Suou y Shinobu ganarán, lo sabemos. Pero este manga nos permite creer que es posible la sorpresa. El duelo por el título de Meijin y de Queen esta siendo tan satisfactorio e intenso como uno podía fantasear. Y, además, está siendo rápido. Hay que quitarse el sombrero ante Yuki Suetsugu, sin ninguno de los tres grandes protagonistas de la serie en escena, se esta marcando unos grandísimos capítulos.
De Inokuma creo que no podemos esperar que derrote a Shinobu, pero ella y Chihaya la están haciendo crecer como personaje. Siempre es interesante cuando la autora nos mete en la cabeza de esa niña solitaria que es la reina; es bonito ver a Chihaya hablar con ella con tanta naturalidad, y estoy esperando ya ver el momento en el que se lea la carta de Chihaya para ver como Shinobu responde ante esa "amiga" en concreto.
Y si bien la emoción del Shinobu-Inokuma es algo falsa, es muy real en el Harada-Suou. Uno sabe que Suou ganará, pero no puede evitar querer que el viejo maestro gane, y el mérito de la autora es que parece que es una opción verdaderamente factible. Harada está en modo ÉPICO, demostrando como nunca la validez de su juego de ataque y su falta de escrúpulos para conseguir la victoria a cualquier precio. Y sería muy grande que lo consiguiera, creo que todos los lectores de esta serie lo deseamos. Sería bonito, y sería algo más que merecido.
Pero Suou es mucho Suou, y ahora está comenzando a mostrar un trasfondo. Y si el hogar de Shinobu es descorazonador, el de Inokuma precioso y el de Harada un continuo sacrificio... el de Suou parece que va a ser verdaderamente triste. El personaje parece carecer de motivaciones y ha anunciado una renuncia que sabemos que algo debe de revocar, supongo que esta partida y su familia harán que cambie de cara a los enfrentamientos contra Taichi y Arata que se presuponen para el tercer año de instituto de estos.
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