La primera de las aventuras de Henry y Eva Wilt me pareció una de las novelas mas divertidas que jamás he leído y me descubrió a Sharpe como autor. Si bien el principio me pareció flojo, después se convirtió en una novela surreal y alocada, con un humor mordaz y satírico terriblemente disfrutable. Esta segunda parte es todavía más disparatada, y los personajes de Eva y Wilt -irregulares en la primera novela- se encuentran aquí en estado de gracia.
Ya en los primeros capítulos, con la subtrama del cocodrilo, nos encontramos con el mejor Sharpe; pero es a partir de la página 100, cuando explota el verdadero conflicto, cuando la locura adquiere tintes desproporcionados y Wilt y Eva acaban inmersos en un incidente que deja en nada todo lo que fue la primera novela. Y a cada página la locura va a más, y aquí ni siquiera el pobre Wilt sabe como salir del embrollo en el que se ha metido y se ve obligado a escapar hacia adelante inventándose mentiras cada vez más disparatas. En la novela original el margen de tiempo era más amplio, aquí todo sucede en un día, comprimiéndolo todo mucho más y precipitando los actos a una velocidad de vértigo. Esta novela es mucho más frenética y desenfrenada que su predecesora, por decirlo de alguna forma. Esta velocidad propicia también del defecto del libro, pues el ritmo que alcanza en su nudo es tan elevado que el desenlace me parece algo flojo (amen de que los acontecimientos de la primera novela eran muy ligeros, mientras que esta afronta el tema del terrorismo y el final es quizás demasiado feliz).
En este caso el blanco de Sharpe es nada más y nada menos que el terrorismo, y con esto quiero decir que no sólo se mete con los terroristas y sus ideologias -analizadas como siempre desde la particular optica de Wilt- si no que también su pluma retrata a las fuerzas antiterroristas. En esta ocasión la policia sale algo mejor parada porque Flint ya esta escarmentado, pero el sistema educativo, así como la hipocresía social inglesa siguen recibiendo una crítica detrás de otra. Esa falsa sociedad que alterna tradicionalismo estúpido con modernismo (esta vez en forma de ecologismo) esta siempre en el punto de mira de Sharpe.
En este caso el blanco de Sharpe es nada más y nada menos que el terrorismo, y con esto quiero decir que no sólo se mete con los terroristas y sus ideologias -analizadas como siempre desde la particular optica de Wilt- si no que también su pluma retrata a las fuerzas antiterroristas. En esta ocasión la policia sale algo mejor parada porque Flint ya esta escarmentado, pero el sistema educativo, así como la hipocresía social inglesa siguen recibiendo una crítica detrás de otra. Esa falsa sociedad que alterna tradicionalismo estúpido con modernismo (esta vez en forma de ecologismo) esta siempre en el punto de mira de Sharpe.
Nada más que decir. Para mí, esta segunda entrega de la saga es todavía más divertida que su predecesora. En breve abordaré la tercera entrega y veré como ese par de fuerzas del caos que son Henry y Eva Wilt continuan atormentando al pobre inspector Flint.
2 comentarios:
Vaya, hace tiempo que leí unas cuantas novelas de Tom Sharpe, y, más o menos me acordaba de Wilt y El bastardo recalcitrante, pero de esta, prácticamente nada de nada :(
De hecho me recomendaste "El bastardo recalcitrante" cuando comente la Wilt original.
Una recomendación por la que estoy en deuda contigo.
Esta segunda parte de Wilt no es tan salvaja como aquel loco bastardo en busca de su herencia y demás, pero para mi gusto sube el nivel con respecto a la primera y toca -bastante bien- el siempre dificil tema del terrorismo.
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