulsan la comedia de esta serie y los personajes con los que pronto el lector desarrollara una simpatía absoluta. Los hay menos acertados (Sayoko, Marller, Welsper o la propia familia del protagonista), pero Urd, Peorth y Hild son tan absolutamente grandes que elevan la serie hacia un nivel superior con su mera presencia.
El desarrollo de la serie se basa en pequeños arcos más o menos independientes, en los que se alternan acontecimientos sobrenaturales con otros completamente cotidianos. Hay arcos cómicos, emotivos y otros incluso deportivos. "¡Oh, mi diosa!" es un caso extraño de serie en la que hay una galería de féminas casi interminables y estas gozan además de un diseño impecable, pero donde apenas existen clichés de echii o harem. En su desarrollo sigue siendo un manga "ochentero", y eso se traduce en una pureza e inocencia que dificilmente vemos en las series de hoy en día. Es en ese aspecto una serie bastante rara, como he dicho nunca ha verdadera tensión en la relación entre Keiichi y Belldandy, pero la serie ha conseguido sobrevivir a ello durante más de veinte años mediante el sencillo buen hacer de su autor. Es una serie alegre y amable, una serie sin más aspiración y deseo que el de hacer pasar a sus lectores un rato divertido y entrañable en compañía de las diosas. Ni siquiera los demonios son verdaderamente malvados en esta serie pues su rol es parecido al de las diosas, y aunque Marller no termine de convencerme el arco de la reina Sayoko es surrealmente divertido, y la serie cobra una nueva dimensión cuando aparece la reina de los infiernos en forma de ese divertido personaje que es Hild. Los arcos demoniacos son celebrados, pero también lo son aquellos en los que interviene Peorth o los protagonizados por ese gran recurso de la serie que es Urd y su naturaleza dual de diosa y demonio. Hay otros arcos no tan celebrados, Fujishima tiene una pasión excesiva por los vehículos y las carreras y cuando la serie se centra en estos aspectos se me hace bastante pesada (amen de que es una apología de las carreras urbanas bastante excesiva e incluso temeraria) . Cuando el centro de atención pasa de lo sobrenatural a lo natural la serie pierde bastante, el mangaka cuenta entonces historias más humanas y calidas, y algunas son buenas pero las carreras y las explicaciones mecánicas se me hacen demasiado pesadas y de todo el casting "normal" el único personaje que me gusta es el de esa loca llamada Chihiro-sempai. Pero si bien la carrera con sus padres no puede compararse al cumplimiento de deseo de Peorth o a la saga de la perdida de memoria, no son historias pesadas y se agradece su presencia pues logran que no nos empachemos de diosas, y siempre será mejor una serie en la que haya más carreras que episodios de playa o balnearios. En todo caso no deja de ser sorprendente la capacidad del manga para generar arcos argumentales.
El otro gran punto que llama la atención de este manga es, como no, su dibujo. Si bien en los primeros tomos este es bastante primitivo y además cuenta con un diseño de vestuario claramente desfasado por lo extraño que resulta ver hoy en día ropa con tantas hombreras como las había en los ochenta, pronto el dibujo evoluciona hasta ser un verdadero regalo para los ojos. Pero no hay que agradecerle a Kosuke Fujishima unicamente los impagables y preciosistas diseños de las diosas y todo el reparto femenino de la serie (diseños que además son bastante personales dentro de esa moda del moe y el kawaiismo que impera en la industria actualmente). Hemos de agradecerle también el cuidado que presta a los escenarios y a los mil y un detalles que presentan los objetos mecánicos que creen. En todos los niveles posibles de dibujo, "¡Oh, mi diosa!" destaca con unos trazos limpios, detallados, repletos de personalidad y con la agradable calidez de lo que sabemos dibujado a mano. Como aficionado a los videojuegos, es una suerte que como Toriyama tiene la serie "Dragon Quest", el talento de este mangaka sea también explotado en dicho campo mediante la saga "Tales".
Poco más que decir. Sin duda, una de las grandes series del manga de estas últimas décadas. Una serie absolutamente recomendable que espero que perdure aún por muchos años más.
La historia es por todos conocida. Keiichi Morisato es un estudiante de mecánica que llama por error a una línea telefónica de ayuda de diosas (¡¿?!) y recibe la aparición de una de estas diosas en su casa para concederle un deseo. Esta diosa es Belldandy, y Keiichi no le pide otra cosa que que se quede con él durante toda su vida. Hay diosas y demonios en el mundo de Fujishima-sempai, y hay batallas entre ellos, pero esta serie es ante todo una comedia romántica y un "slice of life" donde vemos como progresa poco a poco la relación entre Keiichi y esa encarnación de la ternura y todas las bondades posibles que es Belldandy. Los dos protagonistas se quieren desde el principio y apenas hay malentendidos entre ellos más allá de los celos de una Belldandy increiblemente posesiva y la timidez e indecisión del protagonista. En sus primeros tomos, lo edulcorado del romance y lo simple de los problemas de Keiichi hacen el manga bastante simple, la cosa afortunadamente cambia cuando llega Urd. Esa atolondrada y pasional hermana mayor de Belldandy es el primer catalizador hacia el caos de la serie, y tras ella llegaran Skuld, Peorth, Lind, Chihiro-sempai, Welsper, Hild y otros muchos personajes que haran que la vida de la pareja protagonista tenga poco de ordinario (dentro de lo poco ordinaria que ya de por sí era). Los secundarios son los grandes motores que impulsan la comedia de esta serie y los personajes con los que pronto el lector desarrollara una simpatía absoluta. Los hay menos acertados (Sayoko, Marller, Welsper o la propia familia del protagonista), pero Urd, Peorth y Hild son tan absolutamente grandes que elevan la serie hacia un nivel superior con su mera presencia.
