Todavía hay esperanza

Hijos de los hombres

Sin lugar a dudas, una de las mejores películas que he visto en los últimos años. Quizás haya sido demasiado ensalzada, pero es sin duda una de las películas más terribles, devastadoras, sugerentes, esperanzadoras e inteligentes que ha dado el cine americando recientemente.
Hijos de los hombres parte de la premisa de un mundo futurista en el que, por alguna razón, las mujeres se han vuelto estériles. La humanidad lleva 20 años en los que no ha nacido una sola persona. Se trata de un paisaje increible. Un mundo devastado por guerras de todo tipo donde la xenofobia, el terrorismo y los totalitarismos se imponen en un mundo que se sabe irrelevante y fugaz, pues en 50 años no quedará nadie. Se trata de un dibujo del futuro increible, hay retazos de tecnología pero no se ven coches voladores, lo que se ve es a la sociedad actual llevada al extremo y al mismo tiempo al límite. Un futuro realmente aterrador. Y es en este paisaje tan terrible donde vemos a un hombre desencantado convertirse en el protector de la única mujer embarazada del planeta. Un Clive Owen bestial que encarna a la perfección al espectador, siendo un tipo que sencillamente hace lo que resulta lógico y hasta normal. Porque vemos como la mezquindad de los políticos y dirigentes trata de usar ese milagro de embarazo o negarlo de acuerdo a sus ideales, mientras los hombres normales que mueren en las guerras que ellos promueven se detienen sorprendidos ante ese milagro. La película es capaz de mostrar lo peor y lo mejor de la humanidad al mismo tiempo.
Además de un guión prodiguioso (unicamente se le puede achacar que trate de una forma muy intimista algo muy grande) y de unos actores en estado de gracia, la película es perfecta en cuanto a factura técnica. La dirección artística es sublime, un futuro desolado que en verdad son los escombros del presente, unos colores siempre grises y apagados acordes con la película, unos paisajes siempre cargados de destrucción y un simbolismo claro que se nota al ver que la pantalla sólo esta "limpia" cuando los protagonistas no tienen a nadie más alrededor. La dirección es mejor todavía, cámara en mano en los momentos de acción, sumerge como si en verdad estuvieramos viendo un documental de guerra. Y para finalizar el ritmo, todo sucede con lógica, ninguna secuencia parece alargada o recortada, y todo esta perfectamente cohesionado y relacionado; un montaje perfecto. Y además apenas dura 105 minutos, una virtud que tienen pocas películas hoy en día.
Gran película que muestra que aún hay gente con talento de sobra en Hollywood y que no todo tiene que reducirse a secuelas de franquicias conocidas con más explosiones y menos ropa en sus protagonistas femeninas.