Algo pasa con Nami!

One Piece 501 - "El mundo comienza a tambalearse"

La ruptura del orden mundial, el desequilibrio de los tres grandes poderes está a punto de suceder. Todo es algo de lo que se podría hablar mucho en función de las últimas páginas del capítulo, pero siempre he imaginado la ejecución de Ace, así como el rol que Luffy, Barbablanca, Shanks e incluso Dragon podrían ocupar en ella. Es un tema muy importante y el claro y definitivo punto de inflexión de la serie. Pero habrá mucho tiempo para hablar de ello y en el episodio de esta semana, además de ese brutal climax y esa obsesión de Oda por complicarlo todo más y más, hay algo que me ha llamado la atención: Nami.
Este episodio, si exceptuamos la parte final, es un episodio claramente de transición. Apenas pasa nada, es uno de esos respiros que Oda de vez en cuando nos concede. Ha echado el ancla; en estos episodios esta sucediendo relativamente poco y los está aprovechando para describirnos la esclavitud y la opresión que existen en el archipiélago Shabondy, son capítulos descriptivos que siempre finaliza con una bomba como lo fue Rayleigh, lo ha sido la noticia de la ejecución de Ace o lo será seguramente la llegada de Luffy a la subasta. Si bien en el último capítulo conocíamos algo más de la opresión que sufrían los hombres-pez y las raices históricas de este conflicto, en esta ocasión Oda se recrea en algo tan cruel como el mercado de esclavos. Vemos el circo que conforma, las tarifas, las pujas, los compradores y los vendedores. Oda sigue siendo un gran narrador y, a pesar de que no puedo evitar pensar que esta alargando algo la historia en esta carrera hacia el Grove 1, es innegable que mantiene y aumenta la tensión pasando de un miembro de la banda a otro y aportando en cada pequeña escena de estos información sobre la particular "isla legal" en la que se encuentran. No obstante, ha echado el freno, esta esperando a Luffy y eso no es bueno. Hay dos momentos en este episodio que podrían considerarse forzados.
Ambos coinciden en la llegada a la casa de subastas de la banda. Lo primero que me ha descolocado es la actitud relativamente tranquila de Sanji, estan a punto de subastar a Camie y eso le podría haber convertido en un demonio al que nada debería detener. Algo así paso cuando Nami fue secuestrada por Absalom y Robin por el CP9, entendemos que el lazo del cocinero con sus dos compañeras sea más profundo, pero Camie no deja de ser una dama (y para más índole una sirena) y resulta algo raro ver que Sanji se para a discutir con el portero en lugar de pasar por encima de él. Todo esto, no obstante, podría explicarse mediante la sencilla razón de que Sanji no es ni mucho menos tonto y ha dado muestras de un ingenio más que notable a lo largo de la serie. El cocinero puede saber sencillamente que no pueden entrar a lo loco y que deberan contenerse mientras sea posible (la situación no tan desesperada como seguramente lo sea dentro de 10 capítulos).
El otro punto que me ha llamado la atención es el que da título a esta entrada: Nami. Nami es la que impide a sus compañeros entrar en la subasta por la fuerza y les insta a seguir las normas de la isla. Nami accede a pagar dos millones de beris y deja entreveer que es posible que ellos mismos compren a Camie. El dinero no es problema, tienen de sobra con lo que consiguieron en Thriller Bark, botín que incluso compartieron con los piratas de Lola. Esto choca de frente con la personalidad de Nami, sería inconcevible hace años. Sólo hay una explicación, Nami esta cambiando. Todos los personajes de la banda han cambiado con el tiempo, todos al principio eran individualistas y todos ahora se conforman como una gigantesca familia. Pero el caso de Nami es quizás el más extremo. Nami no tiene un honor o una caballerosidad por encima de todo como Zoro o Sanji, tampoco tiene la extraña valentía de Usopp o la ingenuidad de Chooper. Nami tenía una característica por encima de todas y esa era su avaricia, y ahora la ha superado. Al contrario que en los otros casos, ella, como Robin, tenía un defecto y no una virtud en su vida como pirata. Esa avaricia, como el miedo de Robin, contrastaba con los ideales de la banda de Luffy. Robin lo supero en Ennies Lobby, Nami lo ha hecho a lo largo de toda la serie. El momento clave fue, sin duda, la batalla contra Arlong, pero incluso después de entonces dejaba entreveer su antiguo genio. Ahora ya no tanto. Nami ha aprendido a confiar; fue eso lo que Arlong le robo y lo que Luffy y compañía le han devuelto poco a poco. Nami confía en sus compañeros y es capaz incluso de perdonar a Hatchan y apreciar a Camie en unos pocos capítulos. La Nami del pasado jamás regalaría su confianza, era su tesoro más valioso y Luffy sólo lo consiguió al entregarle a cambio el suyo (la memorable escena del sombrero). La Nami de entonces perseguía el dinero para liberar a su pequeño pueblo y recuperar la felicidad de su niñez. La Nami de ahora ya no necesita el dinero y no duda en entregarlo por sus compañeros y amigos. Ha sido gradual y creo que no me he dado verdadera cuenta hasta este capítulo, pero Nami se ha librado finalmente del fantasma de Arlong y vuelve a ser capaz de sonreir y confiar.