martes, noviembre 25, 2008

Forma, Razón y Verdad

Mononoke

Este anime, sin lugar a dudas, es uno de los más extraños que he comentado en los más de dos años de andadura que lleva este humilde blog. Es un producto nada convencional y, desde luego, un anime para paladares muy selectos o específicos. Y el anime es, sobre todo, una declaración de amor a la cultura, la sociedad y la historia misma japonesa. Si tuviera que compararlo ahora mismo con algo, sería con el videojuego Okami.
Enraizado en la más sobrenatural cultura japonesa, Mononoke nos presenta un japón atemporal en el que una sociedad de samuráis, monjes y señores feudales anclada en tradiciones milenarias y conceptos extremos se da la mano con un país moderno que despierta a la revolución industrial y en el que las mujeres comienzan a ser conscientes de su propia existencia. Este mundo es recorrido por un particular y cínico boticario que, ajeno a la vida misma, persigue a los espíritus malvados -Mononokes- para acabar con ellos. Estos monstruos ahondan en las tradiciones más oscuras de Japón, y los autores se sirven de los preceptos más hipócritas y despreciables de la cultura nipona para darles origen, contenido y sentido.
La serie tiene un extraño enfoque que, si bien en un principio parece estar claramente orientado hacia el terror por la temática de la serie, acaba derivando en un anime cuasi de detectives en los que nuestro partícular héroe tiene que averiguar a través de testigos la verdad tras un terrible crimen que dió lugar a un espíritu perverso. No obstante, a pesar de su particular grafismo, creo que se hecha en falta que la serie se contenga de sobremanera a la hora de mostrar escenas escabrosas.
No obstante, la gran virtud o defecto de este anime -inútil es negar lo obvio- es su particular aspecto gráfico. La serie parece pintada sobre acuarela, como si fuera uno de los númerosos grabados antiguos japoneses. Fondos estáticos sobre los que los personajes se mueven en ocasiones con una considerable ausencia de cuadros de animación, colores extraños, diseños de personajes terriblemente particulares y multitud de recursos visuales constituyen un extraño onirismo visual que resulta imposible de omitir. El anime esta planteado como una serie auténtica medieval, como una pequeña joya de arte, y no se puede negar que verdaderamente lo es.
En resumen es una extraña serie sobre un detective paranormal en el Japón de hace más de un siglo. Una serie interesante por su contenido, pero sobre todo por su extravagante y sugerente continente.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me faltan unos capis para terminarla. La veo muy al ritmo que exige la serie xDD, es que no es liviana, algo densa por momentos. Tambien crei que la serie iba de "terrorifica", siempre en un contexto tradiocional/esoterico japones, pero esta mucho mas cerca de lo que mencionas, detectivesco, me parece genial que sea asi, es lo que mas me seduce. Por otro lado el prota todo un cinico realmente, tiene ese aire de "heroe shonen", digamos algo arrogante y que nada lo inmuta, (me hace acordar a "¿donde esta Wally?"), parece imposible esta comparacion xD, pero me refiero a que igual que el camisa a rayas, el prota siempre parece tener un as bajo la manga a la hora de las adversidades, notese mononokes.
En fin, me gusta que el anime innove, una propuesta peligrosa la animacion tan particular, no me desagrada, pero por otro lado no me termina de convencer. Yo crei que "Kemonozume" era el estilo mas extraño que habia visto, pero esta lo opaca.
Eter, ¿por las dudas no viste Mushishi?.

Anónimo dijo...

Yo la tengo en la lista de pendientes, pero me preocupa que resaltes el estilo y el transfondo más que lo demás, que es más importante. Supongo que al acabarla tendré una sensación parecida a la de gambit...

eter dijo...

gambit, ciertamente es una serie que sorprende mucho no sólo por lo visual -lo cual es obvio- si no porque el desarrollo tiende al género detectivesco (algo que además se acentúa con los miniarcos, pues el primero si es terror puro y duro, pero poco a poco va degenerando hacia el misterio).
Y lo interesante del boticario es como verdaderamente pasa de todo y no considera a las personas mucho mejor que a los propios mononokes. Es divertido ver un tio tan creído y borde.

No he visto todavía Mushishi, es una de mis eternas asignaturas pendientes junto a Kamichu... pero tarde o temprano caera.

otakulogan, es que es una serie en la que es imposible ignorar el estilo visual y este mismo dicta el tipo de narrativa en ocasiones. Es como... no sé, jugar a "Megaman 9" u "Okami", ahí el grafismo se une a la historia. Aquí pasa lo mismo, y hay que entrar en juego con esa particularidad porque si no las pausas y los juegos visuales pueden hacer que sencillamente dejes de ver la serie.

knil dijo...

Yo la vi demasiado rara así que me eché para atrás. Per quizás ahora le de una oportunidad ^_^

eter dijo...

Y más rara que es todavía XD
EN los primeros episodios al menos se enfatiza más lo de terror que lo de suspense. Es una serie interesante, pero poco accesible y para ver "muy lentamente". Un marathon de esto tiene que ser malo para la salud.

Anónimo dijo...

No he podido pasar del tercer episodio. Damasiado enfocado a su estilo, y no creo que sea como el Okami, que tiene su grafismo y forma de jugar diferentes pero nunca agobiante.

eter dijo...

Es agobiante. En especial el primer arco. Usan muchos planos estáticos y luegos los alternan con otros que casi producen epilepsia de la velocidad a la que pasan.
No obstante, yo te seguiría recomendando que la vieras... aunque sólo fuera por el gran Norio Wakamoto y su papel en el cuarto episodio (ese tio es el seiyuu más grandilocuente y cachondo de todo Japón)

Anónimo dijo...

No, no puedo seguirla, es demasiado. Prefiero la lentitud, lo ganso y incluso nula transcendelidad de Natsume Yuujinchou. De todas formas no creo que sea una mala serie y los argumentos eran interesantes (por lo que yo entendía, que más bien es poco).

PD: ¿El boticario te gusta? ...