miércoles, marzo 25, 2020

El nacimiento del Gran Dragon

Kingdom

Es difícil hablar de Kingdom, porque es tan fácil de resumir como imposible de explicar. Esto, básicamente, es lo que debería ser el anime de ese noble género del videojuego que es el "musou", o quizás sería más apropiado decir un juego de estrategia de los que tienen "héroes". 
La serie nos traslada al siglo III A.C, a la China que aún no esta unida. Allí seremos testigos de la ambición de un joven llamado a pasar a la historia como el primer Emperador de la Dinastía Qin: Qin Shi Huang, el hombre que unificó los reinos combatientes para formar China. Junto a él, y como verdadero protagonista, tenemos a Xin, un joven plebeyo que quiere convertirse en general, y junto a ellos a una interminable colección de personajes absurdamente carismáticos que conformaran un gigantesco tapiz de épica grandilocuente con una alegre sucesión de interminables guerras en la que los muertos se contaran a miles.
La serie comienza con una rebelión, con una trama muy shonnen y con demasiadas batallas donde el protagonista gana porque es el protagonista. En sus primeros episodios, esta adaptación del mastodóntico manga Yasuhisa Hara, no es especialmente original ni enarbola una gran calidad, pero aún así -y a pesar incluso de la horrible animación de la serie- muestra un carisma excepcional que lo hace muy disfrutable. Después pasa a ser un shonnen de peleas a un shonnen de batallas, y la diferencia es mucho más grande lo que parece. Los grandes generales son inmensos, miden más de tres metros y lanzan a decenas de soldados volando con sus golpes, pero no son invulnerables, y en verdad casi todo el tiempo suelen estar en sus campamentos dirigiendo las ofensivas de sus millares de subordinados. Lo que antes era una simple historia de peleas pasa a convertirse en una serie de estrategia con numerosos giros de guión en el transcurso de las largas -la serie no tiene un ritmo lento pero sus arcos son bastante largos- batallas y un relativo gusto por el realismo (al final los clímax dramáticos se resolverán entre los grandes personajes, pero estas batallas no dejaran de ser consecuencia de sus estrategias... y casi en ningún momento la fuerza pura y dura derrotará a una estrategia minimamente pensada). Con todo esto la serie ya estaría muy bien, pero es que además incluye una más que digna trama de intrigas palaciegas sumamente disfrutable (y aquí, aunque la serie se toma algunas licencias dramáticas y convierte en féminas a algunos personajes, hay que advertir que la serie es relativamente realista y seria en cuanto a plasmar algunos acontecimientos y que como en cualquier manga histórico el leer algo de la historia de este periodo puede suponer destriparse algunos giros de guión de la serie). 

Antes he mencionado la terrible animación de la serie y ese -junto a algún que un considerable desprecio por el pacifismo- sería la mayor pega de la serie. La serie son casi unos 80 episodios producidos entre el 2012 y el 2014, y usa mucho, muchísimo, una animación por ordenador que todavía no estaba para usarse tanto en aquella época. Es comprensible, la serie constantemente nos muestra grandes batallas donde miles de soldados llenan el minutaje, y tiene su lógica que se recurra al ordenador para poder animar así algo que seria imposible a mano. El problema no es ese, a pesar de los movimientos de esos ejércitos resulten horriblemente robóticos y no lo disimulen ni siquiera en el opening; el problema es que a veces esta animación también se traslada a los protagonistas y los polígonos ni siquiera se suavizan con una capa de animación superior. Hoy en día la mayor parte de la animación es por ordenador y se entiende, facilita tema de resoluciones, sirve de apoyo y en general ofrece una gran versatilidad... pero normalmente es fea de ver, transmite una gran frialdad y carece del encanto del dibujo manual. En muchas ocasiones los protagonistas están bien dibujados, pero en algunas ocasiones dan la sensación de ser un mal personaje de un videojuego, y además pasan de un modo a otro con relativa y molesta aleatoriedad.

Las pegas de esta serie son grandes, y constituyen además unos importantes obstáculos a superar para comenzar a verla, pero una vez se han dejado atrás la serie engancha y uno descubre porque tiene una legión tan grande de seguidores. 

4 comentarios:

Anonimatus dijo...

A la lista de series para ver.

Supongo que lo de los generales en plan musou capaces de hacer gestas sobrehumanas se deberán a que ese momento se está viendo la batalla desde el punto de vista de un soldado muerto de miedo.

eter dijo...

Sí, es una interpretación con sentido, una cosa que deja muy clara la serie es que los militares nobles no dejan de ser gente que ha estado toda su vida manejando espadas y caballos , mientras que los soldados rasos son campesinos con las armas más pobres que encuentran

Darkking91 dijo...

desprecio al pacifismo? ya tienes mi atención xD

Supongo que la mejor manera de aproximarse a la franquicia sea yendo por el manga. a ver si esta tercera temporada sea visualmente más digerible que las anteriores.

eter dijo...

El manga el problema es que es relativamente difícil de encontrar, y su dibujo tiene un entintado muy fuerte que a mi no termina de gustar.
A ver que tal se portan con la tercera temporada (que me fastidia un poco que sean 26 episodios en lugar de 39)