Por cada viñeta en la que vive Otohime muere un gatito

One Piece 625 - Voluntad no heredada

Si bien la portada de Zeff ha sido algo decepcionante y además Oda ha continuado demonizando a los tenryuubito, tengo que decir que el capítulo de esta semana me ha encantado. Oda ya ha contado en cierta manera todo lo que necesitaba para poner en situación a Otohime y ahora llega el gran momento de la reina sirena. Los prolegomenos, siendo estos la historia misma de los Piratas del Sol, ya han sido narrados... ahora, tras una primera derrota, llega el gran momento de Otohime, el momento en el que se encumbrara a la figura del mito que inspira a sus hijos y aterra a Hodi Jones y su banda.
Me retracto sobre lo que comentaba de Oda abusando de los tenryuubito. No me gusta que los use tanto, me parece que simplifica mucho la historia... pero en este capítulo Oda ha dado un paso más en un sentido tan superlativo que me gusta. Spandam, nuestro querido Spandam, era malo... era mezquino e idiota... pero era humanamente posible. Los tenryuubito no. En Shabody vimos su soberbia, su poder... pero es aquí donde vemos hasta donde llega la putrefacción de sus almas. El tenryuubito que aparece en este capítulo, agonizando, pide un doctor... pero al mismo tiempo una escafandra para evitar respirar el mismo aire que esas asquerosas criaturas que tiene delante... y ante la visión de sus antiguos esclavos ni siquiera es capaz de pensar que estos quieran venganse. Los tenryuubito, por extraño que parezca, casi me dan pena en este capítulo. Viven completamente ajenos al mundo, como si su existencia entera fuera una burbuja su sentido de la realidad es tan distinto al resto que ni siquiera puedo pensar en ellos como "villanos", para ellos esa simple idea no existe. Carecen no ya de moral, sino del sentido de la realidad. Por alguna razón este capítulo hace que me los imagine como presos mismos de Mariejoa, como si en sus familias existiera algún tipo de secreto que el gobierno quisiera esconder a toda y para ello hubiera construido la cárcel más lujosa jamás imaginada.

Hoy en la Torre del Nigromante... ¡Fanservice de Robin!

Y Otohime por fin ha tenido su gran momento. Lo necesitva. Era un personaje con fuerza, eso era obvio, pero creo que Oda le ha dado el empujoncito que necesitaba en este capítulo para convertirla en un mito. Dejando a un lado a los niños moqueantes, lo cierto que el discurso de Shirahoshi no terminaba de calar en la sociedad tritona -ni en el propio lector-; faltaba ese plus que hiciera que Jimbe se mostrara orgulloso de los príncipes ante su tumba o que algunos tritones se negaran a pasear sobre su retrato. Ese plus ya lo tiene. El primer paso fue "derrotarla" en el capítulo anterior, con ello Oda la enloqueció y le hizo dar un bofetón metafórico a toda la sociedad, contándoles aquello que no deseaban oír. Y ahora, estando completamente derrotada... no renuncia a sus ideales y salva a un tenryuubito mientras pronuncia las palabras de Fisher Tiger y luego se atreve a ir con ellos a la superficia para demostrar que cualquiera -por débil que sea- debe poder ir allá donde quiera. Otohime predica con el ejemplo... y lo hace en el momento más complicado y por ello mismo en el más relevante, demostrando a todos la fuerza y la importancia con las que cree en su mensaje.
No sé -y miedo me da- la muerte que le espera, pero creo que en este capítulo Oda ha terminado de perfilarla como una leyenda con ese viaje a la superficie voluntario y sin Neptuno y con esas palabras que Jimbe oye en boca de su capitán mientras salva al tenryuubito.

"Strong world... Strong world... ¿por qué tanto peso para Nami cuando teníamos a una Robin con gafas y cola de caballo?"

Y queda la incógnita de Shirahoshi, quien así de golpe se nos revela que puede controlar a los Reyes del Mar. Primero averiguamos que Van der Deckken no es tan pedófilo como creíamos y que tras su "casate conmigo o muere" se esconde toda una obsesión familiar por la leyenda de una princesa sirena que controlaba a estas bestias.
Ahora Shirahoshi no es solo una macrosirena llorona, es también alguién que tiene el poder para controlar todo el mar... y eso se dice pronto. No dire "Shirahoshi for nakama" porque sigo sin verla, pero lo parece ya muy claro es que no es un personaje secundario o destinado a ser olvidado tras esta saga. La princesa de la Torre de Coral va a crecer -psicologicamente claro, fisiologicamente es hasta complicado-, tiene no ya que heredar la voluntad de su madre sino conseguir también la fuerza para suceder a su padre. La banda va a tener un aliado muy poderoso en el fondo del mar... y en el mar mismo, porque Shirahoshi y su habilidad son tambien en parte la clave para que los tritones abandonen el fondo del mar y sean libres en el ancho mar.