El desarrollo de la serie se basa en pequeños arcos más o menos independientes, en los que se alternan acontecimientos sobrenaturales con otros completamente cotidianos. Hay arcos cómicos, emotivos y otros incluso deportivos. "¡Oh, mi diosa!" es un caso extraño de serie en la que hay una galería de féminas casi interminables y estas gozan además de un diseño impecable, pero donde apenas existen clichés de echii o harem. En su desarrollo sigue siendo un manga "ochentero", y eso se traduce en una pureza e inocencia que dificilmente vemos en las series de hoy en día. Es en ese aspecto una serie bastante rara, como he dicho nunca ha verdadera tensión en la relación entre Keiichi y Belldandy, pero la serie ha conseguido sobrevivir a ello durante más de veinte años mediante el sencillo buen hacer de su autor. Es una serie alegre y amable, una serie sin más aspiración y deseo que el de hacer pasar a sus lectores un rato divertido y entrañable en compañía de las diosas. Ni siquiera los demonios son verdaderamente malvados en esta serie pues su rol es parecido al de las diosas, y aunque Marller no termine de convencerme el arco de la reina Sayoko es surrealmente divertido, y la serie cobra una nueva dimensión cuando aparece la reina de los infiernos en forma de ese divertido personaje que es Hild. Los arcos demoniacos son celebrados, pero también lo son aquellos en los que interviene Peorth o los protagonizados por ese gran recurso de la serie que es Urd y su naturaleza dual de diosa y demonio. Hay otros arcos no tan celebrados, Fujishima tiene una pasión excesiva por los vehículos y las carreras y cuando la serie se centra en estos aspectos se me hace bastante pesada (amen de que es una apología de las carreras urbanas bastante excesiva e incluso temeraria) . Cuando el centro de atención pasa de lo sobrenatural a lo natural la serie pierde bastante, el mangaka cuenta entonces historias más humanas y calidas, y algunas son buenas pero las carreras y las explicaciones mecánicas se me hacen demasiado pesadas y de todo el casting "normal" el único personaje que me gusta es el de esa loca llamada Chihiro-sempai. Pero si bien la carrera con sus padres no puede compararse al cumplimiento de deseo de Peorth o a la saga de la perdida de memoria, no son historias pesadas y se agradece su presencia pues logran que no nos empachemos de diosas, y siempre será mejor una serie en la que haya más carreras que episodios de playa o balnearios. En todo caso no deja de ser sorprendente la capacidad del manga para generar arcos argumentales.
El otro gran punto que llama la atención de este manga es, como no, su dibujo. Si bien en los primeros tomos este es bastante primitivo y además cuenta con un diseño de vestuario claramente desfasado por lo extraño que resulta ver hoy en día ropa con tantas hombreras como las había en los ochenta, pronto el dibujo evoluciona hasta ser un verdadero regalo para los ojos. Pero no hay que agradecerle a Kosuke Fujishima unicamente los impagables y preciosistas diseños de las diosas y todo el reparto femenino de la serie (diseños que además son bastante personales dentro de esa moda del moe y el kawaiismo que impera en la industria actualmente). Hemos de agradecerle también el cuidado que presta a los escenarios y a los mil y un detalles que presentan los objetos mecánicos que creen. En todos los niveles posibles de dibujo, "¡Oh, mi diosa!" destaca con unos trazos limpios, detallados, repletos de personalidad y con la agradable calidez de lo que sabemos dibujado a mano. Como aficionado a los videojuegos, es una suerte que como Toriyama tiene la serie "Dragon Quest", el talento de este mangaka sea también explotado en dicho campo mediante la saga "Tales".
Poco más que decir. Sin duda, una de las grandes series del manga de estas últimas décadas. Una serie absolutamente recomendable que espero que perdure aún por muchos años más.
9 comentarios:
22 años publicándose, que burrada. Se salva porque es mensual, pero si tuviese que estar 22 años sacando capítulos cada semana no se de donde iba a sacar las ideas.
¿Se sabe si va a tener final en algún futuro reciente?
Supongo que la leeré algún día, aunque antes prefiero ponerme con algún otro clásico que ya esté terminado.
Pues mira por donde... voy a poner a leermelo :-D
Al igual que tu sólo lo conozco de las últimas temporadas de anime, pero por alguna extraña razón me encantaba verlo! Me relajaba, pero no hasta el punto de dejarme frito como "Aria".. pues eso.. ara ara...
Personalmente no comparto tu gusto por este manga. No se, nunca me ha terminado de enganchar. Siempre me ha parecido que en sus historias no pasa absolutamente nada. La falta de conflictos, etc. siempre me ha parecido una obra flojita. Quizas en un futuro le de otra oportunidad, pero siempre me ha gustado más su "rival", Tenchi Muyo (aunque el caos que rodea a esta serie la ha hecho perder muchos puntos en mi lista) y la otra gran obra del autor, You're Under Arrest.
Yo lo leo de vez en cuando y me hace mucha gracia. No lo compro porque en conjunto tampoco es que sea gran cosa y no es más que para leer una sola vez, pero vamos, sí que es muchísimo mejor que cualquier harem de estos actuales. Y el dibujo es muy bueno, sobre todo los diseños femeninos y los vehículos (aunque abusa demasiado de las carreras urbanas, que me gustan mucho, pero a veces es frustrante).
Saludos.
Setzer, semanal es Ippo, que va por casi 900 capítulos (y hasta el 600 apenas lo notaba).
Final yo no le veo, porque ya estaba finalizada desde el momento en el que Belldandy aceptó el deseo de Keiichi. Hay alguna que otra saga importante (sin ir más lejos en la que están ahora), pero no hay ninguna gran cosa abierta y el autor más o menos podría cerrarla cuando quisiera.
erGuiri, fijate las casualidades que ayer mismo comentaba con Setzer que el aire de "no pasa nada pero se lee agradablemente" de esta serie me recordaba a Aria (aunque evidentemente son series muy distintas en tematica y formas)
Victorysaver, a mi es que precisamente me gusta esa ligereza y sencillez con la que pasa todo. No es una serie de grandes acontecimientos, y para el mangaka es más o menos tan importante el desencadenamiento del ragnarok como quien sea el líder del club de automoción.
De "You are under arrest" me tira un poco para atrás el rollo de persecuciones. Las carreras mismas son lo que menos me gusta de "¡Oh, mi diosa!"
Kururin, desde luego dista mucho de los harem actuales, y tiene gracia que los diseños de sus personajes sean tan buenos y no hayamos visto un episodio de baños termales (hay uno fugaz, pero ni siquiera salen Peorth o Urd ¿¿??).
Y completamente de acuerdo en lo que comentas de las carreras urbanas. Se me hace pesado imaginar que en medio año sólo leere una carrera en motos modificadas en torno a una colina, pero es que además es raro porque fomentan así como si nada con una alegría terrible carreras que son ilegales y que verdaderamente serían bastante peligrosas.
La serie de la que saqué mi nick antes siquiera de saber de qué iba realmente XDD
He intentado darle una oportunidad al manga varias veces pero no lo he conseguido. Sé de qué va la historia y tal pero no me termina de atraer lo suficiente como para hacerme con ella, y mucho menos estando abierta desde hace 22 años... diox!!! es lo mismo que tengo yo! o_Ô
A mi es que precisamente el que no pase nada es lo que me tira para atras, no se, lo que lei y ví me resulto bastante vacio de contenido. Ni siquiera recuerdo un momento romantico memorable, que los habrá, pero desde luego ninguno que me haya llegado al alma como, en el caso de Berserk, la declaración de Kiaska a Gatsu.
You are under arrest también peca de esceso de carreras. De hecho los personajes evolucionan muy lentamente porque se pasan más tiempo poniendo multas que interrelacionandose. Sin embargo me gusta más que las diosas. Y esta serie tiene uno de mis momentos preferidos, la escena del aeropuerto, absolutamente preciosa.
P.D: ya he visto la raw de Ippo de esta semana. ¡VAYA MIERDA! ¡EMPEZAMOS BIEN EL AÑO! -_-U
De esta serie me vi la primera temporada del anime, y no quedé con muchas ganas de más.
Lo mejor para mi, sin duda, Urd. Me gustó mucho su historia, pero no bastó eso para que me apeteciera seguir con ella...
belldandy18, juas, pues es curioso en tu caso.
En fin, lleva 22 años, pero al ser mensual apenas son 250 capítulos. Son bastantes claro, pero no se puede comparar a otras.
En todo caso es una serie bastante particular, muy ochentera en su concepción y desarrollo.
Victorysaver, momentos tiene los suyos, de vez en cuando hay alguna que otra escena bonita. Pero no se prodigan mucho y es todo muy casto e idealizado.
Raistlin, a mi es una serie que me gusta leer, y me gustan los personajes y todo eso... pero individualmente entiendo que es bastante ligera y casi insustancial.
Urd es la estrella de la primera temporada, pero tambien es cierto que esta cubre los primeros tomos del manga y toda esta es la parte más floja (muy focalizada en el instituto tecnológico y demás). En la segunda temporada aparece Peorth, que es muy buena, y luego además entra en escena Hild, que potencia aún mucho más a Urd.
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