Castlevania: Symphony of the night
No soy un experto en Castlevania, y de hecho el famoso Rondo of blood (del cual este juego es secuela directa), no me entusiasmo demasiado (
ver reseña). La calidad de aquel juego era innegable, pero ese estilo tan arcade nunca ha sido de mis favoritos. No obstante, seguía con ganas de probar este legendario juego, quizás el más conocido de la saga y también el más célebre exponente de ese género llamado Metroidvania que nació con él merced a la obvia influencia de esa obra maestra que es Super Metroid (
ver reseña).

El argumento nos pone en el clásico escenario en el que hay un Castillo y hay un Drácula, y ya está... pero esta vez añade el cambio de que el protagonista es el propio hijo del vampiro, un semivampiro que responde al nombre de Alucard y que suple la ausencia del clásico látigo Belmont con habilidades sobrenaturales que ira desbloqueando a lo largo de la aventura y que le permitirán acceder a secciones del castillo antes inaccesibles en la mejor tradición de las aventuras de Samus. Ello nos abre las puertas a una aventura absolutamente maravillosa.
El desarrollo del juego es muy sencillo, tenemos todo el castillo más o menos a nuestra disposición, salvo unas pocas zonas selladas a la espera de que obtengamos determinadas habilidades. Recorreremos todo el escenario con bastante libertad, mirando el mapa constantemente para encontrar las zonas que aún no hemos alcanzado y derrotando hordas de enemigos e impresionantes jefes. La recompensa de esta exploración o de estas batallas serán potenciadores de salud o más habilidades que nos permitirán proseguir con nuestra exploración hasta que nuestros pasos nos conduzcan hasta Drácula.
El diseño del castillo es exquisito, plagado de mil y un detalles visuales que le dan una fantástica ambientación de terror gótico -rubricada por una gran banda sonora- y que no dejan de sorprendernos con muchas curiosidades tan simpáticas como inesperadas. Cada sección del castillo tiene su decoración y su música, así como sus propios enemigos, pero todas ellas están interconectadas y el viaje a través del Castillo apenas se hace pesado (cuando hay que recorrer grandes distancias hay portales de teletransportación). Siendo un juego con 20 años, su grafismo en 2D ha envejecido muy bien (salvo algunos aspectos del decorado referentes a iluminación y capas, y unos pocos jefes gigantescos y espectaculares, verdaderamente da la sensación de que el juego podría funcionar en una 16bits con unos pocos retoques); a pesar de que los sprites no son especialmente detallados y las animaciones tampoco destacan especialmente, hay algo en su conjunto que hace sencillamente al juego bello. No obstante, lo importante de su diseño no radica en su belleza a pesar de la importancia de este hecho, lo importante de su diseño es lo cuidado de su escenario, el que cada habitación sea un poco distinta a la anterior y el juego no de la sensación de repetir pasillos y pasillos. Apenas hay puzles, pero cada habitación está excelentemente diseñada para ser distinta a las anteriores y ofrecer una pequeña variación de juego merced a sus plataformas y su tipo de enemigos... y luego, naturalmente, esta esa genialidad suprema ya conocida del castillo invertido, en la que es imposible no sorprenderse al ver que el escenario que hemos jugado hasta ese momento es perfectamente jugable al revés, y que su jugabilidad es incluso más exquisita entonces.

El control del juego es simple y efectivo. Verdaderamente Alucard no puede realizar muchas acciones directas, pero el poder equipar un par de armas, el disponer de 3 transformaciones y el disponer de unas acciones especiales sacadas en su control del estilo de los juegos de lucha -tipo medialuna + A- le da una versatilidad espectacular al personaje con apenas unos pocos botones... aunque frecuentemente tendremos que pasar el juego para cambiar armas o equipar objetos; aunque esto está dentro de la naturaleza pausada del juego, pues además de tener que revisar constantemente el mapa la aventura tiene un importante componente de RPG que incluye niveles y atributos basados en ellos, así como debilidades y fortalezas de nuestro personaje y nuestros enemigos que le confieren un importante matiz de estrategia al juego. "Symphony of the night", no obstante, no es un juego especialmente complicado. El desafío está en recorrer todo el castillo y encontrar sus secretos, y cuanto mayor sea nuestro porcentaje en este sentido más vida tendremos, y seguramente más habilidades y conocimiento de juego que hará que los enemigos sean en su mayoría una minucia salvo alguno que otro que supone un pequeño puzle... no obstante el juego recompensa la aventura, y es un placer recorrer el castillo en los pies de un ser que supuestamente es muy poderoso y que en verdad se siente extremadamente poderoso bajo el control del jugador.
La duración del juego no es demasiado alta en un principio, pero invita mucho a ser rejugado por lo cortas e intensas que son sus partidas y por tener tantos detalles y posibilidades que son imposibles de ver en una única partida. Además, el juego permite ser jugado con los protagonistas del Rondo of Blood, y la jugabilidad con ellos es completamente distinta.
Tiene algún pequeño defecto en algunas zonas donde el control y el escenario chocan mucho si se comparan con lo habitual en nuestros días, así como en algunas salas se nota mucho el paso de una pantalla a otra en lo referente a la reaparición de enemigos. Pero son defectos muy menores, característicos de las limitaciones técnicas a las que estaban sometidos estos juegos en sus tiempos. Minucias que no empañan la magnificencia de este título.
Una joya, absolutamente obligatoria para todo aquel que disfrute de los videojuegos.