jueves, julio 12, 2018

20 años después, al fin llega Kirby 64

Super Mario Odyssey

Sobra decir que conozco la existencia de "Crystal shards", pero creo que nunca hubo un Kirby 64 como todos lo habíamos esperado en un principio. Aquella era la época del boom los juegos en 3D, de añadirle una nueva dimensión a cualquier franquicia aunque no siempre saliera bien, pero Kirby ha sido una extraña franquicia que siempre se ha quedado en las 2D, donde quizás sus dinámicas de juego funcionan mejor. Este Mario es lo más cerca que podemos estar a un Kirby 3D, de los juegos que imaginábamos en aquella época, con un gran mapeado 3D que recorrer con absoluta libertad y una jugabilidad que se basa en transformarnos en nuestros enemigos. 
Merced a Cappy, la gorra, el nuevo compañero de Mario en esta aventura, tenemos más o menos unas 50 transformaciones. Algunas de ellas serán muy puntuales y anecdóticas, y algunas serán muy importantes y reutilizadas (hasta el punto de que en este juego no encontramos ni cofres, ni flores ni ningún otro tipo de power-up clásico de la franquicia), pero todas estas transformaciones nos permitirán interactuar de una forma u otra con los escenarios, mapas gigantescos plagados de mil y un detalles y curiosidades que esconden sorpresas prácticamente debajo de cada textura.
El juego se basa en la exploración. Deja atrás la jugabilidad directa de los Galaxy (ver reseña), que quizás había degenerado demasiado ya en la última entrega de la franquicia (ver reseña) y vuelve a la base jugable más libre de Super Mario 64 o Super Mario Sunshine. Tenemos algo más de una decena de mundos -temáticos, como suele ser habitual en la franquicia-, para explorar. Hay decenas de "energilunas" en cada uno de ellos, y nuestro objetivo será encontrarlas todas. Algunas energilunas las obtendremos al derrotar a los enemigos principales o al completar las grandes misiones que ocasionan cambios en estos escenarios, por ejemplo, el desierto se encuentra congelado en un principio y hemos de derrotar a un enemigo para devolverle a su estado natural. Sin embargo, dejando a un lado las lunas basadas en la historia principal del juego (el enésimo secuestro de Peach por parte de Bowser, obviamente), habrá muchas lunas que consigamos casi al azar, viendo cosas extrañas del escenario e intentado probar combinaciones extrañas de nuestras habilidades sobre ellas. El juego se presenta como un gigantesco Juego en el sentido más primitivo de la palabra. Mario 64 es referenciado en ocasiones como un juego que supuso uno de los puntos de partida del género del "sandbox" -por mucho que ese ahora se asocie a juegos de mundos abiertos habitualmente delictivos- y este juego ahonda en esa idea, cada mundo es una gigantesca "caja de arena" en la que sencillamente probar lo que se nos ocurra... y normalmente esas pruebas darán como resultado una energiluna, haciéndonos descubrir una nueva dinámica del juego y haciendo también que nuestra cabeza comience a pensar en como aplicarla en otros mundos o situaciones y como llevarla al siguiente nivel. Es un juego aparentemente simple en su base jugable, pero repleto de infinidad de posibilidades, y lo más gratificante es que parece que cada idea loca que se nos pase por la cabeza ya ha sido pensada por los desarrolladores. 
Ahora bien, disto mucho de ser un entusiasta del juego. Es un grandísimo juego, con momentos brillantes y situaciones espectaculares... pero a un Mario se le pide la excelencia, y este juego tiene varios fallos que me parecen notables y que para mi gusto lo colocan por debajo del Mario 64 (quizás por la nostalgia) y de los excelsos Galaxy.
El primer fallo me parece que es demasiado poco directo. Este ya es un gusto personal mio, pero en los juegos anteriores tenías una misión principal de la que te podías desviar si querías. Aquí da la sensación de que hay demasiada libertad, hay lunas que se consiguen casi por andar (y para otras hay que sudar sangre, la dificultad del juego está algo descompensada). Me parece excesivo. Los niveles son demasiado grandes y no me parece que siempre estén bien rellenos. Y los niveles son... extraños. El juego pretende ser un homenaje a toda la franquicia, y eso lo vemos con la infinidad de disfraces con los que podemos vestir a Mario y con guiños de todo tipo... y SOLO LA FASE DE LA CANCIÓN DE PAULINE HACE QUE VALGA LA PENA EL JUEGO (estoy en la parte negativa de la reseña, pero es que ese momento es sencillamente mágico como pocos, es un estado de ánimo en sí), pero en general me parece un diseño extraño, con niveles que se salen algo de la estética tradicional de la franquicia e incluso con experimentos visuales raros como esa ciudad urbana o ese T-Rex que pupula por algún que otro escenario. Visualmente el juego presenta momentos muy buenos y es una preciosidad, pero la mezcla de diseños artísticos se me hace rara. Entiendo la idea de que cada mundo sea distinto y me parece curiosa, y el que el diseño artístico de ellos se base en culturas reales da para imágenes increíbles, pero creo que al juego le faltan mundos; al final tenemos el clásico mundo de desierto y de lava -aunque uno sea mejicano y el otro una especie de guisado gigante-, pero viendo como parece el juego en un principio da la sensación de que se agradecerían mundos más pequeños pero variados; el juego es un viaje alucinante, pero da la sensación de que se acabe demasiado pronto. No estamos hablando de un juego lanzado con prisas como Sunshine, donde era evidente que faltaban fases, pero si que parece que se echan en falta algunos escenarios más; el juego pide una visita al Rainbow Road, a alguna mansión de Luigi, a la Isla de los forestanos o a otros escenarios. El juego tiene contenido más que de sobra, pero no deja de dar la sensación de que este se ha expandido muy artificiosamente para pasar de las clásicas "120 loquesea" al millar.
Otro problema, y este si que me parece extrañamente grave para lo habitual en Nintendo, es el control. Ninty sigue con su obsesión de mandos raros, y en este juego la vibración funciona bien y también el movimiento para controlar los lanzamientos de Cappy... pero si se juega con el mando perrete algunas de estas funcionalidades se pierden o son difíciles de usar. Esto es muy grave y muy raro, ya que Nintendo suele cuidar mucho estos detalles. 
Es un grandísimo juego, muy nostálgico, muy disfrutable y muy recomendable; pero no me sumo a las alabanzas unánimes al juego. Es un buen Mario, un Mario en el que se notan unos valores de producción muy altos, pero no me parece una revolución en el género ni un título extremadamente rompedor. Aporta cambios curiosos y valientes, pero -personalmente- preferiría la jugabilidad más directa de entregas anteriores.

2 comentarios:

Ashikabi dijo...

Leo reseña.
Una más de las que leo sobre SM Odyssey.

Y solo ahora se me dá por preguntar:¿Donde está Luigi?

Por cierto hubo una entrevista a no se quien en Nintendo,pero dijo que saben que a sus fans les gusta "romper" sus juegos,buscando glitches y demás,y que por ese motivo pusieron recompensas en esos lugares en donde no se supone que deberian estar.
Grosos.

eter dijo...

Bueno, Luigi está con sus globitos... pero verdaderamente, aunque la jugabilidad no estuviera tan cuadrada, no creo que nadie pusiera pegas a poder jugar con Luigi al completar el juego tal y como pasaba en juegos antiguos (y bueno, el 3D World con Peach era sensiblemente más fácil)