miércoles, septiembre 24, 2014

El puto título original de la entrada está jodidamente censurado

Veep

Pensaba que Julia Louis-Dreyfus siempre sería Elaine Benes para mí. Idolatro Seinfeld, es mi serie favorita. Y siendo una serie tan icónica y tan mítica, sus papeles suelen ser una bendición y a la vez una condena para sus protagonistas. Pasa con muchos personajes memorables de la historia del cine o la televisión, son tan icónicos que muchas veces aplastan a sus actores. Y Elaine, que sé que ha hecho algunas series de éxito, ha escapado por fin para mí de esa maldición. Elaine siempre será Elaine, pero ahora también será Selina Meyer. 
Selina es la vicepresidenta de los EEUU, la "veep", en un juego de palabras con la onomatopeya del pitido de la censura. La serie narra sus peripecias, al amparo de un presidente fantasma que la ningunea y la relega a un rol meramente de florero (el papel del vicepresidente en la realidad no es tan exagerado, pero la serie tampoco anda muy desencaminada). Selina intenta sacar las leyes ridículas que le deja el presidente peleándose con todos los senadores al tiempo que tiene que acudir a múltiples de esos encuentros meramente promocionales que tanto les gustan a los políticos. Todo ello lo hace acompañada por un equipo de auténticos ineptos y acosada por problemas que van desde temas importantes a crisis absurdas.
La serie es una comedia, pero no deja de entreverse en ella tropocientas verdades; aunque las vista de comedia la galería de chapuzas ineptas y de decisiones basadas en el egoismo y la ambición política que vemos seguramente sea tristemente real. También es justo decir que, precisamente cuando más fuerza sus gags, menos natural y más exagerado parece todo, teniendo aquí la serie sus peores momentos pues en ocasiones las chapuzas son demasiado obvias y se hace increíble pensar que sus protagonistas ocupen los puestos que ocupan o que Selina no los destituya en el acto.
La política es un juego egoista y mezquino, donde nadie se preocupa del bien común y donde todos unicamente buscan mejorar su posición a costa de los otros. Washington ha de ser un auténtico nido de víboras, no el cuento de hadas que vemos en muchas series o películas políticas. Aquí todos se odian... y aquí entra la otra gran virtud de la serie: su lenguaje. La serie no tiene risas enlatadas y tiene un ritmo brutal con decenas de personajes e infinidad de líneas de guión que se suceden a gran velocidad y que convierten a la serie en una experiencia agotadora por momentos... pero es imposible no destacar como la punta de lanza de la serie su lenguaje. Los personajes no es que sean malhablados, es que redefinen en cada episodio conceptos como el respeto al prójimo, la elegancia o el simple acto de insultar. Todos los personajes se sueltan indiscriminadamente unas colecciones de insultos brutales, algunos típicos, otros originales... pero todos dichos con una naturalidad brutal, y la ausencia de risas enlatadas o el hecho de que tras un gran insulto sigan hablando como si nada refuerza la impresión que dejan las auténticas salvajadas que se dicen a la cara o a traición los personajes.
Es HBO, con lo que ello dice de calidad -al menos pretendida-, tenemos unos guiones cuidados y unos valores de producción realmente altos. La serie son de momento tres temporadas, una decena de episodios de 20 minutos cada una, con lo que se ve en nada y constituye una serie francamente recomendable. 

2 comentarios:

erGuiri dijo...

Ni idea de su existencia! Y eso que lleva 3 temporadas. Le echaré un vistazo. Gracias.

eter dijo...

En España no es muy conocida. En USA bastante más, Julia Louis-Dreyfus lleva tres Emis como actriz de comedia